sábado, 24 de octubre de 2015

Argentina: El último domingo de octubre

Es de  esperar que, en este último domingo de octubre, ese poder invisible que intenta gobernar mentes, moldear gustos y preferencias y provocar esa miserable  indiferencia o desprecio; que levanta  infundios, profiere agravios,   suelta venenosos titulares y macabros  comentarios y editoriales de   una  privatizada  propaganda  con el fin de  sembrar  descontentos y desesperanzas, no logre su cometido.

José Luis Callaci / Especial para Con Nuestra América

"En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario." George Orwell

Veremos en esta  fecha, qué tanto  pesa en la vida democrática del país el sentido común y la responsabilidad ciudadana. Un sentido común que  a través de una simple pregunta definió una  reelección presidencial: ¿estamos mejor ahora que antes? Si la respuesta es Sí,  entonces  resulta obvio a quien se va a votar. La responsabilidad ciudadana se determina en la medida que la reflexión pausada,  seria, mesurada y la sensatez dominen esa decisión.   

El próximo domingo 25 de octubre tendremos los argentinos que decidir quiénes serán nuestros futuros gobernantes. Escoger entre  la continuidad de un camino o rumbo propio, con imperfecciones corregibles, o un mal llamado “cambio” que no es ni más ni menos que el retorno a políticas que solo problemas le crearon al país.

 No se trata de  meter en el mismo saco a los que quieren regresar a un pasado violento y de  desmanes financieros con  los que creen en falsas promesas,  los desmemoriados o desagradecidos que  muerden  manos   extendidas. Pero sí el cuestionar  actitudes que consideramos importante cambiar.  No existe en la faz de la tierra gobierno que no sea cuestionable ni proyecto político que no sea perfectible. Pero en una democracia ser oposición  excluye  todo propósito espurio de desestabilizar a un gobierno democráticamente escogido.

Se pueden cuestionar las formas de  transformar  la estructura  económica y la liberación de las dependencias financieras externas, como  también  la realización de los amplios y ponderados  programas sociales emprendidos por este gobierno, pero no tratar de ocultar sus grandes beneficios para el desarrollo del país, el bienestar general  y la propia  estabilidad política. Se puede  cuestionar  la obra pública de infraestructura, en rutas y caminos, el renovado sistema ferroviario, la recuperación de la línea aérea de bandera nacional y del estratégico YPF, el vertiginoso desarrollo científico y tecnológico que hoy circunda el planeta, o lo logrado en memoria, verdad y justicia, pero no tratar de  camuflar sus bondades para el país y sus habitantes. Es deber pero también obligación hablar con la verdad.

Es de  esperar que, en este último domingo de octubre, ese poder invisible que intenta gobernar mentes, moldear gustos y preferencias y provocar esa miserable  indiferencia o desprecio; que levanta  infundios, profiere agravios,   suelta venenosos titulares y macabros  comentarios y editoriales de   una  privatizada  propaganda  con el fin de  sembrar  descontentos y desesperanzas, no logre su cometido.

En cuanto a los “expertos economistas”, agoreros  que desde los inicios del  cambio de rumbo del país en el 2003,  vienen haciendo fatales y hasta apocalípticas “predicciones” solo nos resta decir que, de todas, no han “pegado” ni siquiera una. En ese ámbito de opinión nos bastan  las afirmaciones contundentes y sostenidas  de  connotadas figuras, nacionales y extranjeras  como las de Aldo Ferrer, Paul Krugman o Joseph Stiglitz. Los ajustes son siempre necesarios pero el país va por buen camino.

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