sábado, 22 de mayo de 2010

Vivir a costa nuestra

Lo que pasa en Guatemala con la mina Marlin no es más que la repetición de lo que sucede en muchas partes con este tipo de explotación minera. Desde la contaminación ambiental y los daños a la salud humana, hasta las acciones de persecución y hostigamiento contra los dirigentes y voceros de las comunidades afectadas que se oponen a la mina.
Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica
rafaelcuevasmolina@hotmail.com
(Fotografía: vista aérea de la mina Marlin, Guatemala. Tomada de: http://www.sipaz.org/)
El 15 de mayo pasado, los diarios de Guatemala anunciaron problemas en la llamada mina Marlin, una mina a cielo abierto ubicada en el Noroccidente del país, en el corazón del llamado altiplano indígena guatemalteco de donde se extrae oro y plata.
La organización Médicos para los Derechos Humanos de la Universidad de Michigan, Estados Unidos, determinó tras análisis de sangre y orina, que los habitantes de las comunidades aledañas, 18 en total, pero especialmente San Miguel Ixtahuacán y Sipacapa, tienen una inusual y letal concentración de metales pesados en su cuerpo, producto de la actividad de la mina.
Dice el diario Prensa Libre que, aunque los niveles de concentración de metales aún no amenazan la vida de los examinados, los científicos señalaron que la exposición a metales causada por la mina, probablemente aumentará con el tiempo y puede perdurar durante décadas. Los expertos encontraron presencia elevada de mercurio, cobre, arsénico y zinc en la orina, así como plomo en la sangre”, y agrega que el estudio “también reveló que hay diferencias importantes en la calidad del agua, según muestras tomadas en riachuelos y ríos cercanos a la mina, comparadas con las de afluentes antes de llegar a esa industria.
Lo que pasa en Guatemala no es más que la repetición de lo que sucede en muchas partes con este tipo de explotación minera. Son de sobra conocidos ya los perjuicios que trae; Rafael Maldonado, coordinador del Centro de Acción Legal Ambiental y Social de Guatemala, expresó que en algunos países los pobladores han sufrido cáncer 15 ó 20 años después de iniciada la actividad minera, eso debido al drenaje ácido que se origina por la roca triturada en el proceso de extracción de oro.
Aparte de la contaminación del medio ambiente y los problemas de salud derivados para la población, la mina Marlin reproduce otras situaciones que son comunes a este tipo de explotaciones transnacionales. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos pone en evidencia uno de ellos: las acciones de persecución y hostigamiento por parte de las autoridades, a instancias de la empresa, hacia líderes y pobladores y las órdenes de captura que se han emitido contra los dirigentes y voceros de las comunidades afectadas que se oponen a la mina. Es decir, el Estado del país que sirve de asiento a la trasnancional sirviéndole de testaferro y guardaespaldas y actuando en contra de sus propios ciudadanos.
Los ejecutivos de Goldcorp Inc, que opera la mina Marlin, se consideran, sin embargo, impulsores de la responsabilidad social empresarial. Vean, si no, el hecho que pagan a 20 maestros, lo cual constituye, en sus palabras, “un acercamiento de oportunidades educativas” para los indígenas, cuyos congéneres en Canadá –dicen- estan encantados con que ellos operen minas similares en Ontario.
Originalmente, algunos pobladores de las comunidades cercanas a la mina estuvieron contentos con su llegada pues parecían ofrecer oportunidades de trabajo. El diario El Periódico narra la historia de Álvaro quien, contando solamente con educación secundaria, entró a realizar labores “propias de un ingeniero” controlando los niveles de cianuro en el agua. Las cosas cambiaron cuando los animales empezaron a morir después de tomar agua del río, y las casas a dañarse por las explosiones de dinamita y el paso de camiones mastodónticos.
La guinda del pastel la pone la siguiente noticia: en las acciones de Goldcorp Inc invierten los fondos de pensiones de Noruega. Es decir: una vejez confortable en un país desarrollado a costas de nuestro envenenamiento.
Lo que nos faltaba.

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