sábado, 22 de enero de 2011

Los desafíos de la educación popular

Debemos enfocar la discusión acerca de los nuevos paradigmas de la educación popular, rescatando su dimensión libertadora, para desarrollar una metodología que incorpore el legado de Paulo Freire y lo haga avanzar.
Frei Betto / LA JIRIBILLA
En las líneas que siguen, expongo algunas inquietudes acerca de los desafíos que enfrenta la educación popular en la coyuntura en que vivimos. Son reflexiones que compartimos con Paulo Freire en sus últimos años de vida.
La deshistorización del tiempo
En la educación popular debemos aprender a colocar los conceptos en lenguaje plástico. Existe un principio sagrado: no se trata de que el pueblo entienda lo que hago, sino que “vea” lo que yo hago. Si no logramos transformar el concepto en metáfora, en imagen, seguiremos hablando un lenguaje ajeno y corremos el riesgo de llevar al pueblo a usar un lenguaje intelectualista. Un ejemplo de ello es el caso del carcelero que leía nuestras cartas en la prisión para censurarlas. Un día conversaba con nosotros y se quejaba de sus problemas sentimentales con su novia; al poco tiempo le pregunté cómo iban las cosas y me respondió: “Ay, hermano, el asunto está difícil, nos encontramos en un antagonismo”. Él había leído en nuestras cartas la palabra “antagonismo”, la encontró bonita y la incluyó en su lenguaje.
Otro principio de la educación popular es la necesidad de “tener un tendedero donde se puedan colgar los conceptos y analizar la realidad”. El tendedero es la percepción del tiempo como historia. Es un hecho que existen civilizaciones, tribus y grupos que no tienen la idea del tiempo como historia, como los antiguos griegos, para quienes el tiempo era cíclico.
La esencia del neoliberalismo es la “deshistorización del tiempo”. Cuando Fukuyama declaró “el fin de la historia”, no hizo sino expresar lo que el neoliberalismo quiere lograr: “hemos llegado a la plenitud del tiempo: el método neoliberal de producción capitalista, el mercado. Son pocos los escogidos y muchos los excluidos; y ya no tiene caso querer luchar por una sociedad alternativa”.
Actualmente es difícil hablar de sociedad alternativa; de socialismo, ni pensarlo. Se ha creado una especie de pudor, un bloqueo emocional alrededor de este asunto. LEA EL TEXTO COMPLETO AQUI

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