sábado, 9 de abril de 2011

Sandra Torres y Eva Perón.

¿Por qué inspira tanto encono, tan decidido rechazo la figura de Sandra Torres? A mi juicio la respuesta es simple: la derecha guatemalteca, que incluye al gran empresariado y a su influencia social en las clases medias urbanas, la considera una amenaza real.

Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América

Desde Puebla, México


“Perón fomenta la producción y Evita la prostitución”, decía el chiste oligárquico en la época en que Perón gobernaba y Evita Perón era una líder carismática y aclamada por los grandes sectores populares argentinos. Fue Eva Perón una mujer de impresionante inteligencia y astucia. En febrero de 1946 su marido no pudo asistir a un acto electoral por cansancio y ella lo sustituyó haciendo un discurso. La rechifla no la dejó darlo: el pueblo demandaba la presencia de Perón. Cinco años después, enferma terminal de cáncer, ese mismo pueblo demandó en la concentración de agosto de 1951 que fuera la candidata vicepresidencial en el segundo período de Perón. Evita no podía satisfacer esa demanda, moriría en poco tiempo y la derecha peronista la detestaba tanto como la oligarquía. Los miles y miles de personas que se encontraban en la concentración no se retirarían hasta que Eva dijera explícitamente que sería candidata. Y no se retiró sino hasta que ambiguamente dijo que haría lo que el pueblo dijera. Nunca lo fue: murió a los 33 años once meses después. Fue Eva perón artífice de los derechos sindicales y sociales del gobierno peronista y del sufragio femenino. Adversaremos la figura de Eva Perón, pero no podremos sino reconocer que fue una mujer gigantesca. Sería muy bueno que Sandra Torres tuviese similar estatura.

Pasando de la tragedia al sainete, como diría Marx, hoy observamos en Guatemala una furiosa campaña reaccionaria contra Sandra Torres que la hace aparecer como la Evita Perón de Guatemala. “Evite a Evita” nos aconseja un columnista de derecha y acompaña su sugerencia con una buena cantidad de inexactitudes históricas, que ya ha rebatido contundentemente el embajador y colega argentino Néstor López. Y en el internet, sobre todo después del divorcio de la pareja presidencial, es enorme la cantidad de chistes, imágenes burlescas, canciones satíricas contra Sandra Torres y el presidente Colom.

Son cuatro los temas recurrentes en las violentas sátiras.

En primer lugar, su relación de parentesco con los gobiernos y figuras que la derecha califica de populistas con razón (Eva Perón) y sin razón (Chávez, Evo, los Kirchner). Una canción dice: “Yo soy solidaria conmigo, Chávez es mi padrino, Evo Morales mi gran amigo, Cristina Krichner (sic) a quien yo sigo (solo que ésa más pilas porque enviudó)”. Y un cartel en el que el presidente Colom sostiene a Torres por la cintura, igual que Perón sostuvo a una Evita debilitada en un acto de octubre de 1951, nos dice: “Sandra Torres es Evita: Evita que comas, Evita que te eduques, Evita que trabajes, Evita que tengas seguridad, Evita que circules, Evita que haya justicia, Evita escuchar a la prensa, Evita las preguntas, Evita las respuestas, Por favor… evita favorecerla con tu voto”. La sindicación de populista devela su carácter anticomunista, cuando presenta una foto de Torres como guerrillera acompañada de otros insurgentes.

En segundo lugar, el ataque a los programas asistencialistas. Una canción vulgar y menos ingeniosa que la anterior nos dice: “vamos a darle a la gente bolsas solidarias y 300 pesos. ¡Pero si pisto no hay ya!, cállate flacucho, janano de mierda”. En tercer lugar, un discurso machista que retrata a Colom como un hombre paniaguado y atropellado por una mujer abusiva y empoderada. Dice la vulgar canción: “Hace más de tres años que tengo el poder y ese flaco janano mi títere es”. “Recuerda que siempre aun divorciados yo mando en la casa”. O bien en el chiste donde ofrecen una “MacCajita solidaria con un presidente de juguete”. En cuarto lugar, el clasismo y racismo típicos de la derecha guatemalteca se expresan en la canción procaz: “Azúcar y aceite a los pobres, arroz, masa y frijolitos, mientras nosotros los nuevos ricos ya nos picamos con el lomito”. Además de los chistes (con fotos incluidas) acerca de la fealdad de la primera dama y el presidente que los llevó a tener una ficticia hija nada agraciada.

Hace unos meses escribí un artículo sobre la satanización de la ex primera dama. Hoy la satanización es explícita. Uno de los mensajes nos presenta a la protagonista de la recordada película “El exorcista” transfigurándose en Sandra Torres y remata con la siguiente frase: “¡Ay de los moradores de la tierra y el mar! Porque el diablo ha descendido a vosotros, teniendo grande ira…” (Apocalipsis 12:12)”. No pude sino recordar a monseñor Mariano Rossell y Arellano demonizando a los supuestos y reales comunistas en el marco del anticomunismo rampante de 1954.

Un columnista que no es precisamente de izquierda, Juan Luis Font, ha hecho la pregunta crucial: ¿Por qué inspira tanto encono, tan decidido rechazo la figura de Sandra Torres? A mi juicio la respuesta es simple: la derecha guatemalteca, que incluye al gran empresariado y a su influencia social en las clases medias urbanas, la considera una amenaza real. Porque no va a ser una candidatura de pocos votos y porque con los programas sociales que ha auspiciado ha despertado esperanzas reales o infundadas en los pobres y oprimidos de este país.

Así de sencillo.

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