sábado, 6 de octubre de 2012

Venezuela: Nueve verbos derrotan a Kapriles

Este domingo 7 de Octubre quedará demostrado que una Ley no hace la revolución y a eso no le debe tener miedo la oligarquía. A quien deben de tener miedo es a la consciencia digna y soberana del pueblo. A quien le deben de tener miedo es al pueblo políticamente organizado.

José Toledo Alcalde / Especial para Con Nuestra América

El pueblo organizado y en movimiento:
Caracas en el cierre de campaña de Chávez.
Al momento de redactar el presente texto solo faltan escasas horas para celebrarse las elecciones presidenciales en la República Bolivariana de Venezuela. Si bien es cierto las encuestas y análisis de opinión pública dan como virtual ganador al candidato del Partido Socialista Unido de Venezuela -Hugo Chávez Frías-,  hasta no ver finalizado el conteo de votos no se sabrán los resultados. Lo que si podemos hacer  -sin virtualidad alguna–  es sobrevolar los 9 verbos que generan miedo y zozobra al sector privado venezolano -según el candidato Henrique Capriles Radonski (1972) de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD)- como consta en los Lineamientos del Programa de Gobierno de la Unidad Nacional en Materia Económica (LPGUN) en sus Primeras Ideas de Acciones Económicas a tomar por el Gobierno de la Unidad Nacional (2013).
 

En el documento anónimo del LPGUN – en su acápite introductorio - textualmente se atribuye su elaboración al “equipo de análisis económico” quienes dieron a luz los lineamientos económicos del MUD en una “encerrona” de dudosa procedencia, pero ciertamente conspiradora del estado de derecho del Gobierno Bolivariano de Venezuela. Nos basamos en el documento apologético de los lineamientos de la MUD elaborado por Ronald Balza Guanipa quien señala: “El documento (MUD) del 23 de agosto…fue producto de una ‘encerrona’…”. [1]

En dicho documento  señalan,  en el acápite sobre la Inflación,  lo que vendría a ser  la medula del rechazo del proyecto bolivariano: el miedo y la zozobra de los grupos de poder. En las casi trece líneas destinadas al fenómeno inflacionario se condena como populista el hecho que la inflación del 2012 ha podido ser controlada. Dicho supuesto populismo se atribuye – según el documento – “a la conjunción de un férreo y absurdo control de precios y a una ley que genera miedo y zozobra en el sector productivo privado de bienes y servicios (Ley de Costos y Precios Justos)”.[2] La clara defensa de los intereses de grupos de poder es más que evidente. El capitulo económico del MUD – asi como en España, Portugal, Grecia, Italia y otros – es dictado por organizaciones financieras y grupos de factos ajenos a los soberanos intereses del pueblo venezolano, esto esta clarito.

Y desde esta claridad nos preguntamos: ¿Qué es aquello que genera tanto miedo y zozobra al sector privado venezolano? ¿Qué de absurdo existe en  la Ley de Costos y Precios Justos (Decreto No  8.331, 14/07/11)?

Veamos, que de peligroso abriga la Ley de Costos y Precios Justos del Gobierno Bolivariano de Venezuela.[3] Esta supuesta “peligrosidad” la aproximaremos desde los nueve verbos propuestos en los fines de la Ley como consta en el Titulo I de las Disposiciones Generales del Capitulo I y solo como referencia introductoria haremos una breve alusión  a la Exposición de Motivos de la Ley.

La Exposición de Motivos  señala - de entrada-  la medula de  la inequidad que motiva esta gestación revolucionaria conocida como Ley de Costos y Precios Justos, nos referimos al poder monopólico. La institucionalización del poder monopólico y la subsecuente acumulación del capital en manos de pequeños grupos de poder han sido el origen de la especulación productiva y comercial que beneficia - de principio a fin - a inescrupulosos empresarios que hicieron de la explotación y la usura un modus vivendi Deo coronatus.

Estas prácticas especulativas, monitoreadas por los grupos monopólicos, hicieron de la inflación el fenómeno económico que estranguló sistemáticamente a las mayorías empobrecidas venezolanas. La “liberación de precios” y su ex orbital graduación –como método de enriquecimiento especulativo– originó la rentabilidad mínima necesaria, la reducción de la capacidad financiera y promoción de nuevas inversiones.  De principio a fin el potencial de las pequeñas y medianas empresas (PyMe’s) fueron mermadas por la racionalización de valor del trabajo convertido en plusvalía y usura, piedras angulares de los representantes de los grupos de poder.

De estos motivos expuestos surge  la necesidad de la Ley que –según consta en el último párrafo– “coadyuve la acción del Ejecutivo Nacional en la implementación de políticas de democratización de acceso de todas las venezolanas y todos los venezolanos, de manera equitativa, a los bienes y servicios”. Es así como los nueve verbos revolucionarios encarnados en la Ley de Costos y Precios Justos pone los pelos de punta a los sectores de poder y su lógica salvaje y absurda de acumulación monopólica de capital: Establecer, Identificar, Fijar, Propiciar, Promover, Incrementar, Continuar, Favorecer y Proveer.

El primer verbo propuso el establecimiento de mecanismos de control sobre aquellas empresas con ganancias excesivas. Identificar. El segundo verbo propuso identificar aquellos agentes económicos responsables de la fijación de precios excesivos. Aquellos que en su producción y comercialización de productos y servicios hicieron de la sobrevaloración -de los mismos- el medio de enriquecimiento y opresión. El tercer verbo propuso que en toda relación de intercambio prevalezcan criterios justos. El cuarto verbo propuso implementar precios justos como parte de la política de sinceramiento de costos y gastos. El quinto verbo propuso promover el desarrollo de prácticas administrativas con criterio de equidad y justicia social. El sexto verbo propuso incrementar la eficiencia económica como factor determinante en la producción de bienes y servicios que satisfagan las necesidades humanas. El séptimo verbo propuso continuar elevando la calidad de vida del pueblo venezolano. El octavo verbo propuso favorecer la inserción de la economía nacional en el área regional e internacional, promoviendo y favoreciendo la integración latinoamericana y caribeña, defendiendo los intereses económicos y sociales de la nación y el noveno verbo propuso proveer las herramientas para la captación de información en favor de los consumidores que se sientan afectados por conductas especulativas que mermen sus derechos en el acceso a bienes y servicios con criterios de justicia y equidad. Todas estas propuestas materializadas en historia detonan zozobras y miedos a quienes no aceptan que no hay injusticia que dure cien años, ni pueblo que lo resista.

¿De dónde el miedo y la zozobra? ¿Quiénes se obstinan aferrarse al espejismo de la idolatría del capital? ¿De que esta compuesta la esencia de aquellos que por amor al capital son capaces de destruir y aniquilar las mayorías desangrándolas y estrangulándolas desde sus entrañas famélicas?
Cuando el egoísmo,  individualismo, insensibilidad, arrogancia, soberbia, desamor y cinismo se encarnaron mutaron en usura, explotación y opresión;  cuando la sororidad, fraternidad, mutualidad, reciprocidad, solidaridad, vulnerabilidad, creatividad y festividad se encarnaron se transformaron en pueblo, revolución y liberación.

Parafraseando al apóstol Juan y su celebre máxima sobre la encarnación del verbo nos atrevemos a decir desde el prisma colectivo del proceso revolucionario bolivariano: En Venezuela los verbos se hicieron  pueblo y  este se hizo revolución;  el capitalismo mutó en  cinismo y este se hizo oprobio y vil indignación.

Nunca más feudalistas monopolios, ni pseudos patriotas representantes de satélites financieros y megas oligopolios. Bautizamos al candidato del MUD Capriles con la K de Capital a quien representa y no por que el capital sea ajeno a los intereses del pueblo, sino por su obscena concentración en manos de pocos. Este domingo 7 de Octubre quedará demostrado que una Ley no hace la revolución y a eso no le debe tener miedo la oligarquía. A quien deben de tener miedo es a la consciencia digna y soberana del pueblo. A quien le deben de tener miedo es al pueblo políticamente organizado. En Venezuela, como en Argentina, Bolivia, Brasil, Cuba, Ecuador, Nicaragua, El Salvador y Uruguay, los verbos ya hace mucho se convirtieron en pueblo y este en digna revolución.



NOTAS
[1] Ronald Balza Guanipa. “Por qué los lineamientos dela MUD no son neoliberales”, 17 de septiembre de 2012.
[2] Mesa de la Unidad Democrática Comisión de Políticas Publicas. “Lineamientos del Programa de Gobierno de la Unidad Nacional en Materia Económica. Primeras Ideas de Acciones Económicas a tomar por el Gobierno de la Unidad Nacional (2013)”. Caracas, Julio de 2012.

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