sábado, 9 de febrero de 2013

García Padilla, primer mes a cargo en la gobernación de Puerto Rico

Urge que la ciudadanía exija el cumplimiento de una mejor forma de gobernar y que nuestros funcionarios no respondan a los grandes intereses; que nuestro gobierno no sea presa de los bonistas con los cuales se ha hipotecado el país.

Carlos Pérez Morales / Especial para Con Nuestra América
Desde Puerto Rico

Alejandro García Padilla, gobernador de Puerto Rico.
Por lo regular, ante un cambio de gobierno, los habitantes del país tienden a evaluar al ejecutivo de turno en sus primeros días de gestión. En el caso de Puerto Rico, el pueblo cansado de los abusos del gobierno de Luis Fortuño, presidente del anexionista Partido Nuevo Progresista, decidió en las pasadas elecciones, elegir a Alejandro García Padilla, presidente  del conservador Partido Popular Democrático, como gobernador de la colonia de Puerto Rico.

En un artículo enviado a la prensa del país, que por supuesto no publicaron, advertía de los peligros que representaba la elección de Alejandro García Padilla, para la gobernación de  Puerto Rico.  Sustentaba mi posición en las actitudes de derecha, que éste  asumió durante la campaña electoral.  Daba como ejemplo, su respaldo a la privatización de agencias e infraecturas públicas, de Puerto Rico.  Esto se lograría mediante las Asociaciones Público-Privadas, de la cual fue defensor. 

El ejemplo más vergonsoso fue su respaldo a la privatización del aereopuerto internacional.  En este caso el pueblo ha repudiado esta entrega a manos privadas y sobretodo a una compañía extranjera.  Diferentes organizaciones de la sociedad civil en la que se incluye una gran cantidad de sindicatos, se preparan para protestar, ante el ejecutivo, por la entrega de nuestro patrimonio.  Han anunciado que de ser necesario, se recurrirá a la desobediencia civil, como en la lucha de la isla-municipio de Vieques, para sacar la marina de guerra de Estados Unidos de su territorio.  En nuestro caso, el aereopuerto internacional es la puerta de entrada y salida de miles (¿millones?) de puertorriqueños que han buscado una esperanza de mejorar su calidad de vida allende los mares.

Otra de las razones que advertía en ese escrito, era su incondicional respaldo al neoliberalismo y al capitalismo depredador que tanto daño ha causado en Nuestra América.  Esta doctrina económica ha traído como resultado la concentación de grandes capitales en pocas personas o corporaciones, el empobrecimiento de la clase media, y el pauperismo de los trabajadores.  También ha ido en detrimento de la clase trabajadora ya que se  han eliminado conquistas adquiridas por  de los trabajadores, mediante lucha a través de los años.

Señalaba también, la actitud ofensiva de García Padilla, contra el nacionalismo y el independentismo.  Éste  llamó “terrorista” a  nuestra heroína nacional Lolita Lebrón, luchadora por la independencia para Puerto Rico y a quién Estados Unidos encarceló por más de  veinticinco (25) años.  Esta ofensa por sí sola, lo descalifica para ocupar cualquier puesto electivo.  También añadía que su incondicional respaldo a el presidente de Estados Unidos, Barack Obama lo convertiría en su complice.  Este presidente se ha distinguido por su respaldo a múltiples guerras imperialistas y al uso de “drones” armados con la última tecnología, para bombardear  ciudades y pueblos que se oponen a sus políticas imperiales. Nos preocupaba en aquel momento, el crecimiento del respaldo de individuos y asociaciones progresistas y de vanguardia, con el único argumento de que había que “tumbar” al gobierno de Luis Fortuño y su Partido Nuevo Progresista.  Muchos de ellos se desencantaron inmediatamente al descubrir que habían respaldado a un demagogo más.

Durante la campaña electoral, García Padilla, como candidato,  prometió no aumentar el precio de la luz ni del agua, ambas fundamentales para la satisfacción de las necesidades humanas.  Antes de cumplirse el primer mes de su gobierno, anunciaba el alza de los precios en ambos productos.  Sea por la razón que fuere, en este caso culpando a la administración anterior, pero sin utilizar este eufemismo,  esta alza demuestra su incapacidad para resolver los problemas del país.

Que no se equivoque el lector que porque repudio este gobierno, simpatizo con el Partido Nuevo Progresista.  Nada más lejos de la verdad. Me duele que mi pueblo otra vez sea llamado a engaño, que distintas organizaciones progresistas que apoyaron electoralmente a este gobernador, hayan sido cómplices en esta situación.

Urge que la ciudadanía exija el cumplimiento de una mejor forma de gobernar y que nuestros funcionarios no respondan a los grandes intereses; que nuestro gobierno no sea presa de los bonistas con los cuales se ha hipotecado el país.

Que sirva de lección para todos aquellos que ingenuamente apoyaron esta elección.

*Docente Jubilado, Universidad de Puerto Rico en Humacao

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