sábado, 26 de marzo de 2016

La ética de Vero y las elecciones presidenciales en el Perú

Al calor de esta celebración de Semana Santa, un aspecto central profundamente humano abraza el tema de la ética que invoca intencionalidades, comportamientos, decisiones, gestos, palabras y sentimientos que también se convierten en expresión visible de nuestra manera de ser en la vida.

Colectivo: “Cristianos/as con Vero” / Para Con Nuestra América
Desde Lima, Perú

Verónica Mendoza, candidata a la presidencia de Perú.

Dentro de este proceso electoral, el pueblo peruano es testigo fiel del escenario social actual, donde se identifica claramente el papel de seguidores, dirigencias y liderazgo político de las principales tendencias partidarias que -a decir verdad- le restan seriedad y fuerza al posicionamiento de un perfil idóneo necesario en la construcción de una ética política de otro nivel que coloque, por representatividad de una conciencia popular, a quienes se merecen un lugar privilegiado en la palestra del ejercicio del poder en el Perú.

¿Sabes qué significa la “guerra sucia”? ¿Conoces esos rostros carentes de autoridad moral? ¿Reconoces su cinismo, sus mentiras, sus intereses creados, su oportunismo político, su carencia de propuestas y sus recurrentes artimañas? ¿Sabes cuáles son sus nombres y apellidos? Por supuesto que sí, pues todo el pueblo peruano lo sabe muy bien. No hace falta nombrarlos; todos y todas reconocemos esos rostros perfectamente. A nadie podrán engañar más ni comprar el voto con dinero, regalos, premios, competencias, cheques, alimentos, cervezas y hojas de coca, ni con cualquier otra clase de dádivas y prebendas. ¡Basta ya!

Hoy la dignidad se encarna en VERÓNIKA MENDOZA del Frente Amplio (FA), una mujer de pueblo que, nacida en el obligo de esta nación pluricultural, sabe lo que significa ser estudiante, trabajadora, madre, profesional, lideresa y representante de un movimiento social de base y de un proceso político serio en marcha. Vero apuesta a la decencia con toda su pasión y en toda su intensidad, tanto en la esfera individual y colectiva como en el ámbito privado y público. No cabe la menor duda. Precisamente, su compromiso ético se aferra a la transparencia, la integridad, el respeto mutuo y el diálogo permanente en su relación interpersonal, social y política, con la convicción de luchar siempre por la satisfacción y el bienestar de toda la población, sin distinción alguna, privilegiando especialmente a los más empobrecidos de nuestra patria.

Seguramente por su manera de ser y su ética política, los pueblos la reciben con gratitud y emociones encontradas, dichosamente con ramos de flores en las distintas regiones del país; nunca con insultos ni con huevos ni marchas multitudinarias de rechazo y repudio absoluto, excepto con curiosidad, alegría, adhesión y declaraciones públicas de apoyo político por parte de diversos sectores, como cristianos/as, trabajadores/as, cineastas y educadores/as, así como movimientos sociales y populares, organizaciones sindicales y políticas.

A propósito de la ética de los pueblos indígenas originarios de nuestra historia, expresados en el Ama Llulla (No seas mentiroso), Ama Sua (No seas ladrón) y Ama Quella (No seas perezoso), con certeza existe un reconocimiento a viva voz, mejor dicho a vox populi, que Vero no ha mentido, no ha robado ni ha sido perezosa en sus responsabilidades públicas, concretamente parlamentarias y políticas, razón por la que deslinda claramente de otras candidatura que sí tienen antecedentes y denuncias por corrupción, falsedad ideológica, autoritarismo, lobbismo, narcoindultos, apropiación ilícita, violación de los derechos humanos, enriquecimiento y peculado, entre otros.

¡VERÓNIKA MENDOZA NO COMPRA VOTOS NI VENDE PUESTOS, NO REGALA DÁDIVAS NI OFRECE PREBENDAS, SÓLO COMPARTE CONTIGO SU TERNURA, SU CORAJE Y SU DIGNIDAD, JUNTOS POR AMOR A LA PATRIA!

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