sábado, 15 de abril de 2017

La frágil situación de la existencia

El tiempo presente es crucial, es definitorio, las campanas suenan en el mundo, se entonan los himnos, se fomentan los muros y las diferencias, se escriben discursos sin palabras, los actos de hoy serán las semillas del mañana, ¿qué futuro queremos para la humanidad?

Cristóbal León Campos / Especial para con Nuestra América
Desde Yucatán, México

Las horas son cruciales, cada instante, cada momento, el tiempo como un todo, cada cosa que podemos hacer, el conjunto de fracciones de la vida y de las acciones que en ella realizamos, todo importa, la unión de los aspectos y los hechos es crucial al momento de preguntarnos ¿quiénes somos y adónde vamos? La frágil situación de la existencia, la efímera manía de mirarnos en el infinito, las horas son cruciales, la risa y la caricia, frente al mar la brisa nos baña y nos recuerda que cada acto es la suma de nuestras pasiones, ante el instante de noche una vela nos ilumina, caen para levantarse quienes el camino andan entregados al corazón, todo es crucial cuando hacemos el amor hablando con el alma desnuda y los brazos cubiertos de confianza, hoy que la humanidad se niega, ahora que las horas son cruciales, ahora más que ayer el amor es la llama de la esperanza.

Los ojos lloran la realidad, se desangra la rosa regando sus pétalos, los ojos miran la desgracia, vemos lo que negamos aunque bien lo sepamos, esas lágrimas por más dolorosas que sean son al fin la confirmación de la esperanza, el dolor de otros es nuestro, la digna inconformidad por lo atroz de las manías y la soberbia, el estruendo que nos parte y nos agota, agita la bandera de la sinrazón, los ojos miran llorando la impotencia, esas lágrimas de humanidad fructifican en la tierra de la redención, es nuestro el dolor de aquellos que hoy son lacerados por la frágil situación de la existencia humana, lo crucial del tiempo que vivimos se refleja en cada gota de ira y de rabia, las emociones que nos mueven hoy, son las mismas que mañana nos harán volver a sonreír, la humanidad se llama a sí misma, se grita, se evoca, los ojos han de ver el camino lleno de rosas sin importar las espinas, y aquellas lágrimas que hoy nos lastiman, servirán de abono para la conciencia venidera, los ojos lloran esta realidad porque nuestras almas siguen siendo humanas.

Las lágrimas corren cubriendo los rostros, nublan las miradas, es inadmisible no sentir el dolor que infunde aquello que hoy no alcanzamos a entender ¿es necesaria la tragedia para despertar el lado humano adormecido? El corazón se estruje, se estremece, se achica ¿qué palabra es la correcta para describir lo que sentimos? ¿cómo hablar de libertad en un mundo tan lleno de cadenas? El silencio que se impone cuando un nudo de agonía impide la expresión y prohíbe la palabra, ese silencio es el más cruel sonido que hemos producido los humanos, las lágrimas recorren las mejillas, el color del cielo pareciera anunciarnos algo más de lo que hemos alcanzado a mirar ¿si somos humanos porque nos dividimos? Se esparcen los fragmentos, se dividen las conciencias, se callan los himnos de la vida y de alegría, en cada lágrima hay mucho más dolor del que se escucha, en cada instante todo es crucial.

El río corre y cambia para mantenerse, la humanidad se afronta a su propia contradicción como un acto definitorio de sí misma, se reafirma o se niega, se fortalece o se diluye, con el paso del tiempo las acciones se vuelven más urgentes, más puntales y cruciales, los actos cometidos por encima de la naturaleza armoniosa, son las huellas que van quedando en el tiempo para marcar las enseñanzas ¿pero cuantas veces debemos repetir el dolor hasta comprender de manera definitoria? ¿acaso es necesario seguir padeciendo hasta que un día al fin comprendamos que lo importante es la vida y no las posesiones materiales? Todo acaba, todo inicia, en la desembocadura del torrente reposan las semillas que sostienen sus corrientes, en cada vida que inicia subyace la semilla humana, como la flor, como la esperanza, por más cenizas que se esparzan siempre habrá un corazón que lata y que genere el moviendo en el río.

Se diluye todo lo que nos dio sentido, permanece aquello que nos da razón, en ésta contradicción que nos habita los sentidos parecen dislocarse, fragmentos de todo, fragmentos de nada, ¿por qué están frágil la situación de la existencia? El tiempo presente es crucial, es definitorio, las campanas suenan en el mundo, se entonan los himnos, se fomentan los muros y las diferencias, se escriben discursos sin palabras, los actos de hoy serán las semillas del mañana, ¿qué futuro queremos para la humanidad? No hay pregunta simple en éste mundo complejo, los ojos lloran la realidad y los sentidos se dislocan en los cuerpos, el tiempo de dolor que ahora vivimos tendrá que dar paso al porvenir humano, la frágil situación de la existencia que afrontamos no puede ser más que el preludio de la conciencia colectiva, de la armonía de las voluntades dirigidas por el deseo de la esperanza, las lágrimas secaran para hacer florecer los versos acallados en la noche, roto el silencio hablará la humanidad.

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