sábado, 29 de octubre de 2011

Centroamérica: una región que pone los muertos

Centroamérica es, en muy buena medida, la que paga las consecuencias de un modo de vida que está llevando a todo el Planeta al despeñadero, pero a ella en primer lugar.

Rafael Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica

rafaelcuevasmolina@hotmail.com

Centroamérica es una región ubicada en el centro de múltiples acontecimientos, procesos y hechos que caracterizan a nuestra época.

Es región geoestratégicamente ubicada entre países productores y consumidores de droga, puente por el que pasan cargamentos de toneladas y toneladas de cocaína. El tráfico de drogas es el gran negocio con el que lucran, para variar, las mafias norteamericanas.

En efecto, el comercio de la droga produce anualmente unos $80,000 millones, de los cuales $5,000 se quedan en los países productores del sur y $75,000 en el país del norte. En Centroamérica, sin embargo, se “rebalsa” muy poco de las ganancias fabulosas del negocio.

En esta región los grandes cárteles mafiosos se pelean entre sí el territorio por donde transitará el oro blanco. Tienen a su disposición miles de armas de todo tipo que provienen del “libre mercado” de instrumentos mortíferos estadounidense que proporciona más del 90% de ellos.

Tienen a su disposición, también, elementos de los cuerpos de élite de los ejércitos centroamericanos, formados para la guerra contrainsurgente, que ahora constituyen su fuerza de choque. Y tienen a una inmensa población sumida en la pobreza que los ven como alternativa para salir de su estado de postración.

Centroamérica es, también, espacio de acción de incontables redes de tráfico de personas. Personas que van en busca de trabajo en el norte; personas que, engañadas, son traficadas para ejercer la prostitución; personas que serán objeto de adopciones ilegales; personas de las que solo se trafican algunas de sus partes: sus órganos vitales.

Las redes del tráfico de personas han caído últimamente bajo la atención de los Estados Unidos en su afán por contener la avalancha de migrantes que cruzan sus fronteras. Hasta a CNN se le ha salido su veta humanitaria y ha iniciado toda una campaña contra el tráfico de personas. No nos engañemos: esto forma parte de la estrategia más conservadora norteamericana que ve en los migrantes la razón de todos sus males.

Estas redes de tráfico de almas tratan a su “mercancía” de la forma más inhumana. Muchos de los que corren tras un coyote[1] mueren en los desiertos del sur de los Estados Unidos o son masacrados en el tránsito por México.

Centroamérica es, también, una de las regiones que están siendo golpeadas con más fuerza, y lo será aun más en el futuro, por el cambio climático. En ella se alternan sin solución de continuidad sequías y diluvios que dejan todos los años tras de sí otra estela de muertos que se suman a los de la violencia producto del narcotráfico y del tráfico de personas.

Bien vistas las cosas, este estrecho puente que une (y separa) a la América del Sur de la América del Norte, sufre las consecuencias de la bonanza, el regodeo y los hábitos de consumo de otros que no son, por cierto, centroamericanos.

Como se sabe, el principal consumidor de drogas del mundo son los Estados Unidos; como hemos dicho más arriba, el negocio que deriva de ese desaforado consumo es norteamericano. Como también se sabe de sobra, el calentamiento global y el cambio climático es producto del mal desarrollo de las sociedades del norte, especialmente de los Estados Unidos. Y, para terminar, el tráfico de personas (de mujeres, de órganos, de migrantes) tienen como destino los Estados Unidos.

Es decir que Centroamérica es, en muy buena medida, la que paga las consecuencias de un modo de vida que está llevando a todo el Planeta al despeñadero, pero a ella en primer lugar.

Como dijeron los presidentes de Guatemala y El Salvador en la reunión realizada el 25 de octubre pasado con ocasión de los desastres de las últimas lluvias: en Centroamérica, lo que ponemos son los muertos.



NOTA

[1] . Se llama coyote en Centroamérica y México a la persona que sirve de guía en el tránsito que llevan a cabo los migrantes entre su lugar de origen y su destino, generalmente los Estados Unidos de América.

Argentina, ese sol de mayo…

Como el triunfo de Ollanta Humala en Perú hace unos meses, el de Cristina Fernández, ahora, confirma la posibilidad de seguir avanzando en la dirección abierta hace poco más de una década con las movilizaciones populares antineoliberales.

Artículo relacionado: ¿Qué quiere Obama?, de Atilio Borón

Andrés Mora Ramírez / AUNA-Costa Rica

Durante los años de la década de 1990, Argentina fue el “alumno ejemplar” del neoliberalismo en América Latina: sus gobiernos, endeudados hasta el tuétano con los organismos financieros internacionales, pero devotos de la liberalización económica, las privatizaciones y el desmantelamiento de las empresas y servicios públicos, eran presentados como modelos a seguir para el resto del continente. Eran los tiempos de las relaciones carnales con el capital extranjero y el imperialismo. Esa bomba de tiempo explotó en el 2001, con la crisis financiera, pero sobre todo con la crisis social y política que marcó un punto de inflexión en la historia reciente del país.

Hoy, con un rumbo distinto al de la noche neoliberal, una renovada militancia de la juventud y mucho por cambiar todavía, los tiempos son más auspiciosos. El triunfo de Cristina Fernández en las elecciones del domingo anterior, con un récord de votación (casi 54% de los sufragios), con mayoría en la Cámara de Diputados y un mejor escenario en el Senado, completa un ciclo político –la era del kirchnerismo, la definen algunos-, cuyos capítulos más importantes quizás están por escribirse.

Pieza fundamental de esta victoria, como lo reconoció la presidenta electa en su discurso, fue el trabajo y el legado político del expresidente Néstor Kirchner, quien desde los difíciles momentos que sucedieron a la crisis del 2001, siempre yendo de menos a más, despuntó como un estadista capaz de enrumbar a la nación argentina por un camino de promoción de los derechos humanos y lucha contra la impunidad, inclusión social, crecimiento económico, fortalecimiento de la tradicional clase media y reivindicación de la soberanía nacional frente a los poderes financieros transnacionales, y todo esto, sin perder nunca de vista su fuerte compromiso con la unidad e integración latinoamericana. Esa ruta fue continuada, con estilo propio y en circunstancias y coyuntura particulares (como el conflicto con los empresarios del campo o la muerte de su esposo), por la presidenta Fernández.

Si bien su triunfo ha sido contundente, todavía queda mucho por hacer en Argentina. Hermes Biner, dirigente del Frente Amplio Progresista y segundo candidato más votado (17% de los sufragios), lo dijo con claridad: “Hay 10 millones de pobres, la mitad de los niños viven en esos hogares, el 40 por ciento de los trabajadores está en negro y faltan más de 2 millones y medio de viviendas”.[1] He allí desafíos urgentes en la agenda presidencial para los próximos años, a los que se puede sumar la peligrosa tendencia a la extranjerización de la economía y el avance del extractivismo depredador en la explotación de recursos naturales. Pero más allá de esta necesaria crítica, lo cierto es que los cambios en Argentina son reales y el masivo respaldo popular lo demuestra de manera contundente.

Desde una perspectiva nuestroamericana, el principal acierto, en nuestro criterio, ha sido la temprana articulación del proyecto nacional kirchnerista con las nuevas realidades latinoamericanas de la época. En un hecho rico en significados y que anticipaba la vocación regional del nuevo bloque en el poder, conviene recordar que en la toma de posesión de Nestor Kirchner en mayo del 2003, los presidentes Fidel Castro, Hugo Chávez y Lula da Silva destacaron como invitados sui géneris allí donde no hacía mucho tiempo se paseaba una galería de mandatarios y tecnócratas neoliberales. Castro afirmó en aquella ocasión, ante un público masivo en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires: El sol que vi esta mañana en el homenaje a Martí y a San Martín, el sol que vi al llegar a este país y el que siento en esta escalinata. Este sol es el de las ideas que pueden traer paz, que pueden traer soluciones”.[2]

Y en 2007, cuando Cristina Fernández recibió la banda presidencial, el panorama ya era distinto: una nueva arquitectura de la integración regional en torno a la UNASUR estaba en marcha y nuevos gobernantes –Rafael Correa, Evo Morales, Michelle Bachelet, Tabaré Vázquez- daban un rostro distinto a una América Latina que se sacudía de viejos dogmas e imposiciones.

Ese es el mensaje que envía Argentina al resto de nuestra América: como el triunfo de Ollanta Humala en Perú hace unos meses, el de Cristina Fernández, ahora, confirma la posibilidad de seguir avanzando en la dirección abierta hace poco más de una década con las movilizaciones populares antineoliberales.

Especialmente significativo es el hecho de que se consolide en Suramérica una tendencia de centroizquierda, nacional-popular, que ha permitido –no sin dificultades, en un proceso de prueba y error- la construcción de rumbos posneoliberalos y el surgimiento de liderazgos políticos no necesariamente subordinados a los intereses geopolíticos de las grandes potencias –EE.UU y Unión Europea-, como ha sido tradicional en la región.

Ojalá que ese sol del mayo argentino, del que habló el líder cubano, ese sol de la ideas y las emancipaciones, de las soluciones pensadas y construidas desde acá, no se oculte en el sur ni en el resto de nuestra América.


NOTAS

[1] Vales, Laura. “El otro bunker que pudo tener un festejo”. Página/12, Buenos Aires, 24 de octubre de 2011. Disponible en: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-179608-2011-10-24.html

[2] Bruschtein, Luis. “Un mensaje a los que quieren bombardear Cuba”. Página/12, Buenos Aires, 27 de mayo de 2003. Disponible en: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-20664-2003-05-27.html

Cuba, tu grandeza no se bloquea

Más allá si 186 países (95.2% de la población mundial) son o no capaces de doblegar el poder de la soberbia, la insensatez, la mentira y el terror, lo cierto es que el chaleco de la integridad moral y dignidad a prueba de bloqueos y embargos seguirá blindando a la Grande de las Antillas.

José Toledo Alcalde / Especial para Con Nuestra América

Desde Lima, Perú

Este martes 25 de Octubre el mundo celebró la vigésima victoria de la opinión de la Naciones Unidas en favor del desbloqueo económico, comercial y financiero de los EEUU en contra de Cuba. La votación fue apabullante: 186 a favor (17 países), 3 abstenciones (Islas Marshall, Micronesia y Palau) y 2 países en contra (USA e Israel). Impávidos escuchamos a la representación estadounidense (Ronald Godard) autoproclamarse como el principal benefactor de la Grande las Antillas en materia económica y de derechos humanos. El canciller cubano, Bruno Rodríguez, no dudó en desmentir “flagrantes mentiras”.

La vergonzosa e intransigente postura norteamericana no puede ser atribuida a la voluntad general de su pueblo. El movimiento internacionalizado “Ocupa Wall Street” llegando a la ciudad china de Zhengzhou, capital de la provincia de Henan, da fe que el mundo ya no tolera más intransigencia. No creemos que la política internacionalmente arbitraria sea el sentir mayoritario del pueblo norteamericano y mundial. Ni siquiera sus más cercanos aliados como Colombia, Francia, Italia, Inglaterra, entre otros, se han solidarizado con tamaña absurda postura.

(In)seguridad ciudadana en Centroamérica: un problema complejo

Para las grandes mayorías de la región, la inseguridad no empieza por la ola delincuencial que barre todas estas sociedades y que puede arrebatar un teléfono celular, un par de lentes o un vehículo quizá: empieza por la forma misma en que se vive, por las condiciones elementales en que se desenvuelven las poblaciones, siempre al borde del colapso, resignadas a esa postración.


Marcelo Colussi / Especial para Con Nuestra América

mmcolussi@gmail.com

Desde Ciudad de Guatemala


Centroamérica constituye el área más pobre del subcontinente latinoamericano. Con índices socioeconómicos semejantes a los del África Sub-sahariana, los problemas estructurales convierten a sus países (Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua) en una virtual bomba de tiempo; en todo caso Costa Rica escapa en parte a esta tendencia, pero con los planes neoliberales vigentes también allí las cosas están calentándose. En todos ellos encontramos altas tasas de desnutrición, analfabetismo, falta de oportunidades laborales, salarios de hambre, Estados deficitarios y corruptos, escasez de servicios básicos, más una serie de factores históricos que a continuación veremos, que hacen de esta zona un lugar particularmente inseguro. Algunas capitales centroamericanas (San Salvador, Guatemala) figuran entre las ciudades más peligrosas del mundo por los alarmantes niveles de criminalidad.


No es ninguna novedad que la pobreza extrema funciona como caldo de cultivo fértil para la delincuencia. A este telón de fondo de la pobreza crónica se suman enormes movimientos migratorios desde el campo hacia las ciudades, lo que crea presiones inmanejables en las grandes concentraciones urbanas -capitales de entre dos y tres millones de habitantes, o más-, trastocando la capacidad productiva de las comunidades de origen dando lugar a procesos fuera de control como son los barrios llamados “marginales”, que en realidad son, lisa y llanamente, barriadas pobres.

Panamá: trascender lo aparente, atender a lo real

En Panámá se expresa la peculiar situación de un Estado cada vez más débil con un gobierno cada vez más fuerte, en cuyo ejercicio del poder se hace cada vez más evidente el tensionamiento de las relaciones sociales y políticas entre todos los sectores de la vida nacional.

Guillermo Castro Herrera / Especial para Con Nuestra América

Desde Ciudad Panamá

Entre nosotros, la necesidad de una visión estratégica puede parecer grandilocuente en el mejor de los casos, o simplemente majadera en el peor. Y sin embargo, esa visión es imprescindible, sea para disponer de un criterio para identificar opciones en una circunstancia tan compleja como la que hoy encara nuestra sociedad, o para juzgar con arreglo a los propios fines los resultados de la última encuesta. En nuestro caso, esto se complica debido a que los grupos dirigentes del país han ido perdiendo la capacidad de elaborar una visión así, en el mismo proceso en el que fueron liquidando sus empresas y delegando en el capital financiero la administración de sus haberes. Esa capacidad llegó a ser muy relevante a mediados del siglo pasado, en lo que fue de Hernán Porras a David Samudio. Después, se redujo a una caricatura incesante de liberalismo desarrollista, para desembocar finalmente en la metáfora del país como empresa y la reducción de la política a los criterios correspondientes.

Esa reducción ha terminado por dar de sí una cultura que tiene por fundamento el pragmatismo vulgar, caracterizado y criticado por autores como Nils Castro por su incapacidad para traducir la experiencia en conocimiento y el conocimiento en previsión. Hoy, ese pragmatismo impregna todas las vertientes de nuestra cultura política y le otorga a cada una –independientemente de lo que sus leales piensen de sí– un mismo sesgo conservador, de resistencia a todo cambio verdadero y de complicidad, a fin de cuentas, con el estado de putrefacción de la historia en que nos encontramos desde la década de 1980.

Argentina: Un emblema, 86 tristezas

El pasado 26 de octubre, un Tribunal Federal de Justicia de Argentina sentenció a cadena perpetua a 12 represores que durante la última dictadura (1976-1983) cometieron cientos de delitos de lesa humanidad. Entre ellos, se encuentra el excapitán Alfredo Astiz, alias "El ángel rubio de la muerte", acusado de crímenes, tormentos y secuestros en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).

Victoria Ginzberg / Página12

(Fotografía: el excapitán Alfredo Astiz, condenado a cadena perpetua)

¿Será por la supuesta “cara angelical” de Alfredo Astiz, por su mirada fría como un témpano, sus ojos inexpresivos, superficiales, el rictus asqueroso que se volvió a ver en sus apariciones en este juicio, su lunar? ¿Será por su infiltración en el incipiente movimiento de derechos humanos, porque logró la confianza y la compasión de las mujeres que ya se organizaban para reclamar que les devolvieran a sus hijos, porque dicen que selló con un beso su traición y eso solo ya parece parte del guión de una película? ¿Será por aquellas víctimas, en apariencia “más débiles”, o por las “más célebres”, por el escritor, el periodista, el militante que utilizó su máquina de escribir para difundir los crímenes que se cometían en los sótanos y usó su otra arma para defenderse cuando lo buscaron para asesinarlo y llevarlo a aquellos sótanos? ¿Será por los bebés que nacieron en una piecita de Capucha, porque, antes de matarlas, a las madres les hacían escribir una carta a su familia que nunca sería entregada y les mostraban un ajuar comprado para ese niño que sería despojado de su nombre y de su historia?

México: Violencia e identidad

El monstruo que aúlla con la voz de los muertos caídos todos los días y a todas horas es una poderosa llamada a la potencia que anima al espíritu. Al impulsar a los hombres a que se vean tal como son, se ha eliminado la máscara. ¿Qué espejo tendrá la fuerza para permitirnos entender cómo somos en realidad?

Ricardo Guzmán Wolffer / Suplemento El Semanal (LA JORNADA)

Porque no somos libres es que el cielo puede 
caernos encima. Antonin Artaud

En México nunca se había tenido registro de la violencia que ahora se vive: cadáveres impensables y sus partes en una escalada de tortura. Pero la violencia no es exclusiva de los delincuentes: es constantes el abuso de militares –con todo y lo resuelto por la Corte Interamericana de Derechos Humanos– y otras policías.

Hablar de la tipificación de delitos en las leyes puede ser útil para entender qué quiere un país en su alocución oficial, pero el inaudito grado de impunidad que hay en México haría estéril tal análisis discursivo. Se calcula que apenas se investiga el tres por ciento de los delitos cometidos y de ese porcentaje apenas se castiga un sesenta por ciento; es decir, que se castiga, en el más optimista análisis, el 1.5 % de los delitos cometidos. Ese porcentaje corresponde, en su mayoría, a delitos del orden común y la mayor parte de la población carcelaria en México es de personas de bajos recursos. La mayoría de los delitos de cuello blanco (salvo los de delincuencia organizada), por ejemplo, no son considerados graves. Pero aunque lo fueran, la población carcelaria adinerada es mínima: no modifica el fenómeno delincuencial en México. Lo mismo sucede con la medida de aumentar las penas carcelarias para los delitos más recurrentes. Por más que el discurso gubernamental sea de éxito contra la delincuencia organizada, las decenas de miles de muertos, las ciudades diezmadas, las protestas ciudadanas e incluso los medios de comunicación (muchos proclives a no hablar de esa violencia cotidiana), muestran lo contrario. Hay otras violencias estatales: en mayo de 2011, México llegó a la máxima deuda pública en su historia (355 mil millones de dólares): las consecuencias en la vida cotidiana serán inocultables.

En este contexto, sólo queda hacer el análisis de cómo vive la población mexicana esa violencia que a todas luces resulta imparable. Pero en el inconsciente colectivo mexicano eso no es nuevo. Lea el artículo completo aquí…

Colombia: El irresistible avance de la militarización

La guerra y la militarización se han disparado precisamente en los departamentos que presentan mayor resistencia social, que son también en los que el avance de los megaproyectos extractivistas es más intenso. La guerra que promueve el Plan Colombia, cuyos beneficios serán trasvasados por el TLC, es para liberar territorios para la acumulación de capital.

Raúl Zibechi / LA JORNADA

La reciente aprobación del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos reafirma la política militarista del gobierno de Barack Obama hacia América Latina, como el principal camino para resolver la crisis económica y el declive de la hegemonía global y regional. Ironías de la vida, el TLC impulsado por el conservador George W. Bush fue destrabado luego de cinco años por el Congreso, bajo el “progresista” Obama, mostrando que cuando se trata de los intereses imperiales y multinacionales no hay diferencias sustanciales entre los dos partidos estadunidenses.

El presidente Juan Manuel Santos declaró: “es el tratado más importante que hemos firmado en nuestra historia”, aunque va a hundir la producción agropecuaria, como ya sucedió en todos los países que signaron esos acuerdos. Sin embargo, como señala el periodista colombiano Antonio Caballero en su columna titulada “El empalamiento” (Semana, 15/10/ 2011), el tratado es en realidad “un acta de sometimiento” que profundiza el papel de gendarme regional de Colombia.

Chile: La batalla por el derecho a la educación en la sociedad neoliberal

Las y los estudiantes universitarios, como las y los ciudadanos que los acompañan, no solo se han rebelado ante el funcionamiento del mercado educativo superior sino también en contra las actuales estructuras de poder político, social y económico predominante en la sociedad neoliberal chilena.

Juan Carlos Gómez Leyton / Rebelion

A la memoria de Daniel Menco, chileno, y Gian Farid, colombiano, mártires del movimiento estudiantil latinoamericano antineoliberal

La sociedad neoliberal chilena, la más consolidada de la región latinoamericana, ha sido remecida durante los últimos meses por un levantamiento generalizado de las y los jóvenes estudiantes tanto secundarios como universitarios desde la nortina ciudad de Arica hasta la austral Punta Arenas. Cientos de miles de jóvenes se han “tomado” (ocupado) las escuelas, las universidades y, sobre todo, las calles exigiendo y demandando a las autoridades gubernamentales, a la clase política parlamentaria, a los partidos políticos, o sea, a todos los actores que han monopolizado la política durante los últimos 21 años de régimen democrático autoritario electoral, el fin de la educación de mercado. Sin embargo, esta demanda no es solo una exigencia estudiantil al Estado o al régimen político, sino también, lo es para la propia ciudadanía nacional; en otras palabras, la movilización estudiantil exige y demanda la participación activa de la sociedad civil. En ese sentido, el levantamiento juvenil, estudiantil y ciudadano ha tenido la capacidad de convulsionar la “pax política neoliberal” establecida por las clases dominantes, los dirigencias políticas como por las ciudadanías neoliberales a lo largo de las últimas dos décadas en Chile.

Ecuador: La matanza obrera de 1922

La masacre del 15 de noviembre de 1922 expresó el despertar de las reivindicaciones laborales en el Ecuador. Esa jornada obrera sirvió para que la Revolución Juliana (1925) asumiera representar al “hombre proletario” y ha formado parte de la identidad de las izquierdas ecuatorianas con la clase trabajadora del país.

Juan J. Paz y Miño Cepeda / El Telégrafo (Ecuador)

(Ilustración: “Hoy paro”, de Oswaldo Guayasamín, 1942)

En octubre de 1922, por iniciativa de la Sociedad Cosmopolita de Cacahueros “Tomás Briones”, se constituyó en Guayaquil la Federación de Trabajadores Regional Ecuatoriana (FTRE). Dos días después, la Asamblea de Trabajadores del Ferrocarril de Durán resolvió presentar al gerente, J.C. Dobbie, un pliego de demandas: respeto a la ley de 8 horas de jornada diaria (1916) y de accidentes de trabajo (1921), aumento de salarios, semana laboral de 6 días (era de 7), estabilidad, supresión de descuentos arbitrarios a los sueldos y otras reivindicaciones.

Argentina 1921: El fusilamiento de los obreros patagónicos

Estos noventa años de la masacre de Santa Cruz tienen que ser recordados por todas las organizaciones obreras del país y en los institutos de enseñanza y en actos culturales de organismos oficiales. Otra vez las palabras “Nunca más” deben pronunciarse en voz alta. Sí a la palabra, no a la bala como solución.

Osvaldo Bayer / Página12

(Fotografía: una cruz con la leyenda "A los caídos por la livertá 1921", recuerda a los obreros argentinos)

Ya se cumplen noventa años. Algo inexplicable. La crueldad más ocultada de nuestra historia. El fusilamiento de los peones patagónicos de 1921. Un crimen que dejó abierta una herida que no cicatrizará jamás. Llevado a cabo por un gobierno elegido por el pueblo, el de Hipólito Yrigoyen. No hay explicación alguna. Se fusiló y ya está. Se cumplieron órdenes, dijo el Ejército. Han quedado para siempre como testigo las tumbas masivas. Ahora ya marcadas. Allí están, silenciosas pero que hablan por sí mismas y lo dicen todo. Fusilados por pedir tan poco. Y sus héroes: don José Font (Facón Grande), Albino Argüelles, Ramón Outerello, el alemán Schultz. Y cientos de chilotes, argentinos, y trabajadores llegados de más allá de los mares.

Santa Cruz se prepara. Habrá como todos los años, Memoria. Allí, junto a las tumbas masivas. Se guardará silencio mientras el viento sigue trayendo el eco de las balas de aquel 1921. Hablarán trabajadores del campo, historiadores, representantes del pueblo. Palabras y emoción.

Recuerdo cuando inicié la investigación, en 1966. Vivían protagonistas y testigos. Por primera vez comenzaron a hablar luego de medio siglo de silencio. Los soldados, los oficiales fusiladores, los estancieros, los políticos, los peones que habían salvado su vida por ser menores de edad pero que habían visto todo.

La rebelión que nadie esperaba

La batalla actual es dual: sin asumir un activo anticapitalismo no se podrá problematizar y transformar efectivamente la forma política del capitalismo actual hacia la democracia real deseada. Y es que nada hay más contrario a la posibilidad misma de una democracia real, en todos los órdenes de la vida, que el capitalismo.

Carlos Rivera Lugo / Semanario Claridad (Puerto Rico)

Una chispa puede encender la pradera, decía ese genial pensador y revolucionario chino Mao Tse Tung. Siempre hallaba la frase indicada para representar la más sencilla aunque potente de las ideas.



En un mundo lleno de leña seca, estaban dadas las condiciones, diría Mao, para que se prendiera “una gran llamarada”. La chispa fue un acto individual de parte de un vendedor ambulante llamado Mohamed Bouazizi, quien se autoinmoló en protesta por los abusos continuados a manos de funcionario. No se sabe si era de derecha o de izquierda, o si pertenecía a algún partido. Lo que sí se sabe es que la realidad opresiva de su condición como explotado se encargaría de potenciarle la rabia necesaria para su acto supremo de rebelión. Su muerte, una transgresión violenta del orden establecido, probó ser un agente catalítico para una insurgencia civil en Túnez que puso fin, entre diciembre de 2010 y enero de este año, al régimen autocrático que gobernaba hacía 23 años. Para esas mismas fechas, El Cairo, Alejandría y otras ciudades egipcias fueron escenarios de otra insurgencia popular que llevó a la caída de otro régimen dictatorial.



Turner y la unidad latinoamericana

La honestidad intelectual del panaño Jorge Turner fue ejemplo vivo de que las izquierdas, cuando consiguen liberarse de las telarañas ideológicas y sectarias, encauzan generosamente sus energías a lo fundamental: la emancipación nacional y social de los pueblos, y la unidad de América Latina contra el imperialismo.


José Steinsleger / LA JORNADA (México)

Comunista con identidad (o sea, nacional y patriótica), las ideas y la praxis política del panameño Jorge Turner (1922-2011) fortalecieron la causa de la Patria Grande, y como militante de la revolución siguió las huellas de Bolívar y Martí, de Zapata, el Che y Fidel, y las del general Omar Torrijos, quien paradójicamente lo tuvo cerca de un año en prisión (1969).

Hijo de Domingo H. Turner (autor del primer Código de Trabajo de Panamá, 1926), Jorge nació en el “país-ojo” de la tormenta histórica continental, y su pensamiento se gestó en el canal interoceánico, herida nacional que al imperio yanqui le sirvió para imponer sus intereses y trazar la raya artificial entre latinoamericanos del norte y el sur.

sábado, 22 de octubre de 2011

Centroamérica: cambio climático + miseria= desastre.

Los países centroamericanos, que ya se la veían a palitos antes de todas estas calamidades a causa de la miseria del campo y la ciudad, ahora ven acrecentadas sus penurias con esto del cambio climático. Como siempre, los más pobres entre los pobres son los que salen sufriendo más que todos.

Rafael Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica

rafaelcuevasmolina@hotmail.com

(Fotografía: una familia afectada por las lluvias y derrumbes que destruyeron su casa)

En Centroamérica ha llovido más que en los tiempos en que Isabel veía llover en Macondo. Ha sido un diluvio continuo, sin pausa, que empanza la tierra y desboca los ríos que bajan de las montañas y causan destrozos. En Guatemala se contabilizan, hacia el jueves 20 de octubre, más de 32 muertos; en El Salvador veintipico y así andan las cosas también en Honduras, Nicaragua y Costa Rica. En este último país cuatro personas fueron arrastradas por la correntada y sus cuerpos se perdieron entre las piedras, los troncos y el fango.

En alocución a toda la nación, el presidente de El Salvador, Mauricio Funes, informó que había llovido más y los destrozos eran mayores que cuando el huracán Mitch, de triste memoria, arrasó la región. En Costa Rica se sacan cuentas de cuándo fue la última vez que cayó tanta agua. Unos dicen que en 1994 y otros que allá por los años setenta. No se ponen de acuerdo en las fechas, pero la realidad es que hace mucho que no llovía como ahora.

Científicos que siguen los cambios que está sufriendo el clima en el Planeta han alertado, no ahora sino desde antes, que Centroamérica es una de las regiones del mundo más vulnerables al cambio climático que estamos viviendo. Por una parte, largos y secos veranos que han llevado a que en ciertas zonas de Guatemala y Honduras se pierdan totalmente las cosechas y el hambre campeé como Pedro por su casa. En Guatemala el año antepasado la llamado región oriental del país, la que colinda con Honduras, ofreció imágenes dantescas de hombres, mujeres y niños famélicos en medio de un territorio con suelo agrietado y plantas mustias bajo un sol abrazador. En Nicaragua y Costa Rica las cosas andan también de mal en peor: la zona del istmo que da hacia el Océano Pacífico sufre cada vez más frecuentemente la sequía que echa a perder las cosechas llevando a la ruina a los agricultores que, ya de por sí, la tienen difícil por la competencia desleal a la que los someten sus competidores norteamericanos a través del Tratado de Libre Comercio.

En la época lluviosa, que en Centroamérica se conoce como el invierno, pasa lo que está pasando ahora: correntadas que bajan de los cerros arrasando todo lo que encuentran a su paso, llanuras con ríos fuera de madre que deja poblados enteros incomunicados o bajo las aguas, deslaves que derrumban poblaciones enteras hundiéndolas en los barrancos.

El cambio climático está llevando en la región a la migración de la fauna hacia regiones que antes le eran extrañas. Aves que antes solo se veían en las planicies de la costa o en los montes bajos que las rodean, ahora aparecen en las montañas más altas, en cotas de altitud en las que antes ni se les conocía. La temible serpiente Terciopelo, por ejemplo, cuyo veneno puede matar a un caballo, aparece ahora en los bosques que pueblan las alturas mayores a los 1600 metros. La rana dorada, emblema de la biodiversidad y la belleza natural de Costa Rica, desapareció, y muchas otras especies se encuentran en peligro de extinción.

Los países centroamericanos, que ya se la veían a palitos antes de todas estas calamidades a causa de la miseria del campo y la ciudad, ahora ven acrecentadas sus penurias con esto del cambio climático. Como siempre, los más pobres entre los pobres son los que salen sufriendo más que todos. Los organismos internacionales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo corren a promover proyectos y programas para “mitigar” los efectos de esta situación; son parches que no hacen sino desviar la atención de lo central y verdadero: mientras no haya un cambio en los patrones de producción y consumo del capitalismo contemporáneo las cosas irán para peor. Muchas son las políticas y programas que se impulsan, pero todas ellas no son sino, como dicen los uruguayos, “engañapichangas” o, como dicen los guatemaltecos, formas de taparle el ojo al macho. Es decir, medidas que, a la larga, no sirven para nada o, tal vez, solo para tranquilizar la conciencia de quienes siguen subidos en el tren del consumo desenfrenado y planean irresponsablemente “el progreso” a costas de la destrucción del mundo.

En esta región marginal dentro de la marginalidad que es Centroamérica el destino nos ha alcanzado. Pongan atención y las barbas en remojo.

Centroamérica: el cambio climático ya está aquí

Una peligrosa conjunción de factores y problemas estructurales, junto con el impacto del maldesarrollo global (que sigue la lógica de la economía de rapiña), convierten a Centroamérica en el “punto caliente” más vulnerable al cambio climático entre las regiones tropicales del mundo.

Andrés Mora Ramírez / AUNA-Costa Rica

El impacto de las lluvias que azotaron sin clemencia a Centroamérica durante las dos últimas semanas fue devastador: más de un centenar de muertos, cientos de miles de damnificados y desplazados –la mayoría de ellos, personas que viven en condición de pobreza- por las inundaciones y derrumbes, cuantiosos daños en carreteras y puentes, pérdida de cosechas agrícolas y, en general, un caótico panorama de afectación social y económica.

Desgraciadamente, son escenarios de tragedia a los cuales nos enfrentamos los centroamericanos año tras año, y que van en paralelo con las manifestaciones del fenómeno del cambio climático a escala planetaria. Como explica Raúl Artiga, especialista de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo, “el cambio climático no es algo que va a venir, lo estamos sufriendo, esto (el temporal) es una evidencia más de la vulnerabilidad que nos está llevando a niveles inciertos de afectación, con la cual nuestras sociedades van a tener que convivir” (La Prensa Gráfica, 17-10-2011). No en vano CEPAL estima que en los próximos años la región deberá destinar al menos el 10% de su producto interno bruto para atender la recuperación de los daños provocados por el cambio climático (AVN, 19-10-2011).

Una peligrosa conjunción de factores y problemas estructurales, como por ejemplo la vulnerabilidad social (producto de la ecuación de pobreza más desigualdad), los rezagos y deficiencias en infraestructura y planificación urbana, la concentración de poblaciones en áreas de riesgo, el cambio en el uso de suelos y la sobreexplotación de recursos, junto con el impacto del maldesarrollo global (que sigue la lógica de la economía de rapiña), convierten a Centroamérica en “el punto caliente más vulnerable al cambio climático entre las regiones tropicales del mundo”, según el Informe Estado de la Región 2011.

En efecto, el capítulo Panorama Ambiental del Informe identifica al cambio climático como uno de los tres principales riesgos estratégicos que penden sobre el futuro de los países centroamericanos. Prueba de ello es que en los últimos 20 años, el número e impacto de los desastres hidrometeorológicos (tormentas, huracanes, inundaciones) creció a un ritmo acelerado, que pasó de los 60 eventos para el período 1990-1999, a los 121 para el período 2000-2009.

Es decir, se duplicó la cantidad de este tipo de desastres, sin que se registren cambios en los patrones sociales, económicos y culturales de crecimiento demográfico, distribución de la riqueza y explotación y uso de los recursos naturales que caracterizan la rica biodiversidad ístmica; y por supuesto, sin que la capacidad de respuesta, disposición de recursos financieros y acción conjunta de los Estados mejorara sustancialmente.

Como lo establece el Informe, “la acción regional en estos ámbitos se muestra similar a otros esfuerzos por el desarrollo: se da con retraso, sin claridad ni información suficiente, dependiendo de recursos externos y con medidas aisladas, fragmentadas y no siempre sostenibles”. Un dato ilustra estas deficiencias: de los 65 documentos de políticas públicas relacionadas con el cambio climático, elaborados por los gobiernos centroamericanos, “solo en siete se identificaron responsabilidades y recursos para su implementación”.

Importantes como son para atender las consecuencias del desastre, los planes de atención de emergencias y las políticas de coordinación regional -por ahora, plasmadas solo en el papel- no constituyen una respuesta estratégica e integral de largo plazo. En este sentido, una de las valoraciones que realiza el Informe no admite dudas: “Centroamérica es un ejemplo claro -aunque no exclusivo en el mundo- de la desvinculación entre ambiente y desarrollo”.

Lo que se requiere, entonces, es un cambio radical en la cultura ambiental y económica, en nuestro modo de concebir el “desarrollo” y nuestra relación con el medio ambiente, regida durante siglos por la pretensión del dominio humano sobre la naturaleza, su explotación irracional con afán de lucro, la subordinación de las decisiones al cálculo de utilidades, y la sistemática deslegitimación de las propuestas o alternativas al modelo dominante por considerar que se oponen al progreso.

Es una tarea mayúscula, como el tamaño de los desafíos a los que nos enfrentamos, y en la que la clase política y las sociedades centroamericanas, en su conjunto, tienen todavía una enorme deuda pendiente con su futuro y las posibilidades de vida en la región.

Referencia:

Programa Estado de la Nación. 2011. Informe Estado de la Región en Desarrollo Humano Sostenible. San José, Programa Estado de la Nación. Disponible en la siguiente dirección: http://www.estadonacion.or.cr/index.php/biblioteca-virtual/centroamerica

Entrevista a Ignacio Ramonet: El cambio climático como coyuntura del desarrollo

"Hoy, independientemente de la corriente política de poder, hay algo que une a la humanidad; este sentimiento de urgencia ante los peligros del desastre climático hacia el que vamos avanzando inexorablemente", afirma el destacado periodista y analista internacional en esta entrevista.

Modesto A. Tuñón F. / Especial para Con Nuestra América

Desde Ciudad Panamá

Ignacio Ramonet publicó en 1980 La golosina visual, un análisis agudo de los medios de comunicación y su papel de deformadores de la ideología, sobre todo en el escenario de los amplios cambios que han sufrido las sociedades durante el siglo XX.

A partir de allí, casi toda su obra ha constituido un trabajo de explicación de cómo las estructuras de comunicación de los grandes medios obedecen a intereses financieros dentro del mercado internacional y ponen la pauta de los grandes escenarios en que se genera la opinión pública.

Sus libros, reportajes y artículos ponen de relieve el papel de observador del desarrollo de la geopolítica y su obra que enfoca la situación actual de los grandes acontecimientos mundiales.

Este estudioso de la realidad actual creció en Tánger, Marruecos donde vivían sus padres, refugiados de la guerra civil. Estudió en Burdeos y enseña en universidades francesas. Fue director de varios medios de comunicación, entre otros, Le Monde Diplomatique. Es autor de más de diez libros sobre comunicación y problemas contemporáneos.

Hizo una entrevista a Fidel Castro, denominada Cien horas con Fidel. Además ha escrito obras con catedráticos como Noam Chomski, Jean Ziegler y Joseph Stiglitz y expone un análisis profundo de la crisis económica actual en el libro La catástrofe perfecta.

Ramonet es experto en semiología y se ha desempeñado como profesor de Teoría de la comunicación en la Universidad de La Sorbona y consultor de las Naciones Unidas. Recientemente, dictó una conferencia sobre desarrollo y cambio climático en el seminario internacional de periodismo ambiental en Córdoba, España.

Este es un ámbito en que, confiesa, se empieza a conocer en el mundo de la comunicación. Por esa razón relaciona el cambio climático con la crisis de las grandes economías y encuentra puntos de coincidencia que permiten comprender la realidad actual de los modelos de desarrollo.

Le pedimos unas palabras sobre este tema, luego de su conferencia en el seminario y nos brindó una entrevista en que demuestra su manejo de la realidad planetaria.

A menudo se relacionan los conceptos ambiente y desarrollo y se plantea el divorcio entre ambos; ¿es posible la coexistencia de ellos en esta época?

-No hay forzosamente una contradicción. Es una visión a veces superficial y hay muchas personas que piensan que si nos preocupamos del medio ambiente, vamos a dejar de desarrollarnos. No es así. Hay que optar por otro modelo de desarrollo y que se llama modelo de desarrollo sostenible.

¿Cuál es el objetivo? Es que la riqueza principal que tenemos es la tierra; que los incas llaman la madre tierra, la naturaleza tal como está y nuestra misión, es delegarla como la hemos recibido a las generaciones futuras y entonces debemos encontrar una solución que nos permita progresar, pero sin que restemos a ella ninguna de sus cualidades.

De allí que haya que optar por un sistema de desarrollo que no sea depredador y que vaya destruyendo la naturaleza.

Ustedes en América Central y en Panamá tienen una naturaleza tan bella que muchos de los países del istmo centroamericano se preocupan enormemente por la preservación de ella, de su biodiversidad, que es un patrimonio de la humanidad; entonces no todo se puede hacer hoy día en nombre de una opción obsoleta del progreso.

La economía verde en el camino hacia el desarrollo sostenible

La economía verde –con ese nombre, o con algún otro que resulte de su propia formación– terminará por ser la economía de la sostenibilidad. Cuando eso ocurra, habremos entrado en una etapa nueva del desarrollo de nuestra especie, preñada de nuevos desafíos.

Guillermo Castro H. / Especial para Con Nuestra América

Desde Ciudad Panamá

Para Lourdes, que nos enseña cada día que hacer es la mejor manera de decir

Uno de los efectos más notables de la crisis ambiental global ha sido el estímulo que ha ofrecido al desarrollo de formas innovadoras de poner el conocimiento al servicio del desarrollo sostenible. Esa vinculación, que pudo parecer vaga y abstracta años atrás, encuentra hoy un entorno cada vez más receptivo en el creciente interés global en los problemas relacionados con la sostenibilidad del desarrollo, en general, y con el aprovechamiento de las oportunidades que emergen de la formación de un mercado de servicios ambientales de creciente importancia en la economía mundial.

Esto se expresa, por ejemplo, en el proceso de formación de la llamada economía verde, que ya figura como tema central en la próxima Conferencia Cumbre de las Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo, que tendrá lugar en Rio de Janeiro en junio de 2012, ya conocida como Rio + 20. Al respecto, el desarrollo de la economía verde como disciplina hace parte del proceso más amplio de incorporación de lo ambiental como objeto de discusión económica. En ese marco, el desarrollo de la economía verde opera a a partir de tres problemas especialmente relevantes. Uno tiene que ver con el fomento de prácticas productivas más armoniosas con las capacidades y las limitaciones de los sistemas naturales. Otro, con la promoción de las formas de organización social y empresarial correspondientes al carácter innovador de esas modalidades nuevas de interacción con la naturaleza. Y el tercero, por último, es el relativo a la identificación de los vínculos de afinidad y conflicto de la economía verde con el pensamiento económico precedente.

Los indignados y el rebuznar de Aznar

A Aznar hay que llevarlo a rebuznar a España, para que les hable de estabilidad, de democracia y de libertades a los cerca de cinco millones de parados y a más de 20% de desempleados españoles.

Abner Barrera R. / AUNA-Costa Rica

Otra vez Aznar, la mascota del imperio volvió a rebuznar. En esta ocasión el perrito faldero del imperio ni siquiera se dio cuenta que, hasta su amo, el inquilino de la Casa Blanca, no oculta –porque lo tiene en las narices- que existe un ‘movimiento’ mundial, auto denominado los indignados. Mientras que varios de los gobiernos responsables del actual sistema económico mundial no niegan la creciente presencia de cientos de miles de manifestantes en las calles de muchos países, al animalito político que rebuzna cada vez más y mal, no le habían leído la noticia.

Como es sabido, este perrito deambula por América Latina haciendo lobby a favor de todo lo que sea atacar a los gobiernos de Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, y a otros países cuyos dirigentes se rehúsen obedecer los mandatos de Washington. Desde hace varios años, la mafia de Miami hace rebuznar a Aznar en distintos escenarios (hoteles, universidades donde venden títulos, Embajadas reaccionarias y en medios comerciales y publicistas del imperio), siempre con el afán de desprestigiar a los movimientos revolucionarios de América Latina.

No fueron suficientes los años que estuvo como presidente de España, para demostrar su escualidez intelectual, vaciando los significados de libertad, democracia y derechos humanos. Se alió con George W. Bush y Tony Blair en esa cruzada guerrerista contra Irak, y hoy como ex presidente todavía sigue moviendo la cola, cada vez que se refiere a esos conceptos políticos. A ese animalito no le han avisado que la crisis que actualmente vive el mundo, en tanto sistema capitalista salvaje, entre otras razones, es porque ha sido construido suprimiendo las libertades de los trabajadores, beneficiando el capital de las grandes transnacionales que mandan en las naciones (y donde las elecciones “democráticas” no son sino una cortina de humo para que nada cambie) y violando, abusando y destruyendo los derechos humanos y ambientales.

Hace algunos días la mascota imperial estuvo rebuznando en Ecuador. Cuando le preguntaron por las manifestaciones del 15 de octubre, dijo que, “fue una cosa más o menos en la que hubo participaciones diversas, no es más que un movimiento marginal antisistema, vinculado a grupos de extrema izquierda; su representatividad no es importante en la vida española”. Salta a la vista la ignorancia y las contradicciones; si no supiéramos quién es Aznar, sería difícil creer que así se expresa un ex jefe de Estado.

Para Aznar, marginal, es esa multitud de gente que en 951 ciudades y procedentes de más de ochenta países se movilizaron el 15 de octubre, manifestando su indignación ante el actual sistema capitalista, con el grito: “Unidos por un cambio global”. La mascota no está enterada que en España (su país de origen) se realizaron marchas y actividades en más de 80 ciudades. Cientos de miles de personas expresaron su indignación ese día, congregando a unas 350.000 en Barcelona, 500.000 en Madrid, en Zaragoza unas 150.000, en Sevilla 60.000, en Coruña 3.000. ¿Para qué seguir? No vale la pena ni siquiera referirnos a eso que el animalito dice “vinculado a grupos de extrema izquierda”. Como puede verse, la estupidez, en este ex jefe de Estado no tiene límites.

Este animalito no está preocupado por lo que hacen los indignados en el mundo, él está interesado en otras cosas. Al igual que otros desvelados (como Carlos Alberto Montaner, Andrés Oppenheimer y Vargas Llosa) él está perturbado por Cuba (ellos viven de calumniar a la Revolución Cubana). Aunque le preguntaron por los indignados, él aprovechó para referirse a los gobiernos de la región (América Latina), afirmando que hay unos de izquierda o de centroizquierda, como los de Brasil o Perú, pero que son distintos a los que siguen el llamado Socialismo del Siglo XXI. Seguidamente rebuznó su diatriba: “Otra cosa muy distinta es el Socialismo del siglo XXI, que es la cubanización de las sociedades, pues utiliza la democracia para vaciarlas democráticamente, para no hacer sociedades libres sino controladas”. “No creo, desde el punto de vista de la estabilidad, de lo que es un sistema democrático de libertades y de prosperidad económica y social, que ni Cuba ni Venezuela, ni Nicaragua ni Bolivia sean ejemplos de nada”.

Como puede verse, Aznar rebuzna por la herida abierta; él estuvo detrás de su amigo Pedro “El Breve” Carmona en el golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez el 2002 que fue un rotundo fracaso. Desde hace varios años deambula por Bolivia y Ecuador rebuznando contra dichos gobiernos. Y contra Cuba, sin ningún éxito ha dicho y hecho de todo (está probada su relación con la mafia terrorista de Miami).

A Aznar hay que llevarlo a rebuznar a España, para que les hable de estabilidad, de democracia y de libertades a los cerca de cinco millones de parados y a más de 20% de desempleados españoles.