sábado, 24 de abril de 2010

En el bicentenario: empujar el carro de la utopía

  • Es así como nos encuentra esta conmemoración del bicentenario: bregando, haciendo esfuerzos por sacar la cabeza del torrente que es este capitalismo tardío llamado neoliberalismo.
  • El bicentenario es empujar el carro de la utopía entre el fango del siglo XXI.
Rafael Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica
rafaelcuevasmolina@hotmail.com
(Ilustración tomada de LA JIRIBILLA)
Cuando se inician las conmemoraciones del bicentenario de la independencia de América Latina, queda en evidencia que ésta, más que un punto de llegada, no ha sido más que un momento importante en un proceso que está en marcha y que tiene aún mucho camino por delante.
En efecto, la independencia de los países de América Latina constituyó un hito político de primer orden, pero cada día nos es más claro que los sectores sociales que la capitalizaron, aunque realizaron tareas formidables, también impulsaron un proyecto limitado en función de sus intereses de clase. Algunos llegan a hablar de la persistencia de la colonia en ellos, con lo que la independencia no habría sido sino una especie de gatopardismo implementado por los criollos maniatados por el corsé de la administración de la Corona española.
En su contexto, sin embargo, surgieron voces imperecederas que aún hoy son faro que alumbra: José Martí, por ejemplo, que en el filo de lo que se va y lo que viene, en el espacio geográfico en donde estaban bullendo los tiempos nuevos, supo y pudo darse lúcidamente cuenta de lo que se aproximaba y, de pie, empinado sobre su estatura enclenque, nos grita desde el rincón de la historia en donde vive que ahí viene el gigante de las siete leguas y que debemos arreciar la marcha unida.
Los esfuerzos por ampliar el horizonte abierto por la independencia han sido muchos, y cada uno ha dejado una huella y un remanente que abona en el camino hacia lo que se ha dado en llamar una segunda y definitiva independencia.
Ahí está la Revolución Mexicana de 1910, con sus huestes de campesinos desposeídos sublevándose al amparo de la figura egregia de Zapata, y dejando a la zaga, como estela, expresiones literarias y artísticas que nos identifican hoy como seres distintos y especiales en el mundo.
Augusto César Sandino y su gesta nacionalista en las montañas de las Segovias, en Nicaragua, es otro momento de primer orden en esa larga cadena. Qué iba a saber el pequeño Augusto César que su resistencia al invasor norteamericano se transformaría en modelo de heroicidad en Nuestra América. Enlodado hasta el cuello, machete en mano, con su bandera rojinegra enhiesta empuñada con esfuerzo, Sandino nos vuelve a ver desde las selvas bañadas por los dos océanos, el Pacífico y el Atlántico, que bañan las costas de Nicaragua.
Y luego la Revolución Cubana, el fogonazo de alerta de la Primera y la Segunda Declaración de La Habana, la reforma agraria, la campaña de alfabetización, la victoria de Playa Girón, la vista puesta en el futuro sobre los hombros de Martí. Un momento estelar en ese largo camino al que ahora, a finales del siglo XX y principios del XXI, se suman otras voces, otros pueblos, otros esfuerzos: Venezuela, Bolivia, Ecuador, Uruguay, Argentina, Nicaragua, cada uno con sus propias especificidades, cada uno con sus propias fortalezas y sus propias debilidades, con sus propias falencias y yerros, sus propios logros y triunfos.
Es así como nos encuentra esta conmemoración del bicentenario: bregando, haciendo esfuerzos por sacar la cabeza del torrente que es este capitalismo tardío llamado neoliberalismo. Haciendo lo posible por no ser arrastrados corriente abajo y tratando de pensar en medio de la lucha cómo armarnos, no solo para resistir sino para construir algo que se corresponda con lo que queremos y necesitamos. Es armar la casa en medio del aguacero, alumbrados por los relámpagos oyendo en derredor el rugido de las hienas.
Lo importante de todo esto es que, generación tras generación, aparecen en el horizonte latinoamericano quienes no desmayan y empujan con denuedo hacia delante. Que siempre hay bolívares, martís, sandinos, zapatas o guevaras empujando el carro de la utopía bajo la lluvia inclemente, haciendo lo posible por desatascar sus ruedas del fango en el que nos sumen los que se abrazan en los estrados y se besan tras bambalinas con los emisarios del imperio.
Son, seguramente, aquellos que han sido llamados idiotas perfectos porque van contra corriente, contra lo establecido, contra la sensatez de los que han llegado a la cima del bienestar y, desde algún sexto piso, en sus apartamentos de lujo en Miami o Madrid, observan el panorama, suspiran, y no tienen más que decir que qué idiotez empujar un carro entre el fango.
El bicentenario es empujar el carro de la utopía entre el fango del siglo XXI.

El equilibrio del mundo y la nueva integración latinoamericana

  • Impulsada por el ascenso de los sectores populares y nacionalistas latinoamericanos, e inspirada en el pensamiento martiano-bolivariano, el ALBA es la iniciativa que más lejos ha llevado las posibilidades de construir otros espacios de integración, para alcanzar “el equilibrio del mundo”, tarea que exige, primero, subvertir y transformar el orden económico y social existente.
Andrés Mora Ramírez / AUNA-Costa Rica
(Fotografía: Cumbre extraordinaria del ALBA, Caracas, 19 de abril de 2010)

Las celebraciones del bicentenario del inicio de las luchas emancipadoras en América Latina traen consigo reflexiones y revisiones críticas sobre las historias, culturas y procesos políticos que dieron origen a nuestras naciones. Al mismo tiempo, nos invitan a mirar y evaluar el estado de ese largo camino de realización del horizonte utópico que José Martí proyectó, cuando aseguró que la segunda y definitiva independencia antillano-latinoamericana era condición ineludible para alcanzar el equilibrio del mundo[1]. Es decir, un nuevo orden en las relaciones internacionales, como aún no lo ha conocido la civilización moderna.

Son diversos los escenarios y coyunturas en los que Martí va dándole forma a esta idea, pero en lo común de este proceso de maduración de su pensamiento, se encuentra la preocupación, creciente sobre todo a partir de 1889, tras su participación en el Congreso de Washington, por la unidad de los pueblos de nuestra América frente al naciente imperialismo estadounidense, que amenazaba con caer “con esa fuerza más, sobre nuestra tierras americanas”[2].

No es casual que más de un siglo después, Martí y sus ideas conserven su vigencia. Las amenazas y desafíos siguen siendo, en buena medida, aquellos que conoció y avizoró el prócer cubano: el dilema -ahora renovado- entre el unionismo latinoamericano y el neopanamericanismo imperial, y la tarea pendiente de completar el desarrollo económico, social, cultural y ambientalmente sostenible de nuestras “repúblicas dolorosas de América[3].

La idea de la unidad posible de América Latina, entonces, debe ser vista como uno de los ejes articuladores de la construcción de nuestras identidades culturales y de las luchas de liberación de los pueblos latinoamericanos, tanto en sus triunfos como en sus derrotas, en un itinerario liberador que nos lleva de los proyectos político-militares de Bernardo de Monteagudo, Simón Bolívar y Francisco Morazán, en la primera mitad del siglo XIX; al Martí que, hacia fines de esa centuria, despliega sus mejores armas intelectuales para impulsar la tesis –complementaria de las de sus antecesores- de la unidad latinoamericana sustentada en el desarrollo de la cultura y el antiimperialismo. En el siglo XX, esta herencia unionista y antiimperialista será retomada por Augusto Cesar Sandino en Nicaragua, quien escribe en 1929 el Plan de realización del supremo sueño de Bolívar, y por supuesto, por la onda expansiva de la Revolución Cubana, que alcanza a las actuales Revoluciones Andinas del siglo XXI.

Es desde esta perspectiva histórica que consideramos que las actuales iniciativas de integración latinoamericana, como el ALBA, la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la futura Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), con sus diferencias evidentes pero también con sus muchas coincidencias, constituyen el paso más importante que se ha dado, durante las últimas décadas, en la ruta de la construcción de un nuevo orden internacional más justo, y que se va expresando, poco a poco, en la conformación de una arquitectura del poder hemisférico y global distinta a la que fue hegemónica hasta finales del siglo XX.

Esta nueva integración de nuestra América tiene tres rasgos fundamentales: el primero, su carácter posneoliberal, porque surge en el contexto de lo que Ana Esther Ceceña llama un “posneoliberalismo nacional alternativo[4], a saber, el conjunto de políticas de superación del paradigma neoliberal y de creación del poder participativo que se impulsan, sobre todo, desde Venezuela, Bolivia y Ecuador. El segundo, se trata de una integración independiente, porque se construye sobre la base de procesos de recuperación de la soberanía popular, nacional, energética, territorial. Así, se desmarca de la influencia y el poder que ejercieron los organismos internacionales y los EE.UU. hasta finales del siglo XX[5]. Y finalmente, es multidimensional[6], porque además de lo económico, incorpora aspectos esenciales de la vida social como la cultura, la educación, el deporte, la salud, la comunicación social y los derechos humanos en un sentido amplio.

En este marco, impulsada por el ascenso de los sectores populares y nacionalistas latinoamericanos e inspirada en el pensamiento martiano-bolivariano, el ALBA es la iniciativa que más lejos ha llevado las posibilidades de construir otros espacios de integración, regidos por una lógica solidaria, que ensaya alternativas al capitalismo y que procura forjar “el equilibrio del mundo”, tarea que exige, primero, subvertir y transformar el orden económico y social existente.

El Manifiesto Bicentenario de Caracas, consolidando la Nueva Independencia que se aprobó en la cumbre extraordinaria del ALBA, celebrada en Caracas el pasado lunes 19 de abril, entre muchos apartados importantes, resalta precisamente la manera en que este espacio de integración “se ha convertido en un elemento cohesionador y dinamizador para avanzar, en las actuales circunstancias históricas, hacia el objetivo superior que constituye el Sueño Bolivariano de crear la más grande República que haya existido y la unidad regional. Desde su nacimiento en el año 2004, en sus conceptos y sus prácticas, el ALBA ha constituido una alternativa a los esquemas de integración neoliberales y fundamentalmente el proyecto económico imperial del ALCA, un espacio de respuesta y protección efectiva ante las crisis energética, financiera, alimentaria y social desencadenadas por el capitalismo globalizado que hoy amenaza la existencia de la Madre Tierra y la supervivencia de la humanidad”.

A pesar de las maniobras desestabilizadoras de sus poderosos enemigos, y aún con los inevitables contratiempos que supone la construcción de una alternativa sobre la marcha y contra el tiempo, el ALBA representa hoy la avanzada de la unidad e integración latinoamericana que, al desafiar la lógica ortodoxa del capitalismo neoliberal, señala un camino posible para la sobrevivencia de la especie humana.

NOTAS
[1] Martí, José (1894). “El tercer año del Partido Revolucionario Cubano”, en Hart Dávalos, Armando (editor) (2000). José Martí y el equilibrio del mundo. México DF: Fondo de Cultura Económica. Pág.240.
[2] Martí, José (1895). “A Manuel Mercado”, en Hart Dávalos, op.cit. Pág 276.
[3] Martí, José (1891). “Nuestra América”, en Hart Dávalos, op.cit. Pág 204.
[4] Ceceña, Ana Esther (2008). “El posneoliberalismo y sus bifurcaciones”. Observatorio Latinoamericano de Geopolítica. Diciembre. Disponible en: www.geopolitica.ws
[5] Regueiro Bello, Lourdes (2008) Los TLC en la perspectiva de la acumulación estadounidense. Visiones desde el Mercosur y el ALBA. - 1a ed. - Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales - CLACSO. Pp. 261-288.
[6] Suárez Salazar, Luis (2008). “La integración independiente y multidimensional de Nuestra América: una mirada desde lo mejor del pensamiento sociológico”, en revista Política Exterior y Soberanía, año 3, nº 2, abril-junio. Caracas: Instituto de Altos Estudios Diplomáticos Pedro Gual. Pp. 21-26.

Pedofilia y Poder Sagrado

  • A la Teología de la Liberación se le exigió fidelidad irrestricta al dogma católico y obediencia al Sumo Pontífice. A la Iglesia que sufría el problema de los clérigos pedófilos se les impuso guardar silencio, ocultar los hechos, incluso en casos graves, guardar la información como “secreto pontificio”.
  • Mientras tengamos un modelo de Iglesia marcado por esta tradición conservadora, la jerarquía católica será incapaz de aceptar los mejores logros de la modernidad, especialmente en materia de sexualidad humana.
Pablo Richard / Especial para CON NUESTRA AMÉRICA

Introducción:
Al que escandalice y haga caer a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería que le amarraran al cuello una gran piedra de molino y que lo hundieran en lo más profundo del mar” (Palabra de Jesús en Mat 18, 6 y textos paralelos: Mrc 9, 42 // Lc 17, 2)
Mi intención con este artículo no es solo profundizar en los testimonios sobre la pedofilia en la Iglesia, sino ir a las causas, raíz y consecuencias de esta perversidad. La pedofilia, y otras iniquidades similares, ha desencadenado una crisis en la Iglesia, que no es una crisis temporal, que pueda ocultarse y olvidar, sino una crisis profunda de credibilidad, que puede durar muchas décadas para ser resuelta.
1: La Iglesia entre la iniquidad y la liberación
Un hecho revelador es confrontar la actitud de la Iglesia frente a la pedofilia y la actitud radicalmente diferente de la misma Iglesia frente a la Teología de la Liberación.
Por un lado, la Jerarquía fue permisiva, tolerante, legitimadora y encubridora de la pedofilia. Por otro lado, casi en el mismo tiempo, la Jerarquía de la Iglesia tuvo una vigilancia extrema de la Teología de la Liberación, que llevó a muchas condenas y medidas altamente represivas y bien publicitadas. Tuvimos un modelo de Iglesia donde se abusó de los niños y se los dañó profundamente en su naturaleza humana. Casi en la misma época tuvimos otro modelo de Iglesia que optó por los pobres y buscó su liberación. A la Teología de la Liberación se le exigió fidelidad irrestricta al dogma católico y obediencia al Sumo Pontífice. A la Iglesia que sufría el problema de los clérigos pedófilos se les impuso guardar silencio, ocultar los hechos, incluso en casos graves, guardar la información como “secreto pontificio” (véase la Carta de Hans Küng a los obispos, del 15 abril 2010).
2: Crisis de una Iglesia cuyo poder es la institución, la ley y el dogma
Nos dice Pablo de Tarso: “Han roto con Cristo todos cuantos buscan la justicia en el cumplimiento de la ley. Han caído en desgracia. Nosotros, en cambio, esperamos la justicia anhelada por medio del Espíritu y de la Fe” (Gal 5, 4-5).
Existe un modelo de Iglesia que busca la justicia en el cumplimiento fiel de la ley, de la norma, del canon, del dogma, de la doctrina, de la rúbrica y de la estructura jerárquica de la Iglesia. Hay otro modelo de Iglesia que busca la justicia en una actitud crítica frente la ley, el dogma y la estructura jerárquica de la Iglesia. Esta búsqueda se hizo efectiva en una nueva manera de hacer teología (la Teología de la Liberación), una nueva manera de ser Iglesia (las Comunidades de Base), una nueva manera de interpretar la Biblia (la Lectura comunitaria de la Biblia) y una manera nueva de organizar los ministerios y de celebrar la liturgia, al margen de la rúbrica y de la ley. La Iglesia que buscó la justicia en la defensa absoluta de la ley “rompió con Cristo y cayó en desgracia”. La pedodfilia es un signo de esta ruptura y de esta desgracia. La Iglesia de la ley ya no es una Iglesia que busca la justicia por medio del Espíritu y de la práctica de la Fe.
"La ira de Dios se revela desde el cielo sobre toda impiedad e iniquidad de los que pervierten la verdad con la iniquidad. Habiendo conocido a Dios se ofuscaron en sus razonamientos y su insensato corazón se entenebreció. Ya que juzgaron inútil conocer a Dios, Dios los abandonó a los errores de su propio juicio, de tal modo que hacen absolutamente todo lo que es malo: injusticia, perversidad, codicia, maldad, desafían a Dios, son altaneros, orgullosos, farsantes, insensatos, desleales, sin amor y despiadados” (carta de Pablo a la Iglesia de Roma: 1, 18-30).
Ninguna condenación existe para los que viven en Cristo Jesús, porque la ley del espíritu que da la vida en Cristo Jesús te liberó de la ley del pecado y de la muerte". (8, 1-2).
3: Leyes, estructuras y dogmas que dieron vida a la perversión
a) La ley del celibato obligatorio
El celibato obligatorio puede dañar profundamente la naturaleza humana. Una excepción, a la luz de los Evangelios, sería el celibato asumido libremente por causa del Reino de Dios, sean éstos clérigos o laicos. De hecho hay médicos, enfermeras, educadores y muchas otras personas que entregan su vida entera al servicio de los pobres, dentro o fuera de la Iglesia
En los seminarios y en los retiros espirituales a los sacerdotes, se habla mucho de “crucificar la sexualidad”. Otras veces se dice que las desviaciones de tipo sexual son subjetivas y pueden ser superadas con la oración, con una buena disciplina y orientación psicológica, que no es dada normalmente por psicólogos, sino por “directores espirituales”, dañados ellos mismos por el celibato obligatorio.
b) La misma ley que justifica el celibato y condena la homosexualidad
La homosexualidad es una opción legítima, cuando está guiada por una ética de amor y fidelidad. Un problema frecuente surge cuando se utiliza la condición clerical para encubrir la homosexualidad. La perversión no es la homosexualidad, sino la utilización de la institución eclesial para encubrirla. La homosexualidad manipulada, reprimida y ocultada puede ser causa de serias perversiones sexuales. El Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado del Vaticano, en su visita a Chile, sentenció que no existe una relación entre celibato y pedofilia, sino entre homosexualidad y pedofilia, y que esta constatación estaría fundada en serias investigaciones científicas de psicólogos y psiquiatras. El cardenal en una sola declaración buscó justificar el celibato y condenar la homosexualidad, con lo cual negó toda culpabilidad de la Iglesia en los delitos de pedofilia y culpabilizó de estos delitos a los homosexuales.
c) La ley absoluta en Iglesia de incluir solo hombres en su jerarquía
La Iglesia católica es la institución religiosa más antigua y poderosa, donde toda su estructura jerárquica son exclusivamente hombres. Una revista (Newsweek) habló del “club masculino más exitoso e indestructible en toda la historia”. El Papa en Roma, el Obispo en su diócesis y el Párroco en su Parroquia es el poder sagrado masculino más antiguo en la Iglesia.
La exclusión de la mujer de la estructura jerárquica de la Iglesia católica es la otra cara de la masculinización absoluta del ministerio clerical. Esta situación transforma a la Jerarquía eclesial en un espacio donde todo es discutido y decidido entre hombres. ¿Cual sería la posición de la Jerarquía si la pedofilia fuese discutida entre hombres y mujeres? ¿Cómo sería la Iglesia católica si el cargo actual de Secretario de Estado lo ejerciera una mujer ordenada cardenal o si una mujer estuviera a cargo de un dicasterio en el Vaticano?
d) Confrontación de la Iglesia Católica con la modernidad
La Iglesia, desde el siglo 19 se ha visto amenazada por la modernidad. Por eso redactó el “Sílabo de los errores modernos”. El Concilio Vaticano Primero (1869-1870) enfrentó la “civilización moderna” cuando afirma la autonomía de la razón, del individuo, del Estado y de las ciencias frente a la Iglesia católica.
Algunas conclusiones del Concilio Vaticano Primero: que la Iglesia es una “sociedad verdadera, perfecta, espiritual y sobrenatural”, que la Iglesia es “indefectible” e “infalible”.
Se define el primado del Romano Pontífice, la soberanía temporal de la Santa Sede y la función del Papa como juez supremo de cualquier controversia eclesiástica, mientras que él no puede ser juzgado por nadie, ni siquiera por el concilio. Finalmente se proclama “como dogma divinamente revelado que el romano pontífice, cuando habla ex cáthedra, goza de infalibilidad”.
Mientras tengamos un modelo de Iglesia marcado por esta tradición conservadora, la jerarquía católica será incapaz de aceptar los mejores logros de la modernidad, especialmente en materia de sexualidad humana.
e) La ley que une perversión sexual y poder sagrado
El arzobispo de Poitiers, mons. Albert Rouet, en un libro suyo titulado: J'aimerais vous dire” (Bayard, 2009) escribe: “La Iglesia católica ha estado sacudida durante varios meses por la revelación de escándalos de pedofilia. ¿Es todo ésto una sorpresa? Quisiera antes que nada precisar una cosa: para que exista pedofilia son necesarias dos condiciones: una perversión profunda y un poder. Esto quiere decir que todo sistema cerrado, idealizado y sacralizado es un peligro. Cuando una institución, incluida la Iglesia, se fundamenta en una posición de derecho privado, y se afirma en una posición de fuerza, las desviaciones financieras y sexuales llegan a ser posibles”.
4: Las víctimas de la pedofilia y la credibilidad de la Iglesia
Es importante ver toda la realidad de la pedofilia desde sus víctimas. La Iglesia consideró hasta hace poco la pedofilia como un pecado y no como un delito. El pecado puede quedar oculto en el secreto del sacramento de la confesión, pero el delito es un crimen que debe ser llevado públicamente a los tribunales. La Iglesia jerárquica rechazó la culpabilización de la pedofilia y ocultó al pedófilo para salvar como Iglesia su credibilidad y prestigio. La Iglesia también ocultó la criminalización de la pedofilia para evitar ser condenada y obligada a pagar una indemnización económica. Ocultar al delito y al delincuente, para salvar el prestigio de la Iglesia, es una iniquidad y una agresión contra las víctimas. Expresa también hipocresía, fariseísmo y falta de solidaridad.
La Iglesia Jerárquica ocultó a los curas pedófilos, con el pretexto de hacer posible un seguimiento psicológico. Los traslada de una parroquia a otra o los envió a una diócesis fuera del país, con el pretexto de una rehabilitación de los pedófilos que no dañe la credibilidad y prestigio de la Iglesia. Se argumentó que la pedofilia era una “enfermedad”, que para ser “sanada” debía evitarse todo escándalo público (entrevista al Cardenal Darío Castrillón Hoyos realizda por Patricia Janiot en la CNN).
Un argumento utilizado para ocultar la pedofilia del clero era la prioridad que se debía dar a la Institución Eclesial por encima sus víctimas. La rehabilitación del clero pedófilo se veía así como necesaria en función de los intereses de la misma Iglesia. Esta además no debía “perder” un sacerdote por causa de un problema “” y “personal”, como era considerada la pedofilia. También se argumentó que el número de los sacerdotes pedófilos era insignificante en comparación con la mayoría de los sacerdotes que no lo eran. También se discutió que el porcentaje de la pedofilia en el clero era mínima, si se la comparaba con el porcentaje de la pedofilia a nivel social y mundial.
También la Iglesia se enfrentó a los medios de comunicación que denunciaban la pedofilia en la Iglesia. Interpretó esto como una campaña mediática perversa contra la Iglesia católica misma.
La Iglesia ahora se presentaba así como víctima, y ocultaba las verdaderas victimas de la pedofilia.
Todos estos argumentos confirman que la Iglesia no veía la pedofilia desde sus víctimas, sino desde sus intereses, especialmente desde la defensa de su credibilidad y autoridad.
5: Los gritos de las victimas y los llantos de la Jerarquía católica
No basta que la Iglesia pida perdón por los delitos de pedofilia cometidos por su jerarquía, episcopal y presbiteral. Tampoco basta la condena de los sacerdotes pedófilos y la así llamada “tolerancia cero”. Tampoco basta que la Iglesia tome medidas disciplinares para que la práctica de la pedofilia desaparezca para siempre. No basta reconocer que la Iglesia se siente herida y arrepentida. No basta que los Legionarios de Cristo declaren que su fundador el Padre Marcial Maciel y algunos de sus discípulos no son ejemplos de vida cristiana y sacerdotal.
Todo esto es justo y necesario, pero falta lo más importante: escuchar el grito de las víctimas. Toda la problemática de la pedofilia debe ser analizada y juzgada por ellos mismos y desde su propia realidad. Los que han sido víctimas tienen derecho a ser sujetos de su propia vida, sujetos de la reconstrucción de sus vidas y sujetos de la reconstrucción de los hechos de los cuales ellos han sido víctimas. No desean que sean otros, incluso sus victimarios, los que hablen por ellos.
Exigen ellos mismos una explicación sobre el porqué la Iglesia ocultó a los clérigos y obispos pedófilos. Piden personalmente una condena de sus agresores y una indemnización por los daños infligidos. Ellos como sujetos quieren ser solidarios con otras víctimas de pedofilia, en la Iglesia y en la sociedad, que todavía no han podido hacer su denuncia y llevarla a juicio. El grito de las víctimas ya resuena en el mundo entero. La solidaridad sin embargo ya se extiende a otros millones de niños y niñas que sufren otras realidades de muerte, como los 16 mil niños que mueren de hambre cada día.
Sentimos hoy la actualidad de las palabras que Dos dijo a Moisés: “He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto, he escuchado su clamor contra sus opresores y conozco sus sufrimientos. He bajado para liberarlos y conducirlos a una tierra que mana leche y miel" (Exodo 3, 7-8).
Fin

Geopolítica de Estados Unidos hacia el Caribe durante el Siglo XXI: El caso de Panamá.

En esta edición ponemos a disposición de nuestr@s lector@s la ponencia "Geopolítica de Estados Unidos hacia el Caribe durante el Siglo XXI: El caso de Panamá", del Dr. Carlos Pérez Morales, Geógrafo e Historiador de la Universidad de Puerto Rico en Humacao.
Este texto fue prensentado en el Ciclo de Conferencias sobre Geopolítica de Estados Unidos hacia el Caribe: Bases militares Puerto Rico y Panamá, celebrado del 5 al 9 de abril de 2010, y auspiciado por el Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá.
Con una perspectiva histórica del desarrollo de la geopolítica norteamericana hacia el Caribe, el autor presenta un valioso análisis para la comprensión de la coyuntura que enfrenta actualmente Panamá:
"En el caso de Estados Unidos, la geopolítica llegó a ser la forma de pensamiento dominante en los tiempos del presidente Teodoro Roosevelt, y condujo muy conscientemente a la decisión de éste y sus asociados de hacer de Estados Unidos un imperio. La intervención en la guerra de independencia de Cuba contra España fue un dispositivo por el que Estados Unidos, adquirió un imperio: Cuba, Puerto Rico, las Filipinas y muy pronto Panamá, país que ayudó a independizar de Colombia y le impuso un tratado para la construcción de un canal interoceánico. (...)
Los gobiernos de Panamá, a partir de la invasión de Estados Unidos en 1989, han acordado con éste una serie de Entendimientos, Tratados y Acuerdos bilaterales que en cierta medida limitan la soberanía nacional de Panamá o fueron en contra de los Tratados Torrijos-Carter. Entendemos que ésta es una de las formas que el gobierno de Estados Unidos utiliza para asegurar su control de la hegemonía en Panamá. De esta manera, Estados Unidos obtuvo el consentimiento de Panamá para mantener su control hegemónico en múltiples facetas de la sociedad incluyendo la propia seguridad del estado. (...)
La geopolítica de Estados Unidos en esta región ha sido conducida mediante la implantación sistemática de los planes: Colombia, Puebla-Panamá y la Iniciativa de Mérida. Todos estos planes tienen en común un fuerte componente militar. Todos ellos esconden su verdadero objetivo que es el mantener la hegemonía de Estados Unidos al sur de sus fronteras tanto marítima como terrestre".

A 49 años de la victoria en Playa Girón

  • En Cuba hay historia de lucha, de dignidad, de conciencia de lo que representan como proyecto de sociedad hacia el resto del mundo, hay conciencia de que en la primera línea de resistencia frente los planes imperiales está la Revolución Cubana

Intervención en al Acto Conmemorativo del 49° Aniversario del Triunfo de Playa Girón, realizado en el 19 de abril en el Centro Cultural “Benemérito de las Américas”, Coyocán, México, D.F.

Lic. María del Pilar Delgado Ortiz / Enviado por el Movimiento de Solidaridad Nuestra América (México)

Compañeras y compañeros:
Hace 49 años, el 17 de abril de 1961 se produjo la intervención militar en Playa Girón, Bahía de Cochinos, en Cuba; llegó una expedición de aproximadamente 1,500 mercenarios entrenados por la CIA, divididos en siete batallones de 200 hombres cada uno y repartidos en 5 barcos de transporte. Desde el amanecer, lanzaron un batallón de paracaidistas con la misión de apoderarse de las dos carreteras que atraviesan la Ciénega de Zapata para llegar a la cabeza de playa. A bordo de buques de guerra norteamericanos, y a pocas millas de la costa, la infantería de marina de Estados Unidos estaba lista para desembarcar con apoyo naval y aéreo tan pronto lo solicitara el “Gobierno Provisional”, que sería trasladado por aire en cuanto aseguraran una cabeza de playa en Girón.
Los mercenarios contaban con una flota de bombarderos B-26, tripulados por pilotos batistianos y también norteamericanos. Desde el 15 de abril de 1961 atacaron por sorpresa las bases de la modesta Fuerza Aérea con aviones que portaban insignias cubanas. Ese ataque fue el anuncio de que la agresión era inminente. Al día siguiente, en el entierro de las víctimas, el compañero Fidel Castro proclamó el carácter socialista de la Revolución.
Esta invasión tenía un claro carácter clasista, los mercenarios eran criminales de guerra que se habían ido para Estados Unidos, los oficiales y los principales jefes, eran, en su mayoría, oficiales del ejército de Batista, y en las tropas de los invasores había hijos de terratenientes y familias ricas.
Se confirmó, además, la participación activa norteamericana en el ataque, al ser derribados por las fuerzas cubanas dos aviones B-26 tripulados por ciudadanos de los Estados Unidos, pilotos de la Guardia Nacional de ese país. El mismo día de la batalla, al amanecer, aviones de combate de la Fuerza Aérea norteamericana fueron avistados sobre la zona de operaciones. El entonces Presidente Kennedy, personalmente, autorizó esa intervención directa en apoyo de la ya diezmada aviación de la CIA. Estos aviones pertenecían a escuadrillas de combate del portaviones “Essex”, que durante toda la batalla se mantuvo a cierta distancia frente a las costas de Playa Girón junto con su flotilla de destructores acompañantes y otros buques. Algunas de estas unidades navales de la Marina de Estados Unidos se acercaron a la costa ese día, en cumplimiento de órdenes expresas del Presidente, para participar en las operaciones de rescate de la brigada contrarrevolucionaria derrotada por la presión insostenible de las fuerzas del Ejército Rebelde y las milicias populares.
En 60 horas consecutivas de combate, entre el amanecer del día 17 y las 6 de la tarde del 19 de abril, los mercenarios fueron derrotados, después de una encarnizada batalla en que tuvieron más de 150 muertos y centenares de heridos. Esa batalla se libró a la vista de la escuadra norteamericana. Alrededor de 1,200 mercenarios fueron hechos prisioneros, casi la totalidad de las fuerzas enemigas con capacidad de combatir, sin incluir las bajas mortales de los invasores.
Esos prisioneros fueron devueltos después de un breve tiempo en prisión. Cuba le exigió al gobierno de los Estados Unidos a cambio, una indemnización en alimentos o recursos para producirlos (tractores, equipos agrícolas), y medicamentos para niños. Estando en la negociación, la CIA intentó utilizar al abogado norteamericano James Donovan, con quien el compañero Fidel estaba negociando la libertad de los prisioneros, para que le llevara de regalo un traje de buzo que venía impregnado con bacterias y hongos para matarlo.
Nunca se maltrató a esos prisioneros y en todo momento se les proporcionó asistencia médica.
A diferencia de este trato digno, en diciembre del año 2001, 40 años después, a los cinco héroes cubanos que tenían como misión obtener información sobre actos terroristas contra Cuba para defender a su patria, han sido condenados injustamente.
Desde el triunfo de la Revolución y en el caso de Girón, a pesar de estar en una batalla militar, Cuba siempre respetó los derechos de los prisioneros. De la misma forma en que lo hizo con el tristemente célebre y extinto Orlando Zapata.
El imperialismo no ha cejado ni un momento de agredir a Cuba, para ello ha desatado una guerra económica y ha promovido y/o ejecutado agresiones físicas de todo tipo y ha utilizado todos los medios a su alcance. He aquí algunos ejemplos:
1.- Ha utilizado a los elementos desclasados que por su propia naturaleza son receptivos a los señuelos y a las ideas del imperialismo, ejemplo claro de ello son los casos del difunto Zapata y el de Guillermo Fariñas, así como los mal llamados “disidentes”.
2.- Ha practicado el terrorismo imperialista contra el pueblo cubano. Posada Carriles es uno de los más sanguinarios exponentes, él, participó en la destrucción del avión de Cubana con 73 pasajeros a bordo; organizó decenas de planes de atentados contra la vida de altos dirigentes de la Revolución Cubana; hizo estallar numerosas bombas en hoteles de turismo en Cuba. Estas acciones fueron financiadas por Estados Unidos a través de la Fundación Nacional Cubano-Americana. Y paradójicamente el gobierno norteamericano lo cobija indiscriminadamente. Ese es, en realidad, su prototipo de “defensores de los derechos humanos”.
3.- Impuso el bloqueo económico contra Cuba a través de su poderío financiero, comercial y tecnológico contra la pequeña economía cubana para provocar su colapso. Violando con ello no sólo del derecho internacional y la soberanía nacional cubana, sino en brutal violación del derecho a la vida, el bienestar y el desarrollo de la población sin distinción de edad, sexo, raza, creencias religiosas, condición social o ideas políticas.
La naturaleza criminal del bloqueo es evidente por sí mismo, pero lo es aún más en su larga ejecutoria de casi medio siglo, de presiones, acoso, intimidación, chantaje y toda clase de acciones para tratar de rendir al pueblo cubano y asfixiar su Revolución, prácticamente de manera genocida.
Ha utilizado la lucha mediática, mintiendo con todo cinismo sobre las condiciones que tiene la isla, pretendiendo engañar al mundo entero. Así lo hicieron el 18 de abril de 1961, al segundo día de combate, el entonces Presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy afirmó que “Estados Unidos no tiene la intención de intervenir militarmente en Cuba”, y agregó cínicamente: “Aunque se abstiene de una intervención militar directa en Cuba, el pueblo de los Estados Unidos no oculta su admiración por los patriotas cubanos”. Así lo siguen haciendo al día de hoy, cuando se proclaman como los “defensores de los derechos humanos”.
Los Estados Unidos intervienen, lo han hecho históricamente en América Latina. Cuba conoce desde el triunfo de su Revolución esa verdad, pero la conocen también Venezuela, Bolivia, Brasil, Nicaragua, Granada, México, Haití, Santo Domingo, Honduras, Panamá, Chile., y en los últimos tiempos, después de destrozar Afganistán, bombardeó brutalmente a miles de hombres y mujeres, niños y ancianos e invadió Irak para apropiarse de sus riquezas petroleras.
Estados Unidos interviene en América Latina y el mundo entero invocando “la defensa de los derechos humanos”. ¿Cómo puede constituirse en gendarme de la libertad quien es perpetuador de la explotación y opresión de los pueblos del mundo y contra una parte de su propio pueblo? Y todo esto ha ocurrido a la vista de mundo entero, incluso Amnistía Internacional denunció que las condiciones de los presos iraquíes en la Base Militar de Guantánamo son “crueles e inhumanas”, atentan contra las normas internacionales; los tienen recluidos en celdas de acero, individuales, sin luz natural y desprovistos prácticamente de cualquier contacto humano, además de torturarlos como nos dieron a conocer en todos los medios de comunicación.
¿Cuál es el “crimen” que Cuba ha cometido para desatar esa brutal embestida del gobierno estadounidense?. Tener un sueño de independencia, de igualdad, de equidad, de soberanía, de educación, de salud, de deporte, de recreación, de cultura y haberlo hecho realidad, de manera gratuita y sin discriminaciones.
Es increíble que en este siglo XXI la humanidad haya alcanzado un desarrollo espectacular: hay corazones y órganos artificiales y la comunicación por internet y los viajes al espacio son cosas cotidianas. Lo que hubiera parecido un sueño hoy es posible; sin embargo cuando la humanidad ha alcanzado todo eso, no ha resuelto que haya niñas y niños en la calle, que se tapan con un periódico, que se drogan y se dedican a la prostitución.
El capitalismo lleva más de tres siglos y no ha resuelto los problemas de la humanidad; en cambio, Cuba, en poco más de medio siglo de Revolución, ha logrado hacer realidad su sueño y las utopías de los pueblos del mundo y de América Latina en particular, aún cuando falta mucho por hacer.
Hoy, a 49 años de Playa Girón, Cuba ha alcanzado un nivel de desarrollo humano sin precedentes en la historia, lo que es admirable si consideramos que lo ha logrado en un contexto de permanente acoso económico y político: no hay analfabetos; es el único país de América Latina que tiene una tasa de mortalidad infantil inferior, incluso, de los países “del primer mundo”; la tasa de escolarización en la educación primaria y secundaria es de un 100%; es el país que tiene el número más elevado del mundo de médicos por habitante; es el único país que de manera gratuita prepara a estudiantes de otros países en la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas (ELAM); además, los médicos cubanos trabajan de manera voluntaria en varias naciones del continente.
Que no se engañen los imperialistas, Cuba ya demostró que no es igual a ningún otro país al que han invadido, ahí se encontrarán, como en Girón, con un pueblo fuerte, culto, consciente, con principios, con ética, experiencia y compromiso con los ideales. En Cuba hay historia de lucha, de dignidad, de conciencia de lo que representan como proyecto de sociedad hacia el resto del mundo, hay conciencia de que en la primera línea de resistencia frente los planes imperiales está la Revolución Cubana y están dispuestos a defenderla con su propia vida.
Hacemos un llamado urgente a estar atentos, a no confundirnos con las mentiras y con la campaña mediática del gobierno norteamericano y sus aliados de Miami. Debemos realizar acciones en defensa de nuestros hermanos cubanos y su revolución. No podemos prestarnos a las maniobras imperialistas que, como siempre, tratan de desacreditar y acabar con la obra de la Revolución.
Hoy, como hace 49 años en Girón, Cuba saldrá victoriosa y triunfante de esta maniobra imperialista.
Hoy, como ayer, como siempre, el Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba, reafirma su compromiso para seguir defendiendo al “Territorio Libre de América”, porque, como dijo el apóstol: “Un principio justo, desde el fondo de una cueva puede más que un ejército” y Girón, lo confirmó.
¡¡¡¡¡Celebremos la primera derrota militar del imperialismo yanqui en América Latina!!!!
¡¡¡Viva Cuba socialista!!!
¡¡¡Echemos abajo las mentiras imperialistas!!!!!
¡Vivan los cinco héroes cubanos prisiones del imperio!
¡Viva la solidaridad entre México y Cuba!

Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba, 19 de abril del 2010

En Caracas, por la independencia y el socialismo

  • El caracazo desencadenó una ola de luchas populares latinoamericanas contra las políticas del Consenso de Washington, cuando parecía que éstas habían llegado para quedarse. Aquellas rebeliones produjeron un cambio fundamental en la región.

Ángel Guerra Cabrera / LA JORNADA

El 19 de abril, a 200 años del comienzo de la lucha por la independencia de Venezuela, fue una jornada cargada de simbolismos y evocaciones que concluyó con la cumbre de los ocho jefes de Estado y gobierno de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) y su Manifiesto Bicentenario de Caracas, Consolidando la Nueva Independencia. El desfile militar en horas de la mañana, que pude ver en Telesur, me recordó los inicios de las Milicias Nacionales Revolucionarias en Cuba al observar los contingentes de obreros, campesinos, estudiantes y pueblos originarios mezclados con las tropas regulares y milicianas. Toda una remembranza del pueblo armado que otro 19 de abril, hace 48 años, derrotó la invasión lanzada por Washington contra la revolución cubana y de la estratégica unión que se forja en Venezuela entre pueblo y fuerza armada desde la victoria sobre el golpe de Estado el 13 de abril de 2002.
Cuba demostró en Playa Girón la posibilidad de derrotar militarmente al imperialismo yanqui en América Latina cuando existía cierto fatalismo por la proximidad de Estados Unidos en la mente de muchos que querían el cambio social. El caracazo, por su parte, desencadenó una ola de luchas populares latinoamericanas contra las políticas del Consenso de Washington cuando parecía que éstas habían llegado para quedarse. Aquellas rebeliones produjeron un cambio fundamental en la región al surgir gobiernos que rechazan esas políticas, como recordó la presidenta Cristina Fernández, oradora principal en la sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional de Venezuela dedicada al bicentenario venezolano.
Sus palabras recordaron a San Martín y al peronismo y su misma presencia junto a Hugo Chávez y los representantes populares venezolanos simbolizaba el abrazo de Guayaquil entre el gran prócer argentino y Bolívar y la gran contribución del peronismo al movimiento antimperialista y de liberación nacional de nuestra América. Subrayaba también la actitud abierta e inclusiva de Chávez y de los líderes de la Alba a expresiones políticas no afines al socialismo, pero coincidentes en bregar por la independencia y unidad latinoamericana y en romper con el fundamentalismo de mercado.
El Manifiesto de Caracas proclama las luchas de hoy como la continuación de las de nuestros próceres (concepto esencial a cualquier esfuerzo liberador que aspire al éxito en América Latina), se pronuncia por la consolidación de la independencia y la construcción del camino hacia el socialismo en los países miembros de la Alba (construir una base económica independiente, desarrollada y socialista, señala como objetivo), condena el bloqueo a Cuba y exige la libertad de los cinco antiterroristas cubanos, aboga por la independencia de Puerto Rico y expone acciones concretas en todas las esferas para profundizar la unidad, integración y complementación económica entre sus integrantes e impulsar la de todos los países de la región. Asimismo, formula proyectos para perfeccionar la política social en los países de la Alba en campos donde ya ha logrado avances importantes, como la salud, la educación, la atención integral con bases científicas a las personas con capacidades diferentes y propugna proyectos productivos para dignificar a la mujer, prestar una asistencia especial a las embarazadas y atender a los niños de la calle.
El manifiesto subraya la construcción de la igualdad entre todas las naciones en un mundo pluripolar y la lucha contra el intervencionismo y la guerra como clave de la política exterior de la Alba y encomienda a instancias de la organización afinar los criterios en cuanto a las alianzas con otras organizaciones y países en pro de esos objetivos. También se propone un plan para contrarrestar las campañas mediáticas a que son sometidos sus miembros. Al respecto, el presidente cubano, Raúl Castro, recordó las colosales mentiras de la campaña estadunidense que precedió y acompañó la agresión de Bahía de Cochinos, entre ellas el anuncio de la toma del puerto de Bayamo, ciudad cubana sin costa y de las más alejadas del mar.
La reunión dio todo su apoyo a Venezuela como sede de la cumbre para dejar institucionalizada la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños el 5 de julio de 2011 así como a la Cumbre de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra en curso en Bolivia, donde Evo Morales sintetizó su esencia al decir: o muere el capitalismo o muere la Tierra.

La generación del Bicentenario

  • Toda la generación de dirigentes que surgió en América Latina como reactiva a la hegemonía neoliberal, seguirá gravitando por varios años en la región.
Luis Bruschtein / Página12

Sin hacer malabarismos y con muy pocos días de diferencia, Cristina Fernández se reunió en buenos términos con Barack Obama y con el demonizado Hugo Chávez. El venezolano tiene la virtud de sacarles canas verdes a las derechas regionales con sus convocatorias al socialismo del siglo XXI y sus críticas al imperialismo norteamericano, tal como quedó demostrado con las denuncias que surgieron en Buenos Aires sobre presuntos pedidos de coimas vinculados con aquel país.

Pero aun en medio de esas denuncias, motorizadas por un ex embajador argentino en Caracas que supo trabajar allí con los sectores que buscaban descabezar a Chávez, se cuidaron de separar las críticas al gobierno local de los acuerdos comerciales con Venezuela. Los negocios son los negocios. Entre los 25 convenios que firmaron Cristina Fernández y Hugo Chávez, hay uno, por ejemplo, que establece la compra por parte de Venezuela de 14.250 vehículos fabricados en Argentina. La operación deberá concretarse en el curso de este año. Son 250 millones de dólares repartidos en camiones, taxis, furgonetas, autos particulares y ómnibus. Las automotrices se hicieron chavistas. Y eso sin contar los acuerdos en materia energética que son todavía más fuertes.

En realidad, para el equilibrio regional, Chávez se lleva bien con Brasil, pero prefiere respaldarse en Argentina. El tamaño de Brasil juega a su favor en muchos casos y en otros juega en contra. La relación de Venezuela con Argentina tiene una fuerte connotación geopolítica en ese sentido, además de la química y la afinidad que pueda haber entre sus gobiernos. A pesar de que Argentina no se integró al ALBA –la alianza conformada por los gobiernos más radicalizados y un grupo de naciones caribeñas insulares–, Venezuela le asigna una prioridad regional. En los festejos del Bicentenario de la Independencia venezolana, Cristina Fernández fue la única representante de un país que no está integrado al ALBA y fue la única de los mandatarios presentes (todos los del ALBA) que habló en el Parlamento de ese país.

En Caracas estaban también los presidentes de Cuba, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y los mandatarios caribeños angloparlantes, que de alguna manera representan el ala de izquierda en el concierto regional. Desde este grupo, más específicamente del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, surgió en su momento la propuesta de que el ex presidente argentino Néstor Kirchner ocupara la secretaría de la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas).

Es paradójico, Correa asumió en el 2007 y anunció que haría una auditoría a la deuda externa, por lo que la derecha de su país lo acusó de seguir los pasos de Néstor Kirchner en Argentina, que había forzado una quita de más del 60 por ciento. Por la estrategia que siguió en función de su propia realidad Correa pagó, en relación, bastante más que Kirchner (el quite total que logró con su estrategia fue de alrededor del 30 por ciento). Pero así como a Correa lo acusaron en su país de inspirarse en Kirchner, aquí un sector de la izquierda le pide al Gobierno que se inspire en Correa.

Lo cierto es que el presidente ecuatoriano promovió dos veces a su colega argentino para que lidere la Unasur. La primera vez fracasó por la negativa del ex presidente uruguayo Tabaré Vázquez, en represalia por el rechazo de Kirchner a levantar en forma coercitiva –o sea reprimir– el corte de ruta de los asambleístas de Gualeguaychú. El 2 de marzo pasado en Montevideo, tras el reemplazo de Tabaré por Pepe Mujica, Correa volvió a proponer a Néstor Kirchner, esta vez con el visto bueno del flamante mandatario oriental que sintoniza mejor con el gobierno argentino. Los colombianos, que rápidamente se habían plegado a la negativa uruguaya, hicieron saber entonces que tampoco pondrían obstáculos.

En el juego de fuerzas regionales, Brasil es un jugador impresionante, por su economía, por tamaño y por cantidad de habitantes. En este contexto, Argentina es de escala intermedia y puede actuar como articulador entre el gigante y los demás países. Si fuera por el peso de cada uno, Brasil se llevaría todo. Los mismos brasileños tienen que calibrar y dosificar el peso que ponen en cada situación. O se llevan todo, o desbaratan todo. Ellos han sido de los más activos en impulsar la Unasur y aun así prefieren no encabezar, por ahora, el organismo. Lula ha expresado también su respaldo a la candidatura de Kirchner.

Pero, hasta ahora, la militancia del presidente Correa ha sido tras una candidatura no oficial porque no hubo una aceptación pública. Más allá de la consabida molestia que le causan los protocolos y rocamboles de la diplomacia a Kirchner, es difícil pensar que Correa hubiera arriesgado esa iniciativa sin haber consultado antes con él. Por otra parte, enviados de la Cancillería argentina han desarrollado también cierto proselitismo. El miércoles de esta semana, el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, estuvo en Montevideo en una fugaz visita para participar en la II Cumbre Mundial de Regiones sobre Cambio Climático. Se reunió durante media hora con Mujica y al salir explicó que, aunque no se había tratado el tema, había percibido un “clima favorable” para que Kirchner encabece la Unasur porque, le dijo Mujica, “en Argentina ha tenido decisiones estratégicas en forma anticipada a lo que luego se vio como las consecuencias de una crisis internacional”.

En mayo, Correa visitará dos veces a la Argentina. En principio asistirá a los festejos del Bicentenario en Buenos Aires el 25 de mayo. Pero antes, el 4 de mayo, los mandatarios de la Unasur se reunirán en esta ciudad, y también está prevista su presencia. En la agenda figura el análisis de la situación regional y sobre todo del proceso en Honduras tras el golpe de Estado que derrocó a Manuel Zelaya y que provocó un posicionamiento muy duro de la Unasur con los golpistas y el proceso electoral que culminó con el triunfo del empresario conservador Porfirio Lobo. Al igual que Argentina, Brasil y varios de los países de la Unasur no han reconocido todavía al nuevo gobierno hondureño.

Seguramente en esa reunión se pondrá en juego ya de manera formal la candidatura de Néstor Kirchner y su designación al frente del organismo regional, lo que significaría un reconocimiento simbólico importante para la Argentina en el año del Bicentenario. Lo que no ha podido exhibir el Gobierno en lo interno por los desencuentros con la oposición y el conflicto con los productores rurales que hicieron estallar la posibilidad de un acuerdo para el Bicentenario, tendría por lo menos un correlato en ese reconocimiento regional a la Argentina. Kirchner representaría en los festejos de la independencia a toda Sudamérica.

Es indiscutible que el propio Kirchner está interesado en esa función. Pero también resulta difícil que acepte salir del país para hacerse cargo de la Secretaría de la Unasur. En medios del Palacio San Martín se dice que el tema ya está resuelto y que si se concreta el nombramiento, la sede física de la Unasur estaría en Buenos Aires, lo que le permitiría al ex presidente mantenerse aquí durante un año decisivo porque en su transcurso se irá definiendo el cuadro para las elecciones del 2011.

En el entorno del ex presidente afirman que la nueva tarea lo obligaría a renunciar a su banca en Diputados. El tiempo que estaría al frente de la Unasur sería un año, o sea terminaría hasta bastante antes de las elecciones de octubre de 2011. Terminaría su gestión y estaría en condiciones de entrar de pleno en la campaña presidencial, ya sea como candidato o como sostén. En Brasil, Lula ya habría finalizado su gestión presidencial. Mujica ha dicho que le gustaría que fuera Lula quien suceda a Kirchner en el 2011. A Lula se lo ha postulado también para la Secretaría General de la ONU pero el presidente brasileño ha dicho que allí se necesita un burócrata y que él, en cambio, es un político de acción. Expresó también que prefiere trabajar para “América latina y los países de Africa”. De todos modos, todavía falta mucho para ese momento y lo único cierto es que Lula no se quedará quieto al finalizar su mandato. Y no solamente Lula: toda la generación de dirigentes que surgió en América latina como reactiva a la hegemonía neoliberal de las décadas anteriores seguirá gravitando por varios años en la región.

Hay más que una coincidencia cronológica entre todos ellos porque han enfrentado juntos situaciones críticas, han estrechado relaciones personales y establecido un trato directo. Se podrá estar de acuerdo o no con ellos, pero no existe otro momento en la historia de América latina en que un grupo de presidentes haya estrechado ese nivel de contactos, afinidades y confianza mutua y seguramente marcarán, como generación, esta etapa de la historia del subcontinente. Serán odiados por unos y amados por otros, pero seguramente recordados como la generación del Bicentenario.

Los muertos y los guardianes

  • En Honduras el golpe de Estado está reavivando el histórico nexo entre el narcotráfico y los escuadrones de la muerte de extrema derecha.
  • La inefable SIP, que durante meses prefirió hacerse de la vista gorda sobre los abusos cometidos por los golpistas en Honduras, ahora empieza a difundir comunicados de condena a los últimos asesinatos de periodistas.
Guillaume Long / El Telégrafo (Ecuador)
El aparataje propagandístico de los grandes medios de comunicación privados sigue bombardeándonos con el mito de la amenaza a la libertad de expresión en países cuyos gobiernos horrorizan a la oligarquía comunicacional de nuestro continente. Venezuela es el ejemplo más recurrente. Y sin embargo, el problema (lo saben los que se detienen a estudiar mínimamente la realidad que les circunda), no es Venezuela. Basta ver cualquier programa de noticias o de entretenimiento de los canales privados venezolanos para darse cuenta de que los presentadores no practican ningún tipo de autocensura a la hora de escupir sus arengas violentas y vulgares en contra del proceso político venezolano y sus dirigentes. En Venezuela, los chicos y las chicas plásticas de la pantalla chica, como diría Rubén Blades, reproducen todo tipo de estereotipos nefastos y prejuicios xenófobos, pero no son sujetos a ningún tipo de represión, persecución u hostigamiento. Apenas se les pide que cumplan con la ley, lo que rara vez hacen, y por lo que solo excepcionalmente son sancionados. Eso sí, cada sanción es un acontecer mediático internacional que sirve para ilustrar el trasfondo totalitario del horrendo y espeluznante régimen chavista.
Mientras tanto, en Honduras, solamente en lo que va del año, ya son siete los periodistas que han sido asesinados por grupos mafiosos y paramilitares vinculados al régimen golpista. Junto a Colombia y a México (no exactamente los pioneros del socialismo del siglo XXI), Honduras se ha vuelto el país más peligroso del hemisferio para ejercer el periodismo. Esta semana fue asesinado el periodista y presentador de televisión hondureño Jorge Georgino Orellana, abaleado al salir del canal de televisión donde laboraba. La Policía de San Pedro Sula, por supuesto, consideró que el crimen no estaba relacionado con el ejercicio de su profesión. Quizás también fue coincidencia la muerte del periodista Nahum Palacios Arteaga, que había recibido amenazas por parte de los militares que dieron el golpe de Estado, antes de ser abaleado en su vehículo.
Todo esto apunta a que en Honduras el golpe de Estado está reavivando el histórico nexo entre el narcotráfico, los escuadrones de la muerte de extrema derecha, entre los cuales se encuentran los veteranos de “Los Cobras”, entrenados en todas las artes del sicariato y de la tortura en la época del embajador John Negroponte y del apoyo norteamericano a los mercenarios Contra, y las élites criollas de la región.
La buena noticia es que, por fin, la inefable SIP, que durante meses prefirió hacerse de la vista gorda sobre los abusos cometidos por los golpistas en Honduras y no dijo una sola palabra sobre los periodistas apaleados, amenazados de muerte o que tuvieron que huir al exilio, ahora empieza a difundir comunicados de condena a los últimos asesinatos. Pero más allá de esas timoratas declaraciones, me temo que no veremos a los grandes medios de comunicación privados recurrir al periodismo investigativo para esclarecer las muertes de sus colegas caídos. Seguirán, como siempre lo han hecho, reproduciendo lugares comunes engañosos para cumplir con su triste papel de guardianes del orden establecido.

La construcción de la unidad de la izquierda

  • Las circunstancias políticas que viven Uruguay y América Latina colocan en primer plano la experiencia unitaria del Frente Amplio, que es la materia que aborda el libro "La construcción de la unidad de la izquierda".
Niko Schvarz* / Bitácora (Uruguay)
(Fotografía: Rodney Arismendi, 1913-1989)
La reedición de un libro que contiene textos de Rodney Arismendi referidos a la construcción de la unidad de la izquierda fue presentada en un acto en Montevideo con participación del presidente del Frente Amplio, Jorge Brovetto, de la ministra de Desarrollo Social, Ana María Vignoli y de quien firma estas líneas. Hay programados varios actos para facilitar su difusión en departamentos del interior. En esta nota se examinan algunas razones que llevaron a esta reedición.
La primera es de Perogrullo: la edición original, del año 1999, estaba absolutamente agotada, y era requerida tanto desde el exterior como en nuestro país. Las circunstancias políticas que viven Uruguay y América Latina colocan en primer plano la experiencia unitaria del Frente Amplio, que es la materia que aborda el libro desde la etapa de su gestación, su concreción, su papel en la lucha contra la dictadura y luego en la reconstrucción democrática. Ello se acentúa en momentos en que el Frente Amplio accede por segunda vez al gobierno. Lógicamente se acrecienta el interés por conocer todo el proceso que condujo a esta renovada victoria del pueblo y de sus fuerzas de izquierda. No es casual que en el entorno de la asunción de Mujica se realizara en nuestra capital un seminario internacional, sugerido por los partidos de izquierda del continente con los cuales integramos el Foro de Sâo Paulo, cuyo temario era precisamente “La construcción de la unidad de la izquierda. La experiencia uruguaya”, en el que participó una veintena de panelistas y en algunas de cuyas intervenciones estuvo presente el legado de Rodney Arismendi.
Democracia y socialismo
A más de veinte años de su muerte, la relectura de estos textos se nos revela de una pasmosa actualidad. Condensan una experiencia de siete lustros, y tienen materia para incidir eficazmente en los grandes debates de nuestro tiempo. Me refiero en particular a la polémica sobre la aspiración al socialismo, las vías para alcanzarlo y la dialéctica entre democracia y socialismo, lo que cobra particular relevancia cuando nuestra América vive, ya no una época de cambios sino un cambio de época. Sobre este tema se han lanzado al ruedo diversas fórmulas y concepciones, muchas de las cuales carecen de un fundamento sólido. Arismendi elabora de arriba abajo lo que se ha denominado la vía uruguaya hacia el socialismo, y ahora comprobamos que esos escritos resisten la prueba del tiempo.
Su síntesis se expresa en la fórmula: “Nuestro camino es la democracia y el antiimperialismo, nuestro destino es la liberación nacional y el socialismo”. De donde se deduce que “no hay contraposición entre lucha por la democracia y lucha por el socialismo”.
En el libro se insertan también los fragmentos fundamentales de su informe a la Conferencia Nacional del PCU de diciembre de 1985, al inicio de la recuperación democrática, en que se analizaba el proceso de unidad política y popular y de unidad obrera a lo largo de 30 años, y se concluía que “la vía uruguaya al socialismo debe verse unida al camino del avance de la democracia en el país, de su consolidación, profundización y desarrollo”. Con anterioridad, ya había definido las características de esta vía uruguaya, que incorpora “las mejores tradiciones nacionales -sus raíces artiguistas, las concepciones republicanas, civilistas y varelianas, el profundo amor a la libertad, el espíritu fraternal y solidario de nuestro pueblo- y asegurando una auténtica y profunda democracia con amplias libertades, con derechos reales al trabajo, a la salud, a la cultura, a la vivienda y al descanso”.
Por esa vía se llega a la definición final, que ha adquirido carta de ciudadanía y consideramos su testamento político: “La democracia –sin hablar de sus valores universales humanos– es la mejor ruta política para la amplia congregación de nuestros pueblos. Nos sentimos consustanciados con los pueblos de América Latina y el mundo que han materializado su liberación nacional y social, que asaltaron el cielo (valga la expresión de Marx dedicada a la Comuna de París). Pero esas metas luminosas no contradicen ni son obstáculo para reivindicar la democracia y la liberación nacional, incluso en cada etapa y hasta cada metro del camino a adelantar. Por el contrario, iluminan la ruta. En nuestro proyecto de socialismo se integran los valores universales de la democracia. La consolidación y la defensa de la democracia y su profundización se nos aparece como faena central en este momento y en este final del siglo XX: Inclusive para llegar a conquistar y construir un día una sociedad socialista”.
Apenas hace falta acotar que en América Latina en el último decenio, y antes aún, se desarrollaron formas inéditas y muy amplias de democracia participativa en gobiernos locales y nacionales de las fuerzas de izquierda. Y que la elección de alcaldes y gobiernos municipales el próximo mes de mayo en nuestro país se inscribe en la línea de ampliar y profundizar la democracia, que es sinónimo de participación ciudadana.
Unidad, ahora y siempre
El libro está consagrado a señalar los principales hitos en el proceso de construcción de la izquierda uruguaya. “Somos obreros de la construcción del futuro”, decía Seregni. Ladrillo a ladrillo se fue levantando esta obra originalísima, que unificó a todas las corrientes de izquierda, sin exclusiones, que incorporó sectores de los partidos tradicionales convencidos de que era imposible su renovación por dentro, que fue sumando nuevos grupos políticos en sucesivos pasos y que, como rasgo único en el mundo, colocó en fraternal unión a marxistas y cristianos. En el acto antes citado se dieron múltiples ejemplos de este proceso y de la decisiva contribución de Arismendi en cada una de sus etapas. Se valoró su concepción, de gran audacia intelectual y política, de colocar la unidad como límite al desarrollo de la polémica ideológica, ubicándola como valor superior: “la lucha ideológica debe ser puesta al servicio de la unidad, de lo contrario es divisionismo”. Se polemizó en el acto con opiniones contrarias, recientemente expuestas.
El segundo gobierno del Frente es, al igual que el primero, hijo de esta unidad de la izquierda. El Frente nació, creció y gobernó con esa unidad, y con ella gobernará en el futuro. Es su garantía de hoy y de mañana. Vale como experiencia acumulada, que merece estudiarse. “Se ha agrandado en el mundo la palabra unidad”, dice Arismendi en uno de sus trabajos. Eso es todavía más cierto en el convulsionado mundo de hoy. A esa luz puede hacerse un fértil análisis de la realidad actual, y sin duda cualquier lector se sentirá inclinado a emprender ese viaje por su cuenta. A usar su cabeza, que es en el fondo la enseñanza mayor que Arismendi legó a todo militante de la izquierda que quiere contribuir a cambiar el mundo.
En este sentido se está produciendo un fenómeno nuevo, desconocido en otras épocas. En Europa, en el universo político y en la academia, se comienza a valorar los aportes de América Latina en la lucha política mundial. Citamos en el acto las declaraciones de Gregor Gysi, líder de Die Linke (La Izquierda), formación unitaria que reunió al Partido del Socialismo Democrático con el de Oskar Lafontaine a través de un proceso ejemplar, y que hoy aparece como una tercera fuerza y una alternativa en la Alemania unificada. Interesa destacarlo porque la derecha ha avanzado en Europa y ciertos partidos que antes tuvieron profundo arraigo hoy se interrogan sobre su propia existencia. No hay que endulzarse en demasía por el resultado de las elecciones regionales francesas, aunque es un buen indicio. En declaraciones formuladas en la Nicaragua sandinista en medio de una gira que incluyó además a Bolivia, Brasil, Cuba Ecuador, El Salvador, Venezuela (y Colombia), Gysi expresó que “el centro de la nueva izquierda está más bien en Latinoamérica que en Europa”.
Aún más expresivo es el comentario del profesor Jean Ortiz, catedrático de la Universidad francesa de Pau, en la frontera pirenaica. En un trabajo titulado: “Europa y América Latina: los bicentenarios” señala: “Parte del porvenir está en marcha en América Latina. El continente se ha vuelto un gran laboratorio de movimientos sociales, de corrientes emancipadoras, de búsquedas de alternativas al neoliberalismo. Desde hace unos diez años, vientos liberadores están soplando…Una izquierda europea en crisis necesitaría rejuvenecerse en el hervidero latinoamericano, compartir ideas, experiencias, luchas, con modestia y espíritu abierto. Necesitaría ir al encuentro de las innovaciones en Bolivia, Brasil, Cuba, Uruguay, Venezuela: el multiculturalismo, la democracia participativa, el papel del Estado, nuevas formas de propiedad social, cooperativa, el control y protección de las materias primas, de los recursos naturales, de la biodiversidad. Los cambios imperantes modifican la esencia de sociedades hasta hoy muy desiguales, buscan formas de integración soberana. El camino hacia una verdadera independencia está despejado”. Critica luego la política de Europa con los inmigrantes, y afirma: “Europa ya no es el ombligo del mundo”. Buena conclusión, por cierto.
Vean adónde vinimos a parar partiendo de la concepción de Arismendi sobre la construcción de la unidad de la izquierda. Sin duda cada lector hará aflorar sus propias reflexiones.

*Publicado en Bitácora, suplemento de La República (Uruguay), 18 de abril 2010, pp. 6-7. Agradecemos el envío de este texto a Guillermo Castro H., en Panamá.

El extractivismo después de La Haya

  • Aunque el tema en debate entre Argentina y Uruguay es quién ganó con la sentencia de La Haya, el foco de la cuestión es otro.
  • Las principales beneficiadas son las multinacionales extractivistas que operan en toda la región.

Raúl Zibechi / LA JORNADA

(Fotografía: Planta de celulosa de Botnia, en la ciudad uruguaya de Fray Bentos, a los márgenes del río Uruguay / Telesur)

La sentencia de la Corte Internacional de Justicia de La Haya acaba de dictaminar que Uruguay violó el Tratado del río Uruguay al no comunicar a Argentina la instalación de la fábrica de celulosa de la firma finlandesa Botnia, en el cruce fronterizo, pero descarta la reclamación del gobierno de Cristina Fernández porque considera que no contamina ni causa perjuicios a las poblaciones ribereñas. Por ello no exige ni su reubicación ni su desmantelamiento, como piden los asambleístas de Gualeguaychú desde hace tres años. Aunque los gobiernos de ambas orillas han dicho que no hay ni vencidos ni vencedores, el tribunal avala de hecho a Uruguay, ya que la empresa seguirá adelante en tanto se confirma, una vez más, que la violación de un tratado internacional no acarrea sanciones.
Las deterioradas relaciones argentino-uruguayas experimentarán una sensible mejora, ya que ambos gobiernos se comprometieron a acatar la sentencia. Sin embargo, ese cambio se debe al empeño del presidente José Mujica, antes de resultar electo, al fijarse como objetivo de su gobierno la recomposición de las relaciones binacionales. El principal problema a resolver es el levantamiento del bloqueo que los ambientalistas argentinos mantienen sobre el puente internacional San Martín. El punto decisivo es cómo va a operar ahora un gobierno frágil como el de Fernández, ya que la represión a los piqueteros puede provocar una situación incontrolable capaz de desestabilizar a su gobierno.
Aunque el tema en debate, en ambos países, es quién ganó con la sentencia de La Haya, el foco de la cuestión es otro. Las principales beneficiadas son las multinacionales extractivistas que operan en toda la región; los monocultivos de eucaliptos y soya que se extienden a lo largo de millones de hectáreas, que usan y abusan de agrotóxicos, esquilman recursos y pagan muy bajos impuestos. La sentencia deja vía libre a estos emprendimientos: 20 millones de hectáreas plantadas con soya en Argentina, un millón de hectáreas de eucaliptos en Uruguay, decenas de emprendimientos mineros en toda la cordillera andina, avance del agronegocio sobre la Amazonia, todo en nombre del desarrollo y bajo el manto protector de la defensa del medio ambiente, ya que ahora hasta las peores multinacionales descubrieron el discurso políticamente correcto.
Los promotores de las nuevas fábricas de celulosa que se anuncian en Uruguay, además de la mina a cielo abierto para extraer mineral de hierro en el centro del país, pueden dormir tranquilos porque en adelante no habrá obstáculos sociales a la acumulación de capital. La minería paga impuestos ridículos de 2 y 3 por ciento, siendo uno de los sectores que mayores ganancias ostentan en el casino de la especulación global.
Ninguno de estos emprendimientos puede considerarse inversiones: amortizan los desembolsos iniciales en pocos años, toda la producción se exporta sin industrializar y no fomentan el desarrollo endógeno. Pero todos los gobiernos de la región se han rendido al extractivismo, aun los de Rafael Correa y Evo Morales, con la peregrina tesis del desarrollo que se reduce en crecimiento del PIB.
En Brasil, el mismo día que se leía la sentencia por Botnia (ahora travestida con el nombre UPM) en La Haya, el gobierno de Lula adjudicó las obras de la usina hidroeléctrica de Belo Monte, sobre el río Xingú, en el estado de Pará. Será la tercera mayor del mundo, luego de la de Tres Gargantas, en China, y de Itaipú, en la frontera entre Brasil y Paraguay, con una capacidad de 11.233 megavatios. El faraónico emprendimiento costará 11 mil millones de dólares, inundará 50 mil hectáreas de selva donde viven 50 mil indios, campesinos y pescadores de 19 aldeas. Comenzará a funcionar en 2015 y, según el gobierno, resolverá los problemas de energía de un país que se postula como la quinta potencia global para esta década.
A la hora de defender su proyecto, el gobierno de Lula estimó que Belo Monte generará energía a casi la mitad del precio que una usina termoeléctrica y que dará empleo a 18 mil personas. El consorcio vencedor está integrado por una subsidiaria de la estatal Eletrobras y ocho empresas privadas, que se beneficiarán del descuento de 75 por ciento en el impuesto a la renta durante los 10 primeros años de operación y será financiada en 80 por ciento por el estatal BNDES, con plazos de hasta 30 años.
Lo más destacable es que la usina viene siendo rechazada por los movimientos desde hace más de 20 años. El primer proyecto es de la década de 1970, durante la dictadura militar. Las protestas de indígenas, ambientalistas y de la Iglesia forzaron la remodelación del proyecto original, en 1994, para disminuir las áreas a ser inundadas. La justicia de Pará intentó dos veces frenar la adjudicación y se produjeron múltiples protestas de todo el arco de movimientos sociales en todo el país. Sin embargo, Lula se mostró inflexible. Desarrollo, crecimiento, son palabras mágicas capaces de abrir los cofres de las financieras para dar impulso a obras y empresas que están dispuestas a pasar por encima de argumentos y pueblos.
El extractivismo o apropiación de los bienes comunes, la nueva fase del neoliberalismo ahora bajo comando de gobiernos progresistas, es para los pueblos originarios una forma novedosa de saqueo colonial. Sorprende el discurso oficial, porque revela creencias profundas: podría argumentarse que la extracción es el paso previo necesario, en la medida que puede aportar recursos para inversiones, para promover el desarrollo, que no puede, sino pasar por la industrialización. Pero se opta por defender el extractivismo con el argumento de las inversiones y el empleo, confundiendo el crecimiento del producto interno bruto con desarrollo. Aun cuando éste último sea cuestionable, suponer que el aumento del PIB es el camino para revertir la pobreza, implica demasiadas concesiones al simplismo y al discurso hegemónico.

Declaración de San Salvador sobre la minería en América Latina

Diversas comunidades y organizaciones sociales de Centro y Sur América nos reunimos entre el 20 y el 22 de abril en el "Encuentro latinoamericano por la defensa de los recursos naturales y la vida de los pueblos", para conocer y analizar las problemáticas que nuestros países están viviendo con la explotación minera a gran escala. Este evento se realiza en el marco de las celebraciones internacionales en el día de la Tierra.
El actual modelo de desarrollo de las potencias del mundo, especialmente Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, han impuesto una política económica que especializa a los países de América Latina en la exportación de materias primas y recursos naturales, profundizando el saqueo de nuestra biodiversidad. A través de sus trasnacionales, estos países se aprovechan de legislaciones flexibles y acordes con el capital extranjero, aprobadas en dos décadas de neoliberalismo, que les genera enormes beneficios económicos y no les exige cumplir ningún requisito ni las hace responsables por los profundos impactos ambientales, sociales y económicos que genera su accionar.
Al final, los países de América Latina se quedan sin el agua, sin los minerales y sin los recursos económicos resultado de la extracción. Para colmo, esta política se intenta profundizar con los Tratados de Libre Comercio, en un proceso de recolonización de nuestras economías y sociedades, que tiene como objetivo garantizar el control de las riquezas naturales.

El mismo patrón de las trasnacionales de estas potencias es copiado en todos los países latinoamericanos. Frente a esta situación, existen variadas realidades. Por un lado, organizaciones sociales -como las centroamericanas- que dicen No a la Minería, acorde con las situaciones específicas de sus países y de la voluntad manifestada por las comunidades. En otros países, con una importante actividad minera, se aprecian dos situaciones: aquellos -como Bolivia- cuya movilización social ha presionado a los gobiernos para recuperar el control de los recursos naturales y en donde se avanza para que el ritmo y los beneficios de la explotación corresponda a los intereses de sus pueblos. Y por otro lado, están los países -como Perú y Colombia- con gobiernos que responden fielmente a los intereses de las potencias del mundo, entregando en concesión las minas y cediendo la soberanía nacional.

En todos estos casos, existe un factor común de agresión hacia las comunidades, el medio ambiente y las posibilidades de desarrollo de nuestros pueblos: los megaproyectos mineros, están siendo dominados por las grandes compañías de las potencias. En este sentido, el esfuerzo de unidad en el que se ha avanzado en este "Encuentro latinoamericano por la defensa de los recursos naturales y la vida de los pueblos", va en el camino de compartir experiencias y coordinar acciones conjuntas para enfrentar, como objetivo común, a las trasnacionales mineras y sus proyectos. También para evidenciar ante los habitantes de nuestros países los impactos a nivel ambiental, social y económico que produce la gran minería, especialmente cuando estos proyectos no son controlados por el Estado y no hay responsables por las consecuencias que producen.

Ante esta situación, las organizaciones presentes declaramos:

1. Que el modelo neoliberal de libre comercio, pilar fundamental de la política minera en América Latina, es la causa principal de la pobreza, la miseria y el atraso de nuestras naciones. La experiencia de algunos países que se han alejado de las imposiciones del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial ha demostrado que sí es posible un modelo económico alternativo que sea exitoso para los pueblos.

2. Que, en este sentido, rechazamos los Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, y todos aquellos que pretendan implementarse en el marco del modelo de libre comercio, porque buscan agredir la soberanía nacional y eliminan las posibilidades de que nuestros países escojan su modelo de desarrollo de forma autónoma y que sirva a los intereses de sus nacionales.

3. Que demandamos una legislación que proteja efectivamente a las comunidades y sus recursos naturales, de los intereses voraces de los grandes capitales.

4. Que exigimos que haya consulta previa, libre e informada a las comunidades locales, sin presión de las trasnacionales y sin manipulación de los gobiernos, como lo ordena el convenio 169 de la OIT.

5. Que rechazamos las demandas que en el marco de los TLC las trasnacionales interponen contra los Estados, con el argumento de que obstaculizan el comercio por no contar con los permisos ambientales para su realización. Es el caso específico de las demandas contra El Salvador en proyectos mineros.

6. Que demandamos que nuestros gobiernos tomen las medidas necesarias para evitar que los proyectos en frontera repercutan en los países vecinos, y genere conflictos de carácter internacional.

7. Que el agua es un derecho que los Estados tienen que garantizar en cantidad y calidad suficiente para los seres humanos, los animales y la producción de alimentos. Que es un recurso vital que pertenece a los pueblos y no a las corporaciones.

8. Que condenamos la resolución de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica a favor de la explotación de la mina Las Crucitas, que contaminará la cuenca binacional del río San Juan. Nos solidarizamos con el pueblo costarricense y nicaragüense, especialmente con las comunidades que van a hacer afectadas.

9. Que festejamos los exitosos resultados de la Primera Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático, realizada en el hermano pueblo boliviano de Cochabamba y la creación del Consejo Global en Defensa de la Madre Tierra. Nos comprometemos a trabajar activamente en este escenario.

10. Que trabajaremos por la mayor unidad de las organizaciones y comunidades latinoamericanas, realizando acciones conjuntas para enfrentar los megaproyectos trasnacionales.

Firman:

Centro de Investigación sobre Inversión y Comercio, Ceicom (El Salvador).
Comité Ambiental de Cabañas (El Salvador).
Oficina Justicia, Paz e Integridad de la Creación (El Salvador).
Comité Ambientalista Vida en el Río Lempa, La Isla, Metapan (El Salvador).
Comité Ambiental de río Ostúa, La Portada, Metapan (El Salvador).
Colectivo Madre Selva (Guatemala).
Frente Anti Reformas Oligárquicas, Faro (Guatemala).
Comisión de Justicia y Paz de la familia Franciscana (Guatemala).
Comisión Pastoral Paz y Ecología, Copae (Guatemala).
Consejo de los Pueblos de San Marcos (Guatemala).
Comunidades Afectadas por la Minería, Asunción Mita, Jutiapa (Guatemala).
Comunidad Cerro Blanco (Guatemala).
Movimiento de Trabajadores Campesinos, MTC, San Marcos (Guatemala).
Consejo de Comunidades Municipio de Villanueva, Plataforma Urbana (Guatemala).
Asociación de Organismos No Gubernamentales, Asonog (Honduras).
Alianza Cívica por la Democracia, ACD (Honduras).
Comité Ambientalista del Valle de Siria (Honduras).
Red Nacional de Comunidades Afectadas por la Minería (Honduras).
Red Ambientalista de los Municipios de Comayagua y La Paz, Redamucop (Honduras).
Caritas Santa Rosa de Copán (Honduras).
Red Colombiana de Acción Frente al Libre Comercio, Recalca (Colombia).
Centro de Estudios del Trabajo, Cedetrabajo (Colombia).
CooperAcción (Perú).
Agua Sustentable (Bolivia).
Alianza Social Continental, grupo de minería.

San Salvador, 22 de abril de 2010

sábado, 17 de abril de 2010

Costa Rica: apaleando las bases del consenso

Un nuevo proyecto está pisoteando las bases ideológico-culturales que han permitido la articulación del Estado costarricense tal como ha sido hasta ahora. Eje ideológico articulador de tal proyecto ha sido, entre otros, el actual señor presidente de la República, el doctor Oscar Arias Sánchez, quien durante su campaña presidencial abogó porque en el país se estructurara lo que llamó una “dictadura en democracia”.
Rafael Cuevas Molina/Presidente AUNA-Cota Rica
rafaelcuevasmolina@hotmail.com
(Ilustración tomada de www.elpais.cr)
En Costa Rica, el historiador Iván Molina es uno de los más acuciosos estudiosos del nacionalismo costarricense. En el libro que escribió junto a Steven Palmer, Costa Rica, del siglo XX al XXI –historia de una sociedad[1], muestra cómo, desde el último tercio del siglo XIX y a lo largo de todo el siglo XX, las clases dominantes costarricenses se dieron a la tarea de construir un imaginario nacional ampliamente compartido por los sectores populares, afianzado en una serie de políticas económicas y sociales que permitieron erigir una sociedad sin dramáticas brechas sociales como en la mayoría de países del resto de América Latina. Se construyó, entonces, con una amplia base consensual.
Gran parte de ese consenso, sin embargo, se basa en un imaginario que niega la realidad e inventa otra. A lo largo de todo el siglo pasado, artistas, escritores e intelectuales se han dado a la tarea de “imaginar” esa otra Costa Rica, acorde con ideales que, como tal, se acercan más a lo que los ticos quisieran ser que a lo que realmente son.
Algunos de los costarricenses que no han querido ver al rey desnudo han debido emigrar a otros lares, pues la vida en la pequeña y autocomplaciente arcadia centroamericana se les tornaba difícil. Ese fue el caso de la escritora Yolanda Oreamuno, excluida durante muchos años del canon literario costarricense por su visión personal “desviada” del mainstream nacional. Ella acuñó un término, que, por cierto, Molina rescata en el título de uno de sus libros, para caracterizar la forma como en el país conciben su régimen político: demoperfectocracia.
La demoperfectocracia costarricense tiene, pues, una fuerte dosis ideológico-cultural entre sus componentes, que funciona, en muy buena medida, como cemento que une y sostiene las partes del conjunto. Este “cemento aglutinador” ha conocido distintos momentos de perfeccionamiento a través de más de cien años, logrando, incluso, incorporar proyectos alternativos a él que han nacido de sectores contestarios.
Fue precisamente eso lo que sucedió, por ejemplo, cuando intelectuales que abrazaron idearios anarquistas y socialistas adoptaron en los años 20 el discurso de la “cuestión social” y fomentaron vínculos con las organizaciones de trabajadores. Fueron, sin embargo, cooptados por el Estado en los siguientes 20 años; como, por demás, sucedió también con otros proyectos alternativos, o cuando menos distintos al liberal o socialdemócrata dominantes.
La fortaleza de esta cultura nacionalista afianzada sobre la cooptación (de individuos y grupo sociales) ha sido puesta a prueba a finales del siglo XX y principios del XXI. Dice Iván Molina que seguramente se tendrá que reconfigurar ante la creciente presencia de una cultura consumista transnacionalizada, dominada por el neón y la tarjeta de crédito, que caracteriza “la urbanizada y “mall-cétrica” economía costarricense de inicios del nuevo milenio”[2].
Si a lo que estamos asistiendo es a una reconfiguración de ese mundo simbólico, no debe extrañar que distintas fuerzas pugnen por hacer prevalecer su propio proyecto. A ojo de pájaro, sin pretender ser exhaustivo, se perfilan dos: la que busca construir sobre las bases de lo que ya ha sido para profundizarlo; y la que piensa que sería mejor hacer borrón y cuenta nueva.
A inicios de la semana que termina, con la excusa de perseguir a un policía de tránsito que había sido acusado de recibir un soborno (hecho que a la postre no se pudo probar), alrededor de 60 agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) irrumpieron de manera violenta en las instalaciones del Campus “Rodrigo Facio”, sede de la más grande y prestigiosa institución de educación superior del país, la Universidad de Costa Rica.
En su irrupción, los agentes golpearon estudiantes y profesores y tomaron presos a varios de ellos. Se comportaron como verdaderos matones. Nunca en la historia de esa institución había sucedido algo parecido.
Los medios de comunicación, especialmente los televisados, estructuraron un discurso que prácticamente equiparaba a dicha universidad con un santuario protector de maleantes y criminales, y a sus estudiantes y profesores con delincuentes.
Acorde con su tradición, los costarricenses se trenzaron posteriormente en una discusión de carácter jurídico-legal sobre la autonomía, la soberanía y otros conceptos parecidos. Unos apelan a una tradición que en el continente puede rastrearse hasta la Reforma de Córdoba, y otros aducen que la universidad no es un Estado dentro de otro, como si fuera un Vaticano.
Pueden seguir discutiendo hasta las Calendas griegas. El punto no es ese. El quid de la cuestión está en que el proyecto que piensa hacer borrón y cuenta nueva está afianzándose en el país, y lo está haciendo pisoteando las bases ideológico-culturales que han permitido la articulación del Estado costarricense tal como ha sido hasta ahora. Es decir, están pasándole por encima a una tradición.
Eje ideológico articulador de tal proyecto ha sido, entre otros, el actual señor presidente de la República, el doctor Oscar Arias Sánchez, quien durante su campaña presidencial abogó porque en el país se estructurara lo que llamó una “dictadura en democracia”. Es que, señores, ¡el pueblo se está volviendo ingobernable!
La irrupción violenta a las instalaciones de la Universidad de Costa Rica de fuerzas represivas del Estado marcan un hito en el devenir de la “forma de ser” costarricense. Expresa un quiebre peligroso que abre la caja de Pandora y, como se sabe, después nadie podrá cerrarla.

NOTAS
[1] . Iván Molina ySteven Palmer; Costa Rica del siglo XX al XXI –historia e una sociedad; Editorial EUNED; San José; 2005.
[2] . Op.cit.; p. 92.