sábado, 15 de marzo de 2014

Costa Rica, fracaso neoliberal

El neoliberalismo se encuentra desfundado en Costa Rica,  pero la gran pregunta es si el posneoliberalismo podrá abrirse paso.  He aquí pues el gran reto que tiene el PAC en Costa Rica.

Carlos Figueroa Ibarra /Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

Durante décadas Costa Rica se distinguió del resto de Centroamérica en que fue expresión del Estado de Bienestar y la economía keynesiana. Independientemente de sus diferencias la socialdemocracia y la derecha socialcristiana, coincidieron en preservar el legado de la revolución de 1948 encabezada por José Figueres. Desde antes, durante el gobierno de Rafael Calderón Guardia con el apoyo de la Iglesia Católica y el Partido Comunista se promulgaron  las garantías sociales en la Constitución y el Código de Trabajo.  Por ello, los índices sociales  son diferentes al resto de la región. Con su democracia y Estado de Bienestar, Costa Rica fue  a menudo llamada “la Suiza de Centroamérica”. Esta situación empezó a sufrir cambios sustanciales a partir de 1982 y particularmente durante el primer gobierno de Oscar Arias (1986-1990). La hegemónica socialdemocracia en el partido Liberación Nacional, siguiendo la tendencia universal socialdemócrata de reorientarse  hacia el neoliberalismo (Tony Blair y “la tercera vía”), empezó a desmantelar su propia obra. El partido comenzó a dividirse y el pueblo costarricense a apartarse de los partidos tradicionales.

Esto fue evidente  desde las luchas en 2000 por defender la Caja del Seguro Social y particularmente en la lucha contra  el TLC durante 2006 que culminó en un disputado referéndum en 2007. Surgió el Partido Acción Ciudadana (PAC) que con Otón Solís estuvo a punto de ganar la presidencia a Oscar Arias en 2006. El bipartidismo tradicional de Costa Rica se rompió y se hizo evidente que Liberación Nacional, como el PRI en México, estaba en crisis por abandonar su proyecto histórico.

He aquí los antecedentes sucintos de lo que ha sucedido con el retiro del  candidato liberacionista Johnny Araya para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2014. La declinación incluso contraviene  el artículo 138 de la Constitución costarricense, pero los indicios para Araya eran devastadores: se había gastado la mayor parte del dinero en la primera vuelta y había perdido; las encuestas  lo colocaban a lo sumo con un 30% de las preferencias mientras Luis Guillermo Solís del PAC  contaba con un 65-70% de las mismas. Lo sucedido en estas semanas revela el fracaso neoliberal en Costa Rica: dos fuerzas políticas (el PAC y el Frente Amplio), que han sido críticas del neoliberalismo (en grados distintos) ascendieron vertiginosamente; el bipartidismo histórico ha sido quebrado; la socialdemocracia neoliberal de Liberación Nacional está en bancarrota;  la derecha socialcristiana del PUSC tiende a la irrelevancia (6% de los votos en la primera vuelta).

En suma, los que se opusieron a la privatización del seguro social en 2000 y al TLC en 2007 han resultado ganadores en 2014. El neoliberalismo se encuentra desfundado en Costa Rica,  pero la gran pregunta es si el posneoliberalismo podrá abrirse paso.  He aquí pues el gran reto que tiene el PAC en Costa Rica. ¿Se aliará al Frente Amplio con su 17% de los votos  y 9 diputados? ¿O resolverá el pleito de familia con Liberación Nacional  y sus 18 diputados? Pronto sabremos la respuesta a estas preguntas.

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