sábado, 9 de abril de 2016

Mauricio Macri en acción

En Argentina ya estamos viendo los efectos  de un cambio de rumbo en  sintonía neoliberal: los despidos son de 107.000 personas según la consultora Fiel y datos del  Diario La Nación. 30.000 del sector público y el resto privado en especial en la construcción por la suspensión de toda la obra pública.

Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

¿Vivimos un fin del ciclo de los  gobiernos progresistas en América Latina? Acaso sea temprano para decir algo definitivo sobre este tema. Pero lo que si puede decirse es que al igual que lo que sucedió con los populismos de viejo cuño (los observados en los años 30,40 y 50 del siglo XX), el momento de agotamiento  llegó cuando el boom de las exportaciones de las que gozaron en el contexto de la d guerra mundial y de la posguerra empezó a terminar. Y hoy, como consecuencia del decrecimiento de la economía china y de otros factores de la economía mundial como la baja de los precios de los hidrocarburos, los gobiernos progresistas comienzan a dar muestras de agotamiento. Lo que hoy   estamos viviendo es probablemente la restauración neoliberal después de unos 15 años en los que en América Latina se vio una ascendente voluntad posneoliberal.

Y ha sido la derrota del kirchnerismo en las elecciones de noviembre y octubre de 2015 la primera campanada electoral  para derrotas de las fuerzas llamadas progresistas en América latina. La segunda  fue más contundente,  fueron las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre  del 2015 momento en el cual el chavismo imbatible sufrió una derrota significativa al ganar la oposición de derecha  con el 56% de los votos. La tercera es el triunfo del NO en el referéndum de Bolivia del 21 de febrero con un 51% de los votos. Argentina  es pues, el primer síntoma de lo que podría ser una restauración neoliberal de gran envergadura si tomamos en cuenta lo que está sucediendo en Brasil. No es lo mismo  que algo suceda en un país centroamericano a que suceda en un gigante como lo es Brasil.

En Argentina ya estamos viendo los efectos  de un cambio de rumbo en  sintonía neoliberal: los despidos son de 107.000 personas según la consultora Fiel y datos del  Diario La Nación. 30.000 del sector público y el resto privado en especial en la construcción por la suspensión de toda la obra pública. Hay indicios fuertes de aumentos de luz que en algunos casos llegan hasta un 500%  lo que lleva a pequeñas industrias y comercios a cerrar y por supuesto habrá que imaginar el costo en la economía  familiar.  También se vislumbran aumentos similares en el gas, el agua y el transporte público. También se están restringiendo  los programas de salud, la entrega de netbooks y la producción de software para escuelas secundarias públicas, los programas culturales. Termina la moratoria jubilatoria y están por mandar una ley al congreso para elevar la edad jubilatoria. La moratoria jubilatoria permitió hacer casi universal la jubilación porque por los años de neoliberalismo entre la desocupación y el trabajo en negro millones de trabajadores no podían acceder a la jubilación. Se  está por aprobar la ley que permite el pago a los fondos  buitres en los términos que fijó el juez Griesa de Nueva York.

He aquí pues un primer indicio de lo que sería en Latinoamérica la restauración neoliberal.

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