sábado, 3 de agosto de 2013

Honduras: “Más allá de los números”

El sistema patriarcal, autoritario, vertical e imperial, y los intelectuales domesticados por el poder de lógica del  capital,  repiten en forma mecánica y paralizante de la libertad: ¡No hay que ideologizar los problemas! ¡No hay que politizar la discusión. Hay que separar la ciencia de la ideología y de la ética! ¡Hay que mirar hacia delante y olvidarnos de la historia!

Juan Almendares* / Especial para Con Nuestra América
Desde Tegucigalpa, Honduras

Se agradece la invitación de la Fundación Ebert a este coloquio “Mas allá de los números” que concierne a la situación de la alta tasa de homicidios en Honduras por cada 100 mil habitantes. Antes que todo se reconoce el valioso trabajo que ha realizado  la Lic. Migdonia Ayestas y Equipo del Programa  IUDPAZ de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras que han aportado datos para generar conocimientos y reflexiones  al estudio seguimiento de la violencia en Honduras.

Nuestras reflexiones tratan de plantear la relevancia del análisis cualitativo sobre los aspectos cuantitativos, o sea las consideraciones filosóficas, científicas desde la perspectiva social, ideológica, política y ética. En otras palabras las cifras  pueden variar ya sea en elevación o descenso, sin embargo, si la estructura de la violencia con sus  actores continua operando, la esencia del problema queda oculta e impune.
 

El Estado hondureño durante el proceso histórico  neocolonial en forma peyorativa lo han llamado:  Enclave Minero, “República Bananera”,  “Estado de Contrainsurgencia”, “Estado de la Seguridad Nacional”, “ Portaviones Político, Ideológico y Militar del Pentágono”, “Patria Alquilada” “Narco-Estado”, “Estado Terrorista”, “Estado Privatizado”, “Estado Alterno  (Golpes militares)”    “Estado Fallido”, “Estado Militar Policial”  Y ahora por algunos “Estado Débil”.

Este último nombre sugiere en forma irónica que somos como un enfermo desnutrido que nos vamos a recuperar si nos  dan alimentos y vitaminas.

Son nombres  que  enmascaran los crímenes de lesa humanidad: masacres, asesinatos  torturas, guerras;  corrupción;  negación de la vida, dignidad, cultura y la criminalización de la pobreza  por el poder de la clase dominante y dirigente articuladas a la hegemonía transnacional del sistema capitalista.

Si se parte del sentido común conquistado por el discurso ideológico de la vieja Doctrina de Seguridad Nacional, la nueva Doctrina  de Seguridad  Preventiva del Pentágono o la   Guerra Mediática contra:  maras,  “ delincuentes”, “narcotraficantes” y subversivos basadas en la “Tolerancia Cero” la “Criminalización de la Pobreza; o en la invención del enemigo que según estas doctrinas se encuentra en las fuerzas opositoras o resistentes se concluye con celeridad que se justifica el desarrollo del  “Estado Punitivo” o el  Estado de Excepción.

En esencia es la creación y aplicación de leyes y medidas cada vez mas represivas cuyo resultado son  la militarización de la sociedad, las violaciones a los derechos humanos, la pérdida de la soberanía para constituir lo que  Zygmut Bauman    llama  “La sociedad sitiada” Mientras se promueve y se encubre la  violencia contra nosotros; se silencian los gritos de los excluidos y se ocultan o se disfrazan de democracia  los crímenes de lesa humanidad.

¿Son las familias campesinas hondureñas las más violentas del planeta? O por el contrario, ¿es el sistema neocolonial articulado al poder local que ejerce la violencia más cruel y degradante  contra la población  oprimida  en Honduras?

Para responder a estas interrogantes se partirá del análisis de las políticas  en el marco del contexto nacional e internacional. Sin olvidar que la situación actual es producto histórico del conflicto de clases, la recolonización y la desigualdad  social que ha generado la “hegemonía acorazada de  la coerción” de los     diferentes gobiernos que representan al “Estado Subalterno” a los  intereses del Estados Supranacional. 

Sin embargo, las tasas de homicidio son cifras de dolor y sufrimiento  que han servido para justificar la imposición de políticas y  estrategias militaristas del Pentágono; así como  los gastos bélicos,  en uno de los países  más pobres de América Latina.

Sin perder de vista la interrelación entre la estructura, el contexto y  la coyuntura en el marco de la  totalidad histórica debemos preguntarnos: ¿Cuál es el origen de la violencia? ¿Quiénes  producen la violencia? ¿Es una violencia personal, sexista, de género,   estructural, cultural o simbólica? ¿Existe una situación de guerra contra nosotros? ¿Cuál es la relación del Estado y el proceso estructural de violencia? ¿Quiénes son las víctimas? y finalmente si existe un ¿Estado de Excepción en Honduras?

Este enfoque desde luego contrasta con el enfoque reduccionista, estigmatizante  y excluyente que considera  que la única solución del conflicto es la  utilización instrumental de las fuerzas represivas.

Seguridad Embozada

La conceptualización de la Seguridad es fundamental puesto que los conceptos son herramientas estratégicas que orientan hacia la acción y por lo tanto conceptualizar  como dice  Celia Moros “es politizar.

A nuestro juicio se desarrolla una politica de hacer invisible , lo visible. La Seguridad embozada es la seguridad enmascarada,   encubierta, la idea falsa de democracia que engendra la libertad del mercado; tiene su máxima expresión en la guerra. Crea la invención falaz del enemigo interno y la idea perversa  de  la “guerra  entre nosotros”; cuando en realidad es la reproducción y mantenimiento de la acumulación y expansión  del capital transnacional; verdaderas raíces de la violencia, que se manifiestan por  el racismo, la agresión al  género, la desigualdad social, la extrema pobreza y degradación ambiental.

Los  instrumentos para realizar la seguridad embozada    son cuatro componentes: ideológicos(educación alienante, guerra mediática, fundamentalismo religioso  y académico  sin ciencia ni conciencia; las fuerzas represivas: militares, policiales,  y civiles de contrainsurgencia;  jurídicos que funcionan  mediante la justificación del poder: Estado Punitivo: Estado Policial Militar, Estado Excepción, Golpe de Estado, Estado Subalterno, Narco Estado, Estado-Ciudad Chárter; económicos (ocupación de la tierra y territorios con desalojos violentos de los pueblos originarios, indígenas , garífunas y misquitos, las industrias extractivistas mineras, represas, agrocombustibles, transgénicos y mega proyectos turísticos y las “Ciudades Chárter” popularmente conocidas como Ciudades Modelo, Áreas Especiales de Desarrollo y Ciudades Seguras que constituyen la manifestación extrema de la seguridad embozada o sea del control absoluto de los   territorios  de América Latina; particularmente Honduras, bajo el pretexto de una guerra contra las drogas.

La contrapartida de la Seguridad Embozada es la Seguridad Democrática, Hemisférica y Multidimensional.   En el movimiento dialéctico la una se transforma en las otras con el rostro enmascarado de la democracia y las ideas teocráticas. Seguridad Embozada es: la  guerra contra nosotros por los medios políticos.

Políticas de Seguridad

Las políticas de seguridad por lo tanto tienen historia(Destino Manifiesto, Doctrina de Monroe, Doctrina del Espacio Vital, Doctrina de la Seguridad Nacional, Documento de Santa Fe, Tolerancia Cero, Plan Colombia, Plan Puebla Panamá,(Plan Mesoamérica), Plan Mérida, Reactivación de la Cuarta Flota del Comando Sur en el Caribe, Plan Mérida(participación de la DEA en operaciones conjuntas con ejército y policía hondureño donde han muerto asesinadas mujeres embarazadas misquitas) Operaciones Rápido y Furioso y ATF(armas para las pandillas juveniles)   Plan de Repatriación de los Inmigrantes, La Guerra contra la Delincuencia, la Guerra contra las Maras, la privatización de la salud, vivienda, educación y la Seguridad Privada Represiva  y el nuevo negocio del Sicariato.

La filosofía es aniquilar el “derecho a ser” a la pérdida de la esperanza y al derecho a soñar tanto de los individuos como de las comunidades. La Seguridad Embozada está constituida por intelectuales orgánicos, tecnología, métodos científicos, operadores militares, policiales, civiles   estrategias mediáticas y toda la industria de la seguridad: cámaras, sistemas electrónicos y humanos   de escuchar  vigilar y controlar; verdadero panóptico moderno  que nos observa sin darnos cuenta quien nos vigila y cumple la misión de la “inteligencia” y el “orejismo”.

 Así a través de la historia han existido diversos enfoques sobre la seguridad, sin embargo ninguno de ellos excluye a los cuerpos militares ni policiales: Doctrina de la Seguridad Nacional, Doctrina de la Seguridad Hemisférica, Seguridad Multidimensional, Seguridad Humana, Seguridad Democrática y Seguridad Ciudadana.

Los datos  enmascaran la realidad

Una forma ilustrativa de presentar la violencia ha sido la tasa de homicidios por cien mil habitantes. Es un indicador que señala la forma  de matar en forma deliberada e ilegal a una persona por otra.

Es por lo tanto un indicador de los  muertos y no como sufren de violencia  los vivos que al final tiene la consecuencia de la muerte espiritual, mental  y física.

No obstante de ser aparentemente objetiva la tasa de homicidios  se convierte en un saco donde hay que tirar a los datos que proporcionan los cuerpos represivos o los propios medios al servicio de la guerra mediática  sobre los muertos por causas personales e individuales.  El sistema ignora   las causas estructurales de la violencia producida por la hegemonía  capitalista.

Se enmascara por lo tanto la impunidad y la responsabilidad en que incurren los cuerpos represivos del estado, la seguridad privada y los grupos económicos poderosos.

Se fortalece por lo tanto la ideología dominante de que somos los pueblos incivilizados bajo la cultura  de la violencia y por lo tanto hay que civilizar a los bárbaros mediante las bases militares, las operaciones de la DEA y la guerra espiritual del fundamentalismo religioso, académico y mediático.

La política de privatización neoliberal se ha extendido a la seguridad y la ha convertido en la industria más lucrativa tanto multinacional como local que va desde el entrenamiento privado en el uso de las armas sobre todo en jóvenes de las familias pudientes.

La compra de toda clase de equipos electrónicos para vigilar y controlar al vecino y al sujeto de la calle. Es un mundo donde todos estamos vigilados excepto el poder que controla la situación.

No existe la intimidad en las comunicaciones porque hasta las leyes permiten las escuchas telefónicas y las interferencias cibernéticas.

En el caso de Honduras se vive en un Estado Policial Militar Subalterno, la Seguridad Privada tiene 80 mil hombres y mujeres armadas; cifra que excede a la suma de efectivos militares y policías.
El sicariato es un sistema  que negocia con la muerte y se convierte es mecanismo de seguridad para quien paga el crimen.

En nombre de la seguridad se han violado los derechos humanos, desalojado de sus tierras y territorios a los pueblos originarios, campesinos, pobladoras  y afro hondureñas. Se  han cometido los peores crímenes a la democracia como los golpes de Estado y la instalaciones de bases y operaciones  militares.

¿Que hacer?

Frente a esta situación de políticas seguridad se nos plantea el desafío como desarrollar una conciencia crítica y reflexiva sobre problema de la violencia y las políticas de seguridad.

Asimilar y reflexionar críticamente a través de la vida, las lecciones de la historia es esencial para construir nuestro futuro Los partidos, movimientos sociales, instituciones educativas o académicas se desnaturalizan cuando se alejan de la realidad social y carecen de un posicionamiento crítico, participativo frente a la destrucción progresiva de la Madre Tierra, las violaciones a los derechos humanos; y cuando están ausentes en la defensa de la soberanía, autodeterminación de los pueblos.

Sin construir  teoría, verdad e historia y sin desarrollar una práctica social y política  sobre las violaciones de los derechos humanos, tortura y tratos crueles inhumanos y degradantes y trabajar en forma articulada  con movimiento social y las instituciones libertarias  no será posible  crear una seguridad integral, verdaderamente humana y democrática donde lo fundamental es el respeto a la vida, a la dignidad y a los derechos de la Madre Tierra.

No olvidar que la forma y la esencia de la pedagogía de la transformación se fundamenta en el amor, la solidaridad y la liberación de los y las oprimidas por la unidad y respeto a la dignidad histórica de los pueblos de América Latina.

*El contenido de este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no de la institución que desarrolló el evento.

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