sábado, 14 de julio de 2012

España: Intervención financiera y violencia neoliberal

¿Se abrirá un ciclo antineoliberal en Europa, a partir del sufrimiento y la resistencia social de las naciones del sur, de su periferia, como el que protagonizaron los pueblos de Venezuela, Bolivia, Ecuador o Argentina?

Andrés Mora Ramírez / AUNA-Costa Rica

Represión de la marcha de los mineros en Madrid
Palabras más, palabras menos en el discurso oficial, lo cierto es que la economía española ya fue intervenida por las instituciones financieras de la eurozona –el Banco Central y la Comisión Europea- y por el Fondo Monetario Internacional, que impusieron una agresiva agenda de ajuste fiscal y recortes presupuestarios al gobierno de Mariano Rajoy como prenda de garantía para seguir adelante con el rescate de los bancos, tasado en 100 mil millones de euros.

Las cifras que se han dado conocer sobre el monto del recorte son escalofriantes y constituyen casi una declaración de guerra del capital y el poder financiero, contra los trabajadores y la sociedad española en su conjunto: se estima que solo en los próximos dos años y medio, el gasto público del Estado disminuirá en unos 65 mil millones de euros.

Inspirado por el fundamentalismo neoliberal y su lógica depredadora de los derechos y garantías sociales, el presidente Rajoy anunció que las primeras medidas de este ajuste extremo serán la reducción de las prestaciones de desempleo; un aumento del impuesto al valor agregado (IVA), que pasará del 18% al 21%; una reforma en el sistema de pensiones; la eliminación del pago extra de navidad para los empleados públicos; la privatización de empresas estatales de transporte; y el recorte de las cargas sociales, entre otras medidas (Análisis365, 12/07/2012 y Tiempo Argentino, 12/07/2012).

El mismo día que Rajoy exponía al Congreso las dimensiones del plan neoliberal –su capitulación ante la llamada troika financiera-, una multitudinaria marcha que recorrió las calles de Madrid en apoyo a los mineros de Asturias y otras regiones del norte de España terminó teñida de sangre, producto de una brutal represión policial con saldo de 76 heridos y dieciocho detenidos. Tal fue la respuesta del poder político a las justas demandas de los mineros, quienes protestan desde hace  más de un mes por la decisión del gobierno de “recortar un 63 por ciento las ayudas públicas al sector este año, pasando de 301 millones de euros en 2011 a 111 millones este año” (La Jornada, 11/07/2012).

Las fotografías de la represión policial divulgadas por agencias internacionales de noticias y por medios de comunicación alternativos, son un cruel simbolismo de la violencia del capitalismo neoliberal que campea por el mundo, y que ahora pone de rodillas a España.

Además, muestran la irracionalidad y la desesperación que cunde entre la clase política española en el momento más agudo de la crisis, cuando las opciones se acaban y el despertar de la ciudadanía que se moviliza ponen en jaque los pilares del sistema político, económico y hasta ideológico.  Bien lo dice el escritor y columnista Isaac Rosa: “Que en la época de empresas flexibles, sociedad de la información, economía global, riqueza virtual y trabajadores desubicados y desideologizados, hayan tenido que ser los viejos mineros, con sus duras herramientas, sus manos callosas y su fuerte conciencia de colectivo, los que salgan a la luz y echen a andar para que los sigamos, debería hacernos pensar qué nos ha pasado a los trabajadores durante los últimos años, qué hemos hecho y dejado de hacer, qué nos han hecho y qué nos hemos dejado hacer” (Zona Crítica, 11/07/2012).

Con el más alto índice de desempleo de la Unión Europea (24,44%) y  con un 40% de los graduados universitarios en profesiones técnicas soñando con emigrar en busca de oportunidades, son muchas las razones que tienen los españoles para pensar sobre lo que ha ocurrido en su país y organizarse para revertir el rumbo actual (Tiempo Argentino, 8/7/2012).

¿Se abrirá un ciclo antineoliberal en Europa, a partir del sufrimiento y la resistencia social de las naciones del sur, de su periferia, como el que protagonizaron los pueblos de Venezuela, Bolivia, Ecuador o Argentina? Si bien no es posible trasladar las experiencias latinoamericanas al contexto europeo, lo cierto es que España –lo mismo que en Grecia- se están acumulando las condiciones reales y subjetivas para que se produzca una ruptura  con el actual orden de cosas.

Y un dato más para no olvidarlo: España es hoy el pasado reciente de América Latina, aquel tiempo cuando el neoliberalismo se impuso a la fuerza, con violencia ideológica, política, económica y policial. A ese pasado quiere volver la derecha criolla que ensaya golpes de Estado, afila las armas del poder mediático, “compra” votos y manipula elecciones, y promueve conspiraciones financiadas desde el extranjero. Y todo ello, en nombre de la democracia. 

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