sábado, 29 de mayo de 2010

Centroamérica, una región estratégica

Centroamérica es una región estratégica para lo que sucederá en el futuro en toda América Latina. Los Estados Unidos lo han visto con claridad desde antes que ocurrieran los hechos históricos que hoy se celebran en el marco del Bicentenario. Tener la llave del cerrojo centroamericano es crucial para el futuro que se avecina.
Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica
rafaelcuevasmolina@hotmail.com
(Fotografía: Honduras es un ejemplo de los "esfuerzos" que realiza EE.UU para mantener el control de Centroamérica)
En nuestros días Centroamérica constituye un factor con peso propio en el conjunto latinoamericano y caribeño. Pese a formar parte integral del subcontinente latinoamericano, la región ístmica y su entorno poseen condiciones históricas que las convierten en ámbitos que ameritan un análisis específico y, a partir de éste, de propuestas particulares. Entre las razones que hacen a la región “especial” en el conjunto hemisférico, sobresalen cuatro que justifican ampliamente un abordaje más individualizado:
1. Su ubicación estratégica en el centro del continente y, por esa razón, la gran sensibilidad geopolítica que el área ha tenido desde el siglo XV en adelante. Este factor ha sido de una importancia capital en las relaciones internacionales de América Latina. La decisión de ampliar el Canal de Panamá ha otorgado nueva significación a la región como “nudo” para las telecomunicaciones y el transporte intercontinental del siglo XXI.
2. Su diversidad biológica y cultural. Pese a su pequeñez geográfica, es una de las regiones más ricas y diversas del planeta, lo que la convierte en un lugar de alto potencial como laboratorio social y potencial centro de generación de nuevo conocimiento. En otro orden de cosas Centroamérica, junto con México y la Zona Andina, son las áreas con mayor población indígena en América Latina, hecho que le confiere un carácter especial en el conjunto regional.
3. Su experiencia política reciente. Es la única subregión de América Latina que ha experimentado una transición de la guerra a la normalidad política en menos de veinte años y en el marco de una gran disfuncionalidad del Estado nación. Las lecciones aprendidas y no aprendidas de estos procesos constituyen un acervo de importancia capital en momentos en que se buscan nuevos paradigmas que permitan la superación del “pensamiento único”. También lo constituyen las amenazas surgidas de ese conflictivo trasfondo, en especial las manifestaciones del crimen organizado y la violencia asociada a éste que adquieren en esta zona (atenazada entre México y Colombia), una de las dimensiones más dramáticas del mundo.
4. Su gran heterogeneidad. Pese a que Centroamérica, desde el Petén en Guatemala, hasta el Darién en Panamá, no cubre más de 500.000 km2, en ella se ubican siete Estados Nación, cerca de 40 colindancias transfronterizas (marítimas y terrestres), los cuerpos de agua dulce más grandes del continente al sur de los Grandes Lagos, modelos gubernamentales de la más variada naturaleza ideológica, un Tratado de Libre Comercio con los EEUU –el primero de alcance “regional”-, millones de pobladores indígenas, un sistema de integración regional más que cincuentenario, y una mezcla de estilos de desarrollo que incluyen a dos de los países con mayor desarrollo relativo del Hemisferio (Costa Rica y Panamá), y a dos de los más pobres (Nicaragua y Honduras). Este contexto es propicio para todo tipo de estudios y aproximaciones comparativas de enorme interés científico.
Centroamérica es, por lo tanto, una región estratégica para lo que sucederá en el futuro en toda América Latina. Los Estados Unidos de América lo han visto con claridad desde antes que ocurrieran los hechos históricos que hoy se celebran en el marco del Bicentenario. Los llamados padres de la independencia norteamericana, empezado por Thomas Jefferson, no escatimaron llamados a sus compatriotas para que se expandieran “naturalmente” sobre los ricos territorios aledaños a sus fronteras, en ese tiempo en franca expansión territorial. Los recientes acontecimientos de Honduras muestran cómo la gran potencia del Norte no escatima esfuerzos por mantener en el redil este territorio al que reclama como su patio trasero.
Tener la llave del cerrojo centroamericano es crucial para el futuro que se avecina.

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