miércoles, 28 de mayo de 2008

El Che Guevara marcha de nuevo en Buenos Aires

Página/12, TeleSur y redacción.

Un escultor, 15 mil personas y más de 75 mil llaves y piezas de bronce de todo el mundo son los protagonistas de esta nueva marcha de Ernesto "Che" Guevara por Argentina, en un periplo de 300 km que llevará su nueva estatua de las ciudades de Buenos Aires a Rosario, con motivo de la conmemoración del 80 aniversario del nacimiento del guerrillero heroico el próximo 14 de junio.

La obra, develada este martes en la capital argentina, mide casi cuatro metros de altura y fue realizada por el artista plástico Andrés Zerneri, quien se inspiró en la legendaria fotografía de Alberto Korda y representó al Che de cuerpo entero, sobre una roca, "con el pelo largo, boina y la mirada al cielo", según consigna el diario argentino Página/12.
El proyecto nació en el 2006 mediante una convocatoria popular y la difusión por medio de correo electrónico, la cual logró que más de 15 mil personas de todo el mundo donaran 75 mil llaves de bronce para juntar las tres toneladas de bronce necesarias para moldear la figura. Se eligió la donación de llaves para que fuese una construcción comunitaria, independiente y participativa.
"Hemos recibido bronce de todos los países del mundo, en todas las provincias de Argentina había algún centro de acopio a donde dejan aunque sea una llave. La gente en muchas escuelas y bibliotecas [se organizó] para mandar aunque sea un pedacito de bronce", comentó Zerneri a la televisora latinoamericana TeleSur.
El artista plástico contó con la colaboración de un grupo de apoyo que llegó cada sábado a su taller, para dar recomendaciones a la realización del monumento. A este grupo se sumaron organizaciones y personas en forma individual, que durante este tiempo prepararon exposiciones, festivales y otras actividades culturales para promocionar la obra.
Zerneri afirma que una vez instalada en Rosario, la mirada de su estatua se cruzará con la de la famosa imagen de Santa Clara, Cuba, abarcando toda América Latina, algo que siempre estuvo en la visión política del Che.
Para conocer más de este proyecto y observar la galería de videos y fotografías, consulte la siguiente dirección electrónica: http://www.monumentoalche.com.ar/

lunes, 26 de mayo de 2008

Fascismo racista en Bolivia

Alex Contreras Baspineiro
ALAI AMLATINA

(Fotografía de: Comunica Bolivia)

Cochabamba.- “De rodillas indios de mierda, griten viva la capitalidad”, “Sucre se respeta carajo”, “Llamas, pidan disculpas”, fueron las consignas impuestas por un grupo de jóvenes chuquisaqueños que mediante patadas y puñetes obligaron a cerca de 50 campesinos quechuas a quitarse las camisas, ponerse de rodillas y quemar la bandera del MAS y la wiphala (símbolo de las naciones originarias) en pleno frontis de la Casa de la Libertad ubicada en la plaza principal de Sucre.
Hace 199 años, un 25 de mayo, en ese mismo lugar, se protagonizaba el primer grito libertario del continente y, en 2008, contradictoriamente se produjo un grito lleno de racismo, odio y discriminación contra representantes de las mayorías nacionales, justo contra quienes liberaron a esta patria del yugo español.
"Hay que matarlo a ese indio decían ellos, todo esto sucedió en presencia del presidente del Concejo Municipal de Sucre, Fidel Herrera, y la alcaldesa Aidée Nava; ellos aplaudían todo lo que nos hacían esos grupos violentos", denunció el alcalde de Mojocoya, Ángel Vallejos, quien también fue golpeado brutalmente y obligado a andar de rodillas.
El 24 de mayo, el Presidente de la República, Evo Morales Ayma, debería arribar a Sucre para entregar una serie de proyectos y dos ambulancias a cada uno de los municipios del departamento de Chuquisaca; sin embargo, grupos de choque violentos frenaron esa actividad.
A pesar de la intervención policial y militar, cuyos componentes son también en su mayoría de raíz indígena, la fuerza y organización de los grupos de jóvenes que estaban armados no sólo de palos y piedras sino de gases lacrimógenos y dinamita, ocasionaron los atropellos a los derechos humanos.
Las imágenes de violencia registradas en diferentes barrios de Sucre sencillamente fueron desgarradoras: los jóvenes, varios en estado de ebriedad, arremetieron con palos y piedras, a la integridad de campesinos que caían al suelo. No se salvaron mujeres campesinas ni niños.
Reportes médicos aseguran que 35 personas resultaron heridas, pero además los campesinos sufrieron el robo de sus documentos, relojes y el poco dinero que tenían.

El que no salta es llama

De acuerdo a los datos del último censo de población y vivienda, en Bolivia el 63.3 por ciento es considerado como indígena. Sin embargo, esta realidad no es aceptada por los pequeños grupos que detentaron el poder en los últimos gobiernos neoliberales y que se beneficiaron a través de la corrupción y los negociados.
Los vejámenes y humillaciones de los últimos días no son nuevos. Durante las sesiones de la Asamblea Constituyente, los representantes indígenas que son el rostro de la Bolivia pluricultural y multilingüe fueron agredidos e insultados en varias oportunidades.
“El que no salta es llama”, "Fuera de aquí, collas de mierda”, “Cruce de llamas con adobes” y otros adjetivos acompañados de agresiones físicas son parte de la historia, pero también de la impunidad. Así como quedó en la impunidad la muerte de tres chuquisaqueños, ocurrida en noviembre de 2007.
Lamentablemente, desde el año pasado a la fecha, ningún ciudadano o autoridad fue sancionada por la justicia boliviana, aunque de acuerdo a imágenes, testimonios y denuncias se puede identificar a los responsables directos pero también a los autores intelectuales. Más allá del tradicional: “está en un proceso de investigación” o “actuaremos con la ley en la mano” de algunos representantes del gobierno, no se hizo nada concreto.
El enfrentamiento entre el campo y la ciudad, los blancos y los indios, los k’aras y los t’aras, los oligarcas y los indígenas se acrecienta cada día más, aunque tanto autoridades del gobierno como departamentales, niegan su autoría.
El presidente del Comité Interinstitucional de Chuquisaca, Jaime Barrón, no descartó que hubiera infiltrados entre los sucrenses que tomaron como rehenes a los campesinos y los obligaron a despojarse de sus camisas y arrodillarse frente a la Casa de la Libertad.
"No debió haberse producido ese hecho. Los hermanos campesinos merecen todo nuestro respeto. Cuando los vi arrodillados los hice levantarse de inmediato, los llevé hasta la alcaldía y los llevé hasta la salida a Tarabuco, porque estaban completamente asustados", dijo.
Según la candidata a prefecta de ACI-MPC (Alianza del Comité Interinstitucional-Movimiento Poder Ciudadano), Sabina Cuéllar, los indígenas fueron obligados a trasladarse a Sucre para recibir al Presidente de la República bajo amenaza de ser multados con 100 bolivianos.
La Federación de Campesinos de Chuquisaca, al tiempo de solicitar la expulsión de los representantes del Comité Interinstitucional, amenazó con cerrar las válvulas en la localidad de Turupampa y Villa Fernández que conecta con la ciudad capital.
Desde Cobija, el Jefe de Estado se refirió al tema pidiendo a "algunos jóvenes" de "algunas universidades" a recuperar el respeto, la ética y la moral para con los indígenas, campesinos y los más pobres. "Qué clase de universitarios tenemos, no son todos ni en todas las universidades. Es importante mejorar esa ética, esa moral de un joven solidario y respetuoso, que siempre esté atento a los problemas sociales", manifestó.

Impunidad peligrosa

Más allá de las declaraciones no existe ninguna acción concreta para frenar esta serie de atropellos. El gobierno debe actual amparado en las leyes.
En enero de 2007, en Cochabamba se produjeron violentos enfrentamientos entre grupos de choque organizados por la Prefectura y el Comité Cívico contra campesinos e indígenas, pero no se castigó a ninguno.
Existen evidencias de la participación de ciudadanos y autoridades. En Santa Cruz, el vicepresidente del Comité Cívico cruceño, Luis Núñez, pidió a los sectores contrarios a las autonomías a "abandonar Santa Cruz o, de lo contrario, atenerse a las consecuencias".
Ese discurso racista además agregó: “Ellos (los bolivianos del occidente) han venido aquí. Adáptense a nuestra forma de vida que es paz, trabajo y tranquilidad, pero no nos sigan provocando, insultando, denigrando como lo han hecho ayer o aténganse a la consecuencias”, advirtió el cívico.
Miembros de la Unión Juvenil Cruceñista en reiteradas ocasiones agredieron a varias personas en Santa Cruz. La violencia física también estuvo acompañada de atentados dinamiteros, amenazas, persecuciones y otras acciones contrarias a los derechos humanos, pero nadie hizo nada.
En los últimos días en Sucre, el diputado Wilber Flores fue agredido, lo mismo ocurrió con los parlamentarios potosinos Carmen Flores y César Navarro o con la senadora cochabambina Leonilda Zurita.
Si en Sucre ocurren esos hechos de violencia, en poblaciones rurales de Santa Cruz la situación es igual o peor. Días después del referéndum autonómico en San Ignacio de Velasco, representantes cívicos y el principal dirigente indígena chiquitano agredieron al sacerdote Adalid Vega Veizaga a quien acusaron de ser militante del MAS y contrario al proceso de las autonomías. Al religioso le exigieron que abandone la región y, ninguna autoridad, impuso la ley.
Las agresiones no sólo fueron para campesinos, indígenas o gente común, sino también para ministros y el propio Presidente y Vicepresidente de la República que virtualmente no tienen pisada en algunas regiones del país.

- Alex Contreras Baspineiro es periodista y escritor boliviano.

sábado, 24 de mayo de 2008

Fernando Lugo: inicia el cambio en la “catedral” del Paraguay

En esta entrevista, realizada antes de las pasadas elecciones, Fernando Lugo, presidente electo de Paraguay, afirma que "el verdadero, el auténtico, el genuino cambio viene desde abajo, viene desde dentro, y no desde afuera y desde arriba. El poder se construye desde las gentes más sencillas que se unen por sus reivindicaciones y también en sus grandes proyectos e ideales políticos".

Idania Trujillo*
Revista Envío

Tiene 55 años. Su tez es trigueña como la de los indios guaraníes. Nació en San Solano, un pueblito muy pequeño, perteneciente al Departamento de Itapúa del Distrito de San Pedro del Paraná, en Paraguay. Apegado a la tierra como sus padres, conoció desde pequeño las estrecheces, el dolor, el sufrimiento y también las esperanzas de su pueblo. Aún no sospechaba que su verdadera vocación sería servir a los demás, como Jesús de Nazaret y encarnar en el Evangelio su testimonio de amor y sacrificio. Despierto a la curiosidad intelectual y a las realidades de su entorno, con 18 años comenzó a enseñar en una escuelita rural. Tal vez el contacto con sus semejantes le decidió definitivamente por el sacerdocio.
Paraguay es un vocablo guaraní que significa “agua que viene del mar”. Tal vez como esas aguas que vienen del mar a encontrarse con la tierra está llegando Fernando Lugo al alma del pueblo paraguayo. Aguas que son tambores de fe y nuevas esperanzas. Le propongo una entrevista que termina siendo una amena, inteligente y profunda plática. Mientras le escucho, me cuenta que fue ordenado sacerdote misionero de la Congregación del Verbo Divino en 1977. Estudió Ciencias Sociales en Roma. De vuelta a Paraguay se dedicó a la docencia universitaria. “Justo al comenzar el doctorado -confiesa, con esa sencillez propia del hombre de cultura que ha vivido con humildad múltiples experiencias humanas-, me nombraron provincial de la Congregación del Verbo Divino; y desde 1994 hasta el 2005 fui Obispo de la Diócesis de San Pedro del Ycuamandyyú, una de las más pobres y olvidadas del país. Allí aprendí a ser pastor”.
IT - Vivir y ejercer el sacerdocio en San Pedro, compartir con los pobres, sufrir su dolor, estar al lado de sus luchas y también celebrar sus esperanzas, ¿le hizo ser mejor pastor, mejor ser humano?
FL - En San Pedro he vivido todas las experiencias humanas. Las experiencias de dolor, de muerte, de persecución a los campesinos, de calumnia, de amenazas. También de triunfo, de logros, de esperanzas. Y todas ellas juntas nos elevan a la experiencia de Cristo, aquel que nos llamó a vivir con intensidad toda la gama de situaciones humanas, el Cristo histórico, el Cristo de la fe, que vivió en el contexto de Nazaret y Jerusalén y que siempre ha sido fuente de inspiración para que el hombre y la mujer sean más humanos. Un Cristo que nos eleva a la categoría de un ser humano y divino al mismo tiempo. Eso me ha llenado de esperanza e ilusión, me ha dado la oportunidad de compartir con la gente, con su dolor, sufrir junto a ellos la persecución, saber qué se siente cuando se está sin tierra, sin techo, sin salud, sin educación, sin futuro, como huérfanos de la sociedad. Sentir como propio su sufrimiento y dolor me ha hecho desarrollar una sensibilidad especial por el otro que está delante nuestro, que es la imagen de Dios. Eso me ha hecho más cristiano y también mucho más humano.
IT - Lo veo -perdóneme el atrevimiento- como un hereje en el sentido en que se ha enfrentado al dogma de la Iglesia Católica. ¿Qué consecuencias le ha traído esa herejía?
FL - Tu pregunta me hace recordar un libro que he presentado hace poco, que se llama La herejía de seguir a Jesús (David Fernández. Iepala Internacional, 2007), donde se recoge la experiencia de las Ligas Agrarias Cristianas de Paraguay, una experiencia de vida en comunidad. Esos campesinos fueron acusados de comunistas por el gobierno de Alfredo Stroessner, fueron masacrados, muchos asesinados, otros tuvieron que exiliarse, sufrieron prisión, tortura. Es decir, pagaron en carne propia el ser “herejes”, el seguir con radicalidad la experiencia de Jesús de Nazaret. La experiencia de seguimiento de Jesús, el testimonio de compromiso, se aleja de lo que la Iglesia Católica muchas veces acentúa: lo meramente doctrinal. Ese libro nos muestra con claridad algo en lo que que creo: que Jesús, ante todo, es un camino a seguir, es una huella a construir y es, sobre todo, una verdad a descubrir. Por eso he recibido la incomprensión, la crítica -a veces amarga- de gente cercana a la Iglesia, que no sabe que la experiencia cristiana pasa por encima de lo doctrinal, porque asume todas las experiencias humanas.
IT - ¿Considera que ha muerto, está vencida o no tiene ya nada que decir la Teología de la Liberación en este continente, frente a los nuevos desafíos de la fe y la realidad y frente a los nuevos sujetos que han emergido?
FL - La Teología de la Libeación sigue vigente. Siempre recuerdo la carta que escribió Juan Pablo II a los obispos brasileños, donde les decía que la Teología de la Liberación forma parte del patrimonio de la historia teológica de la Iglesia Católica. Ha sido una fuente de inspiración en América Latina y también en Asia, África y Europa. Si bien no tenemos hoy grandes ediciones teológicas, en todos estos años se fueron formando grupos de teólogos que han ido renovando la Teología de la Liberación. Por otro lado, han ido apareciendo nuevas teologías emergentes en el continente: la teología de la mujer, la teología del género, la teología negra, la ecológica, la étnica, la medioambiental. La teología liberadora se reencarnó en ejes temáticos teológicos que ha resurgido con mucha fuerza para seguir iluminando la experiencia cristiana en las Comunidades Eclesiales de Base.
IT - Desde muy joven ha estado vinculado a la docencia, en especial en el colegio Verbo Divino. ¿Qué le ha aportado el ejercicio del magisterio, el estar cerca, en contacto, con tantas y tantos jóvenes?
FL - El Colegio Verbo Divino viene a rubricar todo un hacer de experiencias en la docencia. Con sólo diecisiete años fui a dar clases a una escuela en el campo. En mi episcopado en San Pedro siempre encontré un tiempo para dedicarlo a la Universidad, pues he seguido enseñando Sociología, Sociología de la Educación, Introducción a las Ciencias Políticas y Antropología Pedagógica en cinco facultades dentro de la diócesis de San Pedro. La docencia la llevo en la sangre. El Colegio Verbo Divino, donde estudian 1,500 jóvenes, mujeres y hombres - porque es un colegio mixto- me ha dado la ilusión de descubrir esa rebeldía juvenil, ese deseo de cambio, esa fortaleza espiritual que tienen ellos y ellas por construir un mundo diferente, un mundo mejor. Y por otro lado, constatar cómo hacen una fuerte crítica a un sistema educativo que no tiene eficacia ni está sustentado por el humanismo, sino que se centra en lo tecnológico, que no despierta la sensibilidad social, la sensibilidad por la humanidad. Por ellos y ellas he aprendido a aferrarme a lo humano en toda su complejidad. He aprendido de sus errores, sus problemas, sus crisis de crecimiento, su relacionamiento con su familia, con sus amigos… Ser maestro me ha demostrado la validez de la educación como experiencia pedagógica y humana. He cumplido un ciclo y ahora voy a dedicarme a otra cosa.
IT- ¿Qué significa ser cristiano y ecuménico hoy?
FL- El ser cristiano lo tomo siempre con mucha simplicidad. Para mí es poder emular, seguir las huellas de Cristo en el contexto, el ambiente, la cultura y la sociedad en que uno vive. Cualquier persona, en cualquier parte del mundo que diga, haga y viva como vivió Cristo, seguirá la misma suerte: será calumniado, apresado, torturado y muerto fuera de los límites de la ciudad. Creo que eso es un signo de fidelidad. La persecución es un signo de fidelidad, como decía San Agustín. Y como decimos en Paraguay, “sin querer mandarnos la parte”, de alguna manera he sentido esa incomprensión, esas calumnias, esas amenazas. Sin embargo, a quienes tenemos la fe puesta en Cristo, todo eso nos fortalece y nos impulsa a sobreponernos a las dificultades de la vida humana. Nadie tiene el monopolio de Jesús de Nazaret, nadie tiene el monopolio del Espíritu Santo, nadie tiene el monopolio de Dios. Por eso creo que hoy día es mucho más necesario un sano ecumenismo con todas las iglesias que siguen a Cristo y también con aquellas religiones que no lo siguen, para poder buscar, como Jesús, al Dios cósmico que nos une y nos ampara a todos. Y bajo el nombre de Dios, poder construir una humanidad mucho más fraterna.
IT - ¿Considera que la Iglesia Católica vive una “noche oscura”? ¿Por qué?
FL - Todas y todos los que hacemos teología, los que seguimos a Cristo, vivimos en una noche oscura. Pero cuanto más oscura es la noche más cerca está el amanecer, dicen los indígenas en Paraguay. Ése es un signo de búsqueda, ¿verdad? Hay una expresión muy bonita en mi país, que es muy común escucharla en el campo. Dice así: “El fuego no se apaga nunca, es eterno, y en el amanecer quedan las huellas de tizones encendidos de la noche anterior”. Lo que pasa es que ese fuego hay que atizarlo. Yo lo veo así. Cada día hay que atizar el fuego, ponerlo al viento y renovarlo. Creo que la noche oscura nos llega a todos y a todas. Y también a la Iglesia Católica, porque nadie tiene el monopolio de la luz. La luz la tiene Jesús. Para nuestro mundo cristiano la luz es él a través de su Espíritu. Algunos tenemos noches luminosas, noches de claridad, donde el horizonte se ve claro. Todo esto forma parte de un proceso de búsqueda sincera, de búsqueda de responsabilidad, de seguimiento y, sobre todo, de testimoniar la vida de Jesús en nuestras vidas.
IT - A finales de 2006 usted dijo: “Mi gran catedral a partir de hoy será todo un país”. ¿Serán esa catedral y ese país con que sueña posibles de alcanzar?
FL - Quizás es un poco ambicioso, ¿verdad? Tratar de convertir todo el país en una catedral. Lo que quise decir, de manera metafórica, es: “A partir de ahora me dedico al país. Hasta ahora estuve en una catedral enseñando, compartiendo, sufriendo, construyendo. Hoy me pongo a disposición de la ciudadanía y de todos los ciudadanos de Paraguay para construir desde la política esa nación que nos merecemos todos los paraguayos, una nación más justa, más fraterna”. Queremos construir un país con más equidad social, una nación reconciliada, donde la justicia no sea sólo un objeto de lujo para algunas personas pudientes, sino para todas y todos por igual. La catedral tiene esa imagen de acoger a todos. En ella entran los pobres, los ricos, los de izquierda, los de derecha. Para construir esa catedral hay que partir de considerar a todas y a todos los paraguayos por igual.
IT - La razón de ser de una iglesia, de una comunidad de fe, es celebrar la vida, celebrar a Dios, y también alimentar la espiritualidad. Usted ha sido “separado” de su cargo y de su comunidad por decisión de la jerarquía católica. Si ya no tiene una comunidad, como en su caso, ¿dónde y cómo alimenta esa espiritualidad?
FL - Yo sí tengo una comunidad. Yo vivo con algunas personas en una misma casa. Es una comunidad cercana. Tengo unos amigos con los que cotidianamente comparto ideales políticos, proyectos. Quizás ya no rezo de la manera formal como en la vida religiosa, pero así como la Teología de la Liberación tiene una espiritualidad desde la realidad, hoy más que nunca veo en ese pozo de la realidad las semillas del Verbo que están dispersas por la sociedad, por las culturas. Y cada día, en cada amanecer, en cada acontecimiento, ¿cómo no ver la mano de Dios, cómo no ver y nutrir nuestra propia espiritualidad en el servicio generoso de construir una patria más justa para los demás? Pío XI decía que la política es la expresión más sublime de la caridad. Creo que hoy tenemos que rescatar el aspecto positivo de la política e ir construyendo una política que también nos ayude a la santidad.
IT - ¿Dónde cree que está hoy la posibilidad de construir un nuevo poder? ¿Acaso en el cielo, en lo global, en la comunidad? ¿O en qué otro lugar?
FL- Muchas veces los políticos usurpan el poder o se aferran a él. Creo sinceramente que el poder es un proceso de construcción. Nosotros, como nos enseña la Teología de la Liberación, hemos optado por el método de hacer ese poder. Es decir, construirlo a partir de esa realidad sangrante, desafiante, de pobreza, de miseria, de exclusión que viven nuestros pueblos. Ese poder se construye desde abajo. El verdadero, el auténtico, el genuino cambio viene desde abajo, viene desde dentro, y no desde afuera y desde arriba. El poder se construye desde las gentes más sencillas que se unen por sus reivindicaciones y también en sus grandes proyectos e ideales políticos.
*PERIODISTA DEL CENTRO MARTIN LUTHER KING DE LA HABANA. COLABORADORA DE LA AGENCIA INFORMATIVA LATINOAMERICANA ADITAL.

http://www.envio.org.ni/articulo/3759

Nacionalismo e integración regional

Juan Diego García
Especial para ARGENPRESS.info
La ola nacionalista que recorre Latinoamérica tiene como complemento necesario un proceso de integración regional. A este nacionalismo de nuevo cuño se oponen tan solo los partidarios del neoliberalismo quienes abogan por desechar lo nacional y aprestarse a la integración con los Estados Unidos, como la única vía para salir de la pobreza.
Los partidarios criollos del neoliberalismo defienden la apertura comercial, desdeñan como antigualla y manifestación ridícula toda expresión de nacionalismo, hablan de una supuesta ciudadanía y cultura “mundiales” y condenan sin paliativos la defensa de las señas de identidad propias como actitud reaccionaria, premoderna e insuflada de un indigenismo ridículo. Al mismo tiempo no tienen dificultad alguna en admirar la cultura anglosajona y aceptar como natural que los estadounidenses declaren ser el pueblo escogido por el Altísimo, canten enternecidos su himno nacional hasta en la ocasión más anodina y exhiban su bandera casi con obsesión.
El nuevo nacionalismo latinoamericano encuentra su mejor expresión en el rechazo generalizado al ALCA y a los Tratados de Libre Comercio por las ventajas que conceden a los Estados Unidos mientras sacrifican el trabajo nacional sometiéndolo a una competencia imposible con las mercancías extranjeras y porque exceden ampliamente los objetivos comerciales, comprometiendo la propia soberanía. No por azar muchos ven en esta integración con los Estados Unidos un nuevo tipo de colonialismo que condena a una dependencia aún mayor.
Pero Washington y sus aliados no las tienen todas consigo. El nuevo nacionalismo latinoamericano se traduce ya en proyectos de integración regional que buscan defender mejor sus intereses comunes frente a terceros; un nuevo nacionalismo que es entonces compatible con el objetivo de la unidad y un viejo anhelo que se remonta a las mismas guerras de independencia. De hecho, entonces hubo más vinculación entre territorios que luego, cuando se rompe el vínculo con las metrópolis y cada cual se orienta hacia los mercados mundiales ignorando a sus vecinos. En el siglo pasado hubo ya ciertas iniciativas de integración pero sin mayores éxitos. Hoy, por el contrario, todo indica que la integración regional tiene condiciones más favorables, además de ser una necesidad impostergable en un complejo panorama internacional como el actual que convierte el aislamiento nacional en un suicidio.
Para dar un impulso decisivo a la integración regional se reúnen ahora en Brasil los gobiernos del área, en el marco de la Unión de Países de Sudamérica –UNASUR- con un temario ambicioso que incluye variadas formas de cooperación política, comercial, de inversión social y de defensa.
Lula propone que las naciones del área constituyen un consejo de seguridad propio para garantizar la defensa común, precisamente cuando el Pentágono despliega la IV Flota en el Caribe, supuestamente “para combatir el terrorismo” (una excusa que no engaña a nadie). La iniciativa del presidente de Brasil tiene enorme significado y va en la misma dirección de la propuesta de Hugo Chávez de crear la Organización del Tratado del Atlántico Sur- OTAS- réplica evidente de la OTAN, pero con la sola presencia de los sudamericanos. Estas iniciativas en el área de la defensa son especialmente sensibles. De hecho, afectarían a fondo los actuales tratados militares con Estados Unidos, impedirían la presencia de la OTAN en la región y armonizan con la salida de los gringos de la base militar de Manta en Ecuador y el rechazo generalizado a su traslado a Colombia, justamente en la frontera con Venezuela.
El Banco del Sur ya es una realidad y ha empezado a operar como alternativa a las entidades crediticias controladas por Estados Unidos y sus aliados, vistas con recelo y hasta rechazadas abiertamente por muchos gobiernos por ser las responsables de los “consejos” (imposiciones) que llevaron a graves crisis económicas en la región y provocaron levantamientos populares con la caída de varios gobiernos.
Petrosur, otra iniciativa del presidente Chávez no solo tiene unos fundamentos económicos muy sólidos sino que permite gran autonomía a los gobiernos, precisamente en una cuestión clave como la energía. Son muchos los proyectos de infraestructura destinados a generar un verdadero mercado interno, así como bastos programas de inversión social en educación, salud y alimentación, claves para el desarrollo económico.
Sin duda, no son pocas las dificultades que afronta la integración regional. Existen desigualdades considerables en el grado de desarrollo económico entre los países, asimetrías regionales inconvenientes y actividades que más que complementarse provocan competencias no deseables. No hay tampoco armonía entre sus sistemas de gobierno y los cambios políticos pueden causar retrasos considerables. La construcción de infraestructuras es a menudo un reto titánico impuestos por la misma geografía (por ejemplo, para conectar el Pacífico con el Atlántico abriendo nuevos horizontes comerciales y liberando inmensas potencialidades). No deben descartarse tampoco las acciones hostiles de las multinacionales que intentarán atravesar palos en las ruedas de la integración (apoyadas por la diplomacia de sus gobiernos respectivos) ni menos aún los conflictos locales que pueden paralizar el proceso. El más inmediato, el que enfrenta a Colombia con Ecuador, Venezuela y Nicaragua, o los litigios limítrofes entre Chile, Perú y Bolivia, o las diferencias entre Argentina y Uruguay por cuenta de las multinacionales papeleras, o entre Brasil, Argentina y Paraguay cuando se revise la distribución de los beneficios derivados de la energía que producen conjuntamente.
Pero ninguna de estas dificultades constituye un obstáculo insalvable si existe voluntad política y sobre todo si la integración es una necesidad imperiosa impuesta por la realidad mundial. En efecto, ante los procesos de concentración de capitales y mercados no hay otra salida que la unión de las economías para alcanzar escalas adecuadas y resistir el desafío; sometidos todos a la feroz competencia por recursos naturales sería una insensatez tratar de enfrentar a los países ricos desde la debilidad que supone negociar en solitario; amenazados por quienes se abrogan el derecho de intervenir militarmente en cualquier rincón del planeta para “promover la democracia” o “defender sus intereses nacionales”, nada mejor que constituir entidades capaces de disuadir y defender; carentes de un desarrollo científico adecuado, solo el trabajo conjunto garantiza alcanzar la masa crítica suficiente para superar el atraso tecnológico; víctimas de una avalancha de cultura basura proveniente de las metrópolis, que deteriora y degrada, el único camino es buscar la fortaleza en la unidad de quienes están sometidos a las mismas amenazas.
El sueño unitario del Libertador Simón Bolívar – La Patria Grande- deja de ser hoy un simple deseo o la ensoñación de líderes idealistas para convertirse en una realidad que tiene todas las trazas de ser irreversible. El nuevo nacionalismo latinoamericano no es excluyente ni xenófobo ni alimenta racismo alguno. Tampoco la integración supone la disolución de lo propio en una amalgama sin forma, ni la perdida de las señas de identidad de cada cual.
Los promotores políticos de esta iniciativa enfatizan tanto en la necesidad imperiosa de la integración como en todos aquellos elementos que convierten la historia nacional de estos pueblos en un destino común, empezando por su pasado compartido de pobreza, sometimiento y dependencia y sus anhelos de desarrollo, dignidad y autonomía nacional. Todo indica que marchan por el camino correcto.

Seguridad alimentaria: abajo y a la izquierda

Raúl Zibechi
LA JORNADA

La crisis alimentaria en curso es uno de los mayores desafíos que enfrentan los pobres del mundo, ya que pone a prueba tanto sus movimientos sociales y políticos como sus formas de sobrevivencia. Como se ha escrito en las últimas semanas, la feroz especulación con las commodities es muestra palpable de la decadencia del capitalismo, que ya sólo puede sobrevivir con base en la “acumulación por desposesión”. Si el neoliberalismo es la guerra para apropiarse de los recursos naturales o bienes comunes, la actual especulación con alimentos puede comprenderse como una guerra contra la vida (de los pobres), una guerra biopolítica por el dominio de los cuerpos.

Aunque los análisis más serios con que contamos aciertan en las causas del alza de precios de los alimentos, no atinan sin embargo a la hora de proponer soluciones. Éstas no vendrán de arriba. Un reciente artículo de Aníbal Quijano (“Descolonialidad del poder: el horizonte alternativo”) señala que “el capitalismo colonial/moderno ya no produce ni producirá más empleo, salvo ‘precarizado’ y ‘flexibilizado’, ni más servicios públicos, ni más libertades civiles”. Las alternativas no vendrán, por lo tanto, ni de los estados ni de las instituciones y organismos internacionales, cuyas acciones, a menudo espectaculares y mediáticas, apenas ponen parches a situaciones puntuales pero nunca abordan soluciones de fondo.

Para eso sería necesario, en primer lugar, dejar de considerar a los alimentos como commodities, o sea como valores de cambio al servicio de la acumulación de capital. Pero no existen instituciones capaces de hacerlo, ya que se topan necesariamente con las multinacionales y los gobiernos que las apoyan, entre ellas, claro, los llamados “progresistas” del cono sur de Sudamérica. La seguridad alimentaria que reclaman los pueblos, aparece en algunas prácticas de los de abajo, como los Sin Tierra de Brasil y el neozapatismo de Chiapas, en línea con la experiencia de millones de campesinos e indígenas que siguen cultivando sus parcelas, diversas y heterogéneas. Para hacerlo resisten el avance de los monocultivos y el militarismo, dos caras de un mismo proceso.

En las grandes ciudades, donde vive la mayor parte de la población de nuestro continente, también avanzan alternativas a la crisis de los alimentos. En las periferias de muchas ciudades latinoamericanas abundan las huertas comunitarias y los cultivos de alimentos, familiares o colectivos, que serán el camino a seguir por millones de pobres urbanos a medida que se profundice lo que una vecina de Ciudad Bolívar, suburbio de Bogotá, define como “guerra mundial por la comida”.

En uno de los barrios de esa gigantesca periferia urbana, llamado Potosí, rodeado de cerros donde los paramilitares dictan su ley, unos 15 mil habitantes inventan formas de agricultura urbana. En sólo cinco años han puesto en pie decenas de huertas en la escuela-comunidad Cerros del Sur, epicentro del movimiento, en los terrenos baldíos del barrio, en las propias viviendas y en las azoteas. La mayor funciona en el jardín infantil, donde los vecinos se turnan en minga (trabajo comunitario rotativo) para producir alimentos orgánicos que se vuelcan en el restaurante comunitario, donde 400 niños eluden la desnutrición.

Los cultivos forman parte de un proyecto de bioseguridad alimentaria que incluye también un mercado, inaugurado hace poco tiempo, donde los campesinos acuden a vender directamente a los vecinos, sin pasar por los intermediarios. El mercado quincenal es la forma visible de la alianza rural-urbana, entre pequeños campesinos y productores y consumidores urbanos, pero es también un espacio donde los pobres se relacionan entre sí, instalan ollas comunitarias, bailan y cantan. Una imagen de mercado similar a la que nos legó Fernand Braudel: el espacio de la vida económica, transparente, de competencia controlada, el terreno de la gente común y, por tanto, de beneficios exiguos. Este tipo de mercado ha sido literalmente aplastado por el capitalismo, donde los monopolios sustituyen la comunicación horizontal por el control vertical.

Uno de los mayores éxitos de las huertas de Potosí son los cultivos de quinua, cereal andino altamente nutritivo que complementa la dieta popular. Los vecinos se autoabastecen de quinua y crearon la Corporación Comunitaria Delicias del Sur, que cosecha, envasa y comercializa el producto. El mercado, situado en la plaza del barrio, es escenario de canjes de semillas y de “rondas populares de negocios” en las que se establecen acuerdos entre productores y consumidores populares, entre ellos los comedores comunitarios de Ciudad Bolívar. Uno de los acuerdos es potenciar el trueque, haciendo que cada productor destine 5 por ciento de su producción al intercambio sin moneda, para que todos puedan tener acceso a otros alimentos y productos.

La seguridad alimentaria forma parte de un proceso de construcción de poder desde abajo. No es apenas una cuestión técnica o de difusión de saberes, como pretenden las ONG. Por eso en Potosí han creado un consejo comunal electivo y cuentan con decenas de coordinadoras de cuadra que velan por la consolidación de la comunidad. Son espacios donde se toman las decisiones del día a día y las que afectan a la comunidad a largo plazo. Esa construcción de poder les ha permitido potenciar la producción de valores de uso, antes confinados al espacio doméstico, hasta convertirse en uno de los modos hegemónicos de producción en el barrio.

Puede replicarse, con razón, que se trata de experiencias locales que difícilmente pueden resolver problemas tan graves y vastos como la crisis alimentaria. Sin embargo, conviene no olvidar que las grandes transformaciones, como señaló el subcomandante Marcos en el Coloquio Aubry en diciembre pasado, “no comienzan arriba ni con hechos monumentales y épicos, sino con movimientos pequeños en su forma y que aparecen como irrelevantes para el político y el analista de arriba”.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Cepal: la carestía arrastrará a la indigencia a 15 millones en América Latina


■ Subsidiar la producción agrícola, reducir impuestos y aranceles a comestibles y mejorar apoyos, entre las medidas más urgentes, recomienda.
■ Hay que subir el gasto social: PNUD.

■ La Comisión Europea culpa a especuladores por el alza de precios de los alimentos.

Afp, Dpa y Reuters

San José, 20 de mayo. La fuerte alza en el precio de los alimentos amenaza con enviar a la indigencia a 15 millones de personas más en América Latina, advirtió el martes el director general de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), José Luis Machinea, y sostuvo que el incremento en los precios pone en riesgo el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para la región.

Si el incremento de los precios de los alimentos fuera de 15 por ciento y no hubiera aumento de ingresos, la indigencia aumentaría en 15 millones de personas, para situarse en más de 84 de millones, alertó el máximo responsable de la Cepal.

“Ahora se cierne la amenaza del encarecimiento en el precio de los alimentos, lo que podrá derivar en mayor pobreza extrema en la región”, advirtió Machinea.

El número de pobres pasaría de los actuales 189.5 millones a 204.5 millones, sin aumento de sus ingresos; con incremento de 5 por ciento de sus entradas económicas, serían 10 millones más en cada uno de los grupos, lo que revertiría las mejoras obtenidas en los últimos años en la región, alertó el organismo regional, durante la presentación de un informe sobre los avances en el área de salud de los objetivos de Desarrollo del Milenio en la región.

Las cifras hacen temer lo peor: mientras el Indice de Precios al Consumo interanual había subido una media de 6-7 por ciento hasta abril, los alimentos se encarecieron 15 por ciento, indican datos de la Cepal.

Venezuela, con cerca de 40 por ciento, Nicaragua con 28 por ciento y Bolivia con 25 por ciento, encabezan la lista de países donde más se ha encarecido la canasta básica.

Las medidas más urgentes para evitar un retroceso en la ya complicada situación de las poblaciones más vulnerables de la región es subsidiar la producción agrícola, reducir los impuestos y los aranceles a los alimentos y aumentar los apoyos a los sectores con más dificultades, recomendó Machinea. “La región es muy heterogénea y el denominador común sigue siendo la desigualdad”, dijo.

La llamada Declaración del Milenio es una “carta de navegación” diseñada por la Organización de Naciones Unidas para apoyar a sus estados en diversas áreas y estableció una serie de metas para combatir la pobreza y alcanzar el desarrollo hacia 2015.

“Este es un momento en que no hay que reducir el gasto social, sino aumentarlo hoy para que dentro de cinco años no tengamos que recoger en ambulancia lo que no hicimos”, dijo por su parte la directora regional para América Latina del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la costarricense Rebeca Greenspan.

Una causa importante de la mejora de los índices de pobreza en la región fue la reducción de los precios de los alimentos en las dos últimas décadas, recordó Greenspan, quien sostuvo que es el momento de revisar las políticas fiscales para que los gobiernos dispongan de mayores recursos para el gasto social.

El informe Objetivos de desarrollo del Milenio. La progresión hacia el derecho a la salud en América Latina y Caribe, destaca “cómo los determinantes de la salud están estrechamente asociados con la desigualdad de la distribución socioeconómica”.

Esto demuestra que las políticas de salud deben realizarse de manera integral con otras políticas en el ámbito educativo, de vivienda e infraestructura social básica, y de ingresos en un entorno macroeconómico estable y propicio al crecimiento, con mejor distribución de los frutos del desarrollo, apunta el informe.

A su vez, la Comisión Europea (CE) culpa a especuladores de los mercados de materias primas por el alza en los precios de alimentos, y dijo que estos deben asumir al menos parte de la culpa por el incremento.

La CE prometió seguir de cerca la actividad del sector, se informó desde Bruselas. “Ha habido una creciente actividad de inversionistas especulativos en mercados financieros relacionados con materias primas para equilibrar los riesgos de los precios o usar el exceso de liquidez, como consecuencia de una crisis del mercado financiero”, señaló un informe avalado por el brazo ejecutivo de la Unión Europea (UE).

Al insistir en culpar a los especuladores, la CE añade que “estas actividades llevan a un incremento en el movimiento de los precios y provocan volatilidad en los futuros y en los mercados al contado de materias primas”.

El documento analiza recientes subidas de precios en cereales, carne y lácteos, donde los mercados apuntaron incrementos de precios de dos y hasta tres dígitos en menos de un año, y ayudaron a que la inflación en la zona del euro tocara máximos históricos en marzo.

El informe hace una lista de varios factores estructurales, donde el mal clima, los altos precios de la energía y la demanda creciente de alimentos en las economías emergentes resultan ser las principales causas del aumento de los comestibles, así como la depreciación del dólar estadunidense y la especulación del mercado. “Los desarrollos en los mercados financieros han tenido un impacto”, sostuvo el informe.

lunes, 19 de mayo de 2008

El poder blando de Estados Unidos

Por Diego Hernán Córdoba (*)
Agencia Periodística del MERCOSUR

Siete de cada diez conceptos teóricos son producidos por el país del norte. Su industria cultural ha penetrado e invadido la región desde el siglo pasado. ¿Cómo afecta esta situación a Latinoamérica?

La estrategia de Estados Unidos tras el triunfo de los aliados en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fue aprovechar las ventajas de su liderazgo y la potencialidad de sus industrias culturales. Por este motivo se comenzó a utilizar lo que los estadounidenses denominaron el “soft power” (poder blando), para racionalizar el uso del poder duro, basado en la coacción que se deriva del poderío militar y económico. El soft power está basado en la cultura, los ideales políticos y las medidas políticas.

Por consiguiente, la invasión cultural consiste en imponer -obligatoria o disimuladamente- a sociedades que aún no han logrado desarrollar plenamente su conciencia de identidad, la manera de ver, simbolizar, valorar, entender, explicar y actuar de las llamadas sociedades del primer mundo.

Marcos Roitman, sociólogo y docente de la Universidad Complutense de Madrid, en el informe especial realizado sobre éste tema que hizo el programa de radio argentino “Marca de Radio” en La Red AM 910, señaló: “El lenguaje produce una manera de entender el mundo, si nosotros no tenemos palabras para entender el mundo otros pondrán en nosotros ese vocabulario sobre el cual nosotros incorporamos y vivimos el mundo”.

En ese contexto, agregó que se utilizan palabras como transfusión, democracia, gobernabilidad, terrorismo sin conocer su significado. “Eso quiere decir que otros están produciendo el significado de las cosas y nosotros simplemente actuamos sin saber que es lo que estamos diciendo. Es decir, usted no lo piense que el sistema lo ha pensado por usted”, agregó.

La capacidad mediática y económica que posee Estados Unidos de inundar al mundo con los “pepers" hace que en Latinoamérica se debata lo que ellos ponen sobre la mesa. Al respecto, Marcos Roitman sostiene: “Si lo planteamos en término de lenguaje donde somos seres humanos y por tanto desde la lógica de la comunicación, podríamos entender que siete de cada diez conceptos teóricos son producidos por los tanques de conocimiento de Estados Unidos”.

Al respecto, el escritor argentino Arturo Jauretche, en su libro “Los Profetas del Odio y la Yapa” simboliza esta situación como la Colonización Pedagógica, la cual afecta a gran parte de los intelectuales latinoamericanos que piensan su país desde un pensamiento europeizado. Por consiguiente, no siempre es posible encontrar huellas del pensamiento nacional latinoamericano en las más altas esferas de la ciencia, la política, la filosofía y académicas”.

Por esa senda, con acierto, la socióloga argentina Alcira Argumedo en su libro “Los Silencios y las Voces en América Latina” señala que deben explotarse otros registros: desde las proclamas políticas de los movimientos de masas, hasta las tradiciones culturales de los pueblos, pasando por la obra de determinados autores que se ubican realmente como intelectuales nacionales. Es decir, que han operado algún grado importante de ruptura con la cosmovisión dominante, y pasan a sistematizar otras ideas y proyectos.

En ese sentido, Argumedo destaca que esas otras ideas y proyectos forman parte de una matriz autónoma de pensamiento nacional y popular, un paradigma teórico político alternativo a las matrices de pensamiento extranjeras incapaces de dar cuenta de todos los sincronismos históricos.

Asimismo, Fernando Baéz escritor y director de la Biblioteca Nacional de Venezuela, en el informe especial realizado por la emisión radial mencionada sostuvo: “Cuando sacamos estadísticas de ¿Cuántos libros latinoamericanos se traducen al ingles en Estados Unidos? El porcentaje no llega ni siquiera al 8 por ciento. En cambio ¿Cuantos porcentajes de libros de autores estadounidenses se traducen en este momento al español? Alrededor del 80 por ciento”.
Pero no sólo los intelectuales son influenciados por pensamientos de los países centrales, también la sociedad se encuentra empapada de la cultura estadounidense. “Fue (en alusión a los Estados Unidos) un proceso de uniformización muy grande tanto en el leguaje, cómo en la vestimenta, como en los hábitos de consumo, y eso le dio a la cultura estadounidense un aire de democracia, que las culturas tradicionales europeas no lo tenían, eran culturas más estamentales”, afirmó en “Marca de Radio”, el sociólogo y docente universitario Atilio Borón.

“Eso se ve claramente en la difusión de algunos elementos de la cultura estadounidense -añadió Borón- como la indumentaria, fundamentalmente los jeans que fueron parte de esa gran expansión. La generalización de la “Fast Food” (comidas rápidas), todo eso se impuso, con un enorme aparato publicitario, detrás toda la industria cinematográfica y la televisión promoviendo eso, como lo sigue haciendo hasta el día de hoy”.

Armando Mattelart y Ariel Dorfman en 1971 publicaron el libro “Para Leer al Pato Donald”, que permitió entender la naturalización que le daba este dibujo animado al derecho a la propiedad privada de los medios de producción. Donald es la metáfora del pensamiento burgués; es la manifestación simbólica de una cultura que articula sus significaciones alrededor del oro y que lo vuelve inocente al despegarlo de su función social. Para Dorfman y Mattelart, detrás de la máscara del mito Disney se esconde el inevitable mensaje propagandístico del imperialismo cultural, del capitalismo estadounidense y del mítico "American Way of Life" (Modo de vivir Americano).

Cuando Estados Unidos en el año 2006 comenzó la negociación para firmar el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Colombia, uno de los temas más duramente se discutió fue levantar la prohibición que existía en el horario central de la televisión colombiana, para obtener la entrada de las series estadounidenses.

Por otro lado, todos los años en Las Vegas, Estados Unidos, se reúnen los directivos de cadenas miembros de la Asociación Nacional de Ejecutivos de Programación Televisiva con el fin de comprar los formatos de televisión que allí se venden. “Amas de casa desesperadas”, “La Niñera”, “Casados con Hijos”, “¿Quién es el Jefe?”, entre otros programas se adquieren allí para luego realizar la versión latinoamericana en cada país.

Asimismo, cabe destacar que India es el primer productor mundial de películas. Produce hasta mil por año, en diversos idiomas, pero sin embargo las diez películas más vistas en el mundo fueron realizadas en Estados Unidos: “Titanic”, “Episodio 1 Star Wars”, “Jurassic Park”, “El Día de la Independencia”, “Star Wars”, “El Rey León”, “E.T. (El Extraterrestre)”, “Forrest Gump”, “Sexto Sentido” y “Jurassic Park 2”. La primera de ellas recaudo 1.835 millones de dólares.

Muy pocas entidades quedan por fuera de esta gran potencia. Situación que demuestra lo dificultoso de resistir la presión de la industria cultural del capitalismo. Con un dinamismo avasallante y con cifras astronómicas, es un mercado que tiene una enorme capacidad de absorción de lo diferente.

Cuando se plantean cuestiones más de fondo que van al corazón del sistema, ahí la respuesta claramente es una represión brutal: la aplicación del poder duro. Pero por ahora con el poder blando llegan muy lejos, sino preguntémonos: ¿Por qué tomamos Coca-Cola? ¿Por qué verdaderamente nos gusta o por la feroz campaña publicitaria que existe?

(*) El autor de esta nota es alumno del Seminario “Periodismo en Escenarios Políticos Latinoamericanos” que actualmente dicta la Agencia Periodística del Mercosur (APM) en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina.

Nuestra América: En las garras del águila del Norte

"El escudo del Comando Sur del ejército de Estados Unidos es más elocuente que mil discursos. Su mitad inferior la ocupa un desaliñado mapa del continente, del río Bravo y Cuba a la Tierra del Fuego. Encima no hay mapa; la mitad superior la ocupa un águila imperial de alas abiertas, sus garras extendidas sobre la presa, nuestra América, que no comienza en Colombia ni en Guatemala, sino en México, aunque haya quienes se sientan desengañados.
(...)
El pensador portugués Boa­ventura de Sousa Santos escribió recientemente sobre la “estrategia continental” de control estadunidense contra los procesos políticos que lo cuestionan, trayendo acá su “guerra global”. La “guerra contra el terrorismo” incluye espionaje y desestabilización en Venezuela y la triple frontera (Paraguay, Brasil, Argentina). En Bolivia, “becarios de la Fundación Fulbright son llamados por su embajada para informar sobre cubanos, venezolanos y movimientos indígenas sospechosos, mientras los separatistas de Santa Cruz son entrenados en la selva colombiana por los paramilitares” (La Jornada, 17 de marzo).
“La verdadera amenaza no son las FARC, sino las fuerzas progresistas”, en una lógica bélica que bloquea el ascenso de las segundas, apunta. “Pero la ‘mayor amenaza’ proviene de los que invocan derechos ancestrales sobre los territorios”. El autor cita el informe Tendencias Globales-2020, del Consejo Nacional de Información de Estados Unidos, sobre los escenarios de amenaza a la “seguridad nacional” (la suya). El informe afirma que las reivindicaciones territoriales de los movimientos indígenas “representan un riesgo para la seguridad regional”, que “determinará el futuro latinoamericano”.
Allí se señalan las luchas indígenas de Chiapas, Ecuador, Bolivia, Chile y Argentina: “En el inicio del siglo XXI existen grupos indígenas radicales en la mayoría de los países latinoamericanos que en 2020 podrán crecer exponencialmente, obteniendo la adhesión de la mayoría de los pueblos indígenas. Estos grupos podrán establecer relaciones con grupos terroristas internacionales y grupos antiglobalización, que cuestionarán las políticas económicas de los liderazgos de origen europeo”.

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Con esta sugestiva introducción, el suplemento OJARASCA, del diario LA JORNADA, presenta un número especial dedicado al análisis de la actual coyuntura latinoamericana que incluye los siguientes artículos:
Para leer esta edición de OJARASCA, consulte la siguiente dirección electrónica:
http://www.jornada.unam.mx/2008/05/19/ojaportada.html

¿Qué tan a la izquierda se ha movido América Latina?

Immanuel Wallerstein
Para LA JORNADA
Todo mundo parece concordar en que América Latina se ha movido hacia la izquierda en el periodo posterior al año 2000. ¿Pero qué significa esto?

Si uno mira las elecciones por toda América Latina, los partidos a la izquierda del centro han ganado en un gran número de países desde el año 2000 –las más notables son las de Brasil, Uruguay, Argentina, Chile, Ecuador, Venezuela, Nicaragua y más recientemente Paraguay. Hay por supuesto importantes diferencias entre las situaciones imperantes en estos países. Algunos de estos gobiernos parecen estar muy cerca del centro. Otros se expresan en un lenguaje más revolucionario. Y hay algunas excepciones –notablemente Colombia, Perú y México (aunque en México, el gobierno conservador ganó las últimas elecciones con más o menos el mismo grado de legitimidad que Bush al ganar las elecciones de 2000 en Estados Unidos). La cuestión real no es si América Latina se ha movido hacia la izquierda sino qué tan a la izquierda se ha movido.

Me parece que hay cuatro diferentes tipos de evidencia que uno podría invocar para decir que América Latina se ha movido a la izquierda. El primer tipo es que todos estos gobiernos, de una u otra manera han buscado distanciarse de Estados Unidos en un grado o en otro. En todos estos casos el gobierno de Bush habría preferido que ganaran sus oponentes electorales. En el pasado, Estados Unidos tendía a trabajar para lograr su remplazo, de hecho su derrocamiento. Pero la decadencia del poderío estadunidense en el sistema-mundo, y en particular la preocupación de Estados Unidos por las guerras que viene perdiendo en Medio Oriente, le han secado la energía política con la que previamente se movía decididamente en América Latina. Una evidencia de esto es el fallido golpe de Estado contra Chávez en 2002.

¿Cómo fue que estos gobiernos pusieron distancia entre ellos y Estados Unidos? Hay varias formas. En 2003, Estados Unidos fue incapaz de persuadir a los dos miembros latinoamericanos del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de que respaldaran la resolución que buscaba legitimar la invasión estadunidense a Irak. En la última elección para secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), perdió el candidato apoyado por Estados Unidos, lo cual nunca había ocurrido en la historia de la OEA. Y cuando el único amigo seguro de Estados Unidos en la América Latina de hoy, Colombia, se metió en un pleito grave con Venezuela y Ecuador, los otros Estados latinoamericanos se pusieron, de hecho, del lado de Ecuador y Venezuela. Ecuador se está rehusando ahora a renovar el acuerdo relativo a la base militar estadunidense localizada ahí.

El segundo tipo de evidencia de una tendencia hacia la izquierda es el agudo aumento en la importancia política y el poder de los movimientos indígenas por toda América Latina –sobre todo en México, Ecuador, Bolivia, y Centroamérica. Las poblaciones indígenas de todo el continente han sido los actores más oprimidos de la población y en gran medida se les ha mantenido al margen de las estructuras políticas. Pero ahora tenemos a un presidente indígena en Bolivia, que representa una revolución social genuina. La fuerza de estos movimientos en la zona andina y en las áreas mayas de México y Centroamérica ha sido un factor importante en su política, un factor que es perdurable.

El tercer tipo de evidencia ha sido la supervivencia, de hecho un resurgimiento, de la teología de la liberación. El Vaticano se movió para suprimir estos movimientos durante los últimos tres papados, con por lo menos el mismo vigor que Estados Unidos utilizara contra los gobiernos de izquierda en los cincuenta y sesenta. Los teólogos fueron silenciados y los obispos simpatizantes han sido remplazados cuidadosamente por unos que claramente no simpatizan. No obstante, los movimientos católicos inspirados en la teología de la liberación siguen floreciendo en Brasil. Los presidentes de Ecuador y Paraguay han emergido de esa tradición. Y los progresos de los grupos protestantes evangélicos en América Latina pueden estar moviendo al Vaticano y lo hacen más tolerante hacia los teólogos de la liberación, quienes al menos son católicos y que podrían ayudar a frenar esta pérdida de creyentes de la Iglesia.

Finalmente, Brasil ha logrado un éxito razonable en convertirse en el líder del bloque regional sudamericano. Esto puede no ser en sí mismo un movimiento hacia la izquierda. Pero en el contexto de un proceso mundial de multipolarización, el establecimiento de tales zonas regionales no sólo debilita el poder de Estados Unidos sino de todo el Norte en términos de las relaciones Norte-Sur. El liderazgo de Brasil entre los países del llamado G-20 ha sido un factor importante en destripar la posibilidad de que la Organización Mundial de Comercio implemente una agenda neoliberal.

Entonces, ¿qué suma todo esto? Ciertamente no una “revolución” en el sentido tradicional del término. Lo que significa es que el punto medio de la política latinoamericana, el locus del “centro”, se ha movido considerablemente a la izquierda de donde estaba hace apenas diez años. Esto debe ponerse en el contexto de un movimiento mundial. Este viraje hacia la izquierda está ocurriendo en Medio Oriente y en Asia Oriental también. De hecho, ocurre también en Estados Unidos. El impacto de la recesión económica, que probablemente pronto se vuelva aun más severa, sin duda empujará todavía más estas tendencias.

¿Habrá alguna reacción de las fuerzas de la derecha? Sin duda las habrá. En América Latina vemos el intento de las regiones más acaudaladas y más “blancas” por escindirse de Bolivia y salirse de por debajo de las poblaciones indígenas mayoritarias que finalmente lograron el poder en el gobierno central. Políticamente estamos ante tiempos frágiles, en América Latina y en otras partes. Pero en América Latina, la izquierda está en una posición mucho más fuerte para enfrentar estas batallas hoy que hace medio siglo.

Traducción: Ramón Vera Herrera

domingo, 18 de mayo de 2008

Críticas de derecha e izquierda al gobierno de Lula

Emir Sader
LA JORNADA
El gobierno ha sido blanco de muchas críticas y elogios, de derecha y de izquierda –contrarias entre sí–, alternadas o simultáneas. La virulencia con que la derecha y los monopólicos medios de comunicación con que cuenta critican, provocan tanto una defensa exacerbada de quien las recibe como la impresión de que sus posiciones son compartidas por parte de la sociedad.

Las críticas de los medios privados son típicamente de derecha, esas que comparten con el bloque opositor: menos Estado, lo que no significa ahora para ellos menos financiamientos privados o exenciones fiscales, sino menos contratación de personal, menor gasto en política social, bajar impuestos; cambiar la integración latinoamericana y con el sur por la tradicionalmente sumisa al norte; ninguna reglamentación estatal, ni del mercado de trabajo, ni en la política de comunicaciones, ni en la circulación de capitales; más privatizaciones. Su utopía se concretaba en el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, con quien se identificaron plenamente. Les gusta cualquier candidato que derrote a Lula o restarle votos a quien termine siendo el candidato más fuerte para dar continuidad a la política del actual gobierno.

Es fundamental entender esas posiciones para que las críticas de la izquierda no se confundan con ellas, porque son absolutamente contrarias. Pongo un caso de confusión entre las dos que favorece a la derecha, sobre la discusión del CPMF (impuesto sobre los movimientos financieros, por sus siglas en portugués), que en su versión final trataba precisamente lo que la izquierda debería reclamar: un impuesto difícil de ser evadido y pagado por quienes disponen de más recursos, yendo a parar lo recaudado a la salud pública.

Todo lo que la derecha no quiere es una tributación que gravite sobre los más ricos, una que éstos no puedan eludir y cuyos ingresos se destinen a políticas sociales. Pero el senador del PSOL (partido socialista de izquierda radical) votó en contra, cometiendo un grave error al sumarse a la derecha y contribuyendo a confundir todavía más a la polarización entre derecha e izquierda. Consideran al régimen de Lula el enemigo principal, no les importa sumarse a la derecha para atacarlo, aceptan la polarización gobierno-oposición, tienen en común la voluntad de adelgazar la administración –de cualquier forma– con conciencia de que si el Partido de los Trabajadores (PT) no desaparece, ellos carecerán de posibilidades electorales. En lugar de la crítica –que apoya lo que el gobierno tiene de progresista–, atacan todo confiados en la posibilidad menor de construir una alternativa de izquierda al PT, lo que los relega a la intrascendencia política.

Las ambigüedades del gobierno son numerosas y el propio Lula afirma que nunca los ricos ganaron tanto y nunca los pobres mejoraron tanto su vida. Condenable la primera, elogiable la segunda. Esa es la primera gran crítica que el gobierno merece de la izquierda: no rompe con la hegemonía del capital financiero –en su modalidad especulativa– y, por el contrario, le da continuidad y consolida la independencia de facto del Banco Central, expresión política e institucional de esa hegemonía. Mantener las tasas de interés más altas del mundo, atraer al peor tipo de capital, no gravarlo con el fin de que circule libremente dentro y fuera del país y darle autonomía para que su representación directa en el gobierno defina una variable fundamental para la economía del país, así como también para los recursos en políticas sociales, es un error que tiene que ser reiteradamente criticado desde la izquierda.

Otro aspecto que merece la crítica de izquierda es la alianza con el gran capital exportador, señaladamente el agronegocio: por la forma de explotación de la tierra, por su carácter monopólico, por el uso de transgénicos, porque se vuelcan a la exportación de un producto como la soya, cargado de consecuencias negativas.

Es asimismo criticable que esa alianza esté inequívocamente en la base de la no promoción, que debería ser central para un gobierno la exportación de un producto como la soya, cargado de consecuencias negativas. Es asimismo criticable que esa alianza esté inequívocamente en la base de la no promoción –que debería ser central para un gobierno de izquierda– de la economía familiar y la seguridad alimentaria, así como de la marcha a todas luces insuficiente de la reforma agraria.

Un tercer aspecto central del gobierno –que debe ser objeto de la crítica de izquierda– es su negativa a caracterizar a Estados Unidos como cabeza del imperialismo mundial con todos los daños que causa a la humanidad, empezando por las “guerras infinitas”. Brasil no puede relacionarse con Estados Unidos sólo viendo que es un país rico; tiene que tener en cuenta que es la cabeza del bloque imperialista que, desde todo punto de vista –económico, financiero, tecnológico, político, militar, ideológico y mediático–, representa lo peor del mundo, responsable de la concentración de la renta, de las políticas de libre comercio, de la miseria, de la degradación ambiental, de las guerras, de la especulación financiera, de los monopolios mediáticos y por la propaganda de un estilo de vida mercantilista, etcétera. No tomar al imperialismo como referencia central en la actualidad supone cometer graves errores y correr siempre el riesgo de dejarse llevar por sus políticas.

Traducción: Ruben Montedónico

sábado, 17 de mayo de 2008

Declaración de Cumbre de los Pueblos Enlazando Alternativas III


Lima, Perú. 16 de mayo de 2008.

Las organizaciones sociales, políticas y populares, de trabajadores y trabajadoras, de migrantes, las comunidades indígenas y campesinas, el movimiento de mujeres, de jóvenes y sindical de América Latina, el Caribe y Europa, reunidos en Lima durante la Cumbre de los Pueblos, Enlazando Alternativas III, declaramos:

La cooperación y la integración de nuestros pueblos pasan en primer lugar por la construcción de un sistema en el cual los derechos económicos, políticos, sociales, culturales y ambientales de las mayorías sean prioridad y razón de ser de las políticas gubernamentales. Por lo mismo, rechazamos el proyecto de Acuerdos de Asociación propuesto por la Unión Europea y avalado por diversos gobiernos latinoamericanos y caribeños que solo buscan profundizar y perpetuar el actual sistema de dominación que tanto daño a hecho a nuestros pueblos.

La estrategia de la Unión Europea "Europa Global : Competir en el mundo", supone la profundización de las políticas de competitividad y crecimiento económico que buscan implementar la agenda de sus transnacionales y profundizar las políticas neoliberales, incompatibles con el discurso sobre el cambio climático, la reducción de la pobreza y la cohesión social. A pesar de que se pretende velar su naturaleza incorporando temas de cooperación y diálogo político, la esencia de la propuesta es abrir los mercados de capitales, bienes y servicios, proteger la inversión extranjera y reducir la capacidad del Estado de promover el desarrollo económico y social. Esto tiene implicaciones en ambas regiones : Para América Latina y el Caribe, esta estrategia reproduce el esquema de los Tratados de Libre Comercio que han suscrito la mayoría de países de la región con Estados Unidos y van más allá de las políticas de la OMC que rechazamos. Los recursos naturales de estos países están siendo explotados indiscriminadamente, desplazando a comunidades enteras, devastando la biodiversidad, agotando las fuentes hídricas, y pauperizando a la mano de obra, y en ello tienen mucha responsabilidad las multinacionales europeas. América Latina ha sido víctima secular del saqueo de las transnacionales y, ahora, cuando avances democráticos estimulan la búsqueda de caminos propios de desarrollo en diversos países y de formas de integración al servicio de los pueblos, varios gobiernos que siguen las recetas del libre comercio estimulan la fragmentación de la región, los enfrentamientos nacionales y las contradicciones entre ellos.

En Europa una de las grandes amenazas para la democracia, la justicia, la paz y el equilibrio ecológico, es el Tratado de Lisboa, que está siendo ratificado por las élites sin consultar a la población y que rechazamos como ya lo hicimos en el pasado. Este tratado refuerza una Europa neoliberal, aumenta la militarización, la exclusión, las desigualdades y la mercantilización, así como endurece las políticas securitarias-represivas. Ello se refleja en un aumento de la precariedad, un ataque generalizado a todos los derechos sociales, en particular a las conquistas laborales. Al mismo tiempo, se acelera la construcción de la "Europa Fortaleza", lo que implica cerrar las fronteras, violando el derecho de asilo y criminalizando los migrantes y los movimientos sociales, creando muros virtuales o reales, que no se diferencian con los que construyen en la frontera al Norte de América.

Los Acuerdos de Asociación que ha firmado la Unión Europea con México y Chile han profundizado las desigualdades y muestran el camino que seguirán quienes firmen estos Acuerdos en Centro América, la Comunidad Andina de Naciones y el MERCOSUR cuyas negociaciones se quiere resucitar. Para los países del Caribe, estos Acuerdos, recientemente firmados, aumentarán la vulnerabilidad y dependencia de sus economías, al mismo tiempo que fracturan la dinámica de integración subregional.

En el momento en que en Lima los gobiernos hablan de cohesión social, cambio climático y reducción de la pobreza, conviene recordar que la principal causa de desigualdad, polarización social, degradación ambiental y discriminaciones, es la primacía del mercado por sobre los derechos de las personas y el otorgamiento de todas las garantías a las corporaciones que eliminan la capacidad estatal de definir proyectos nacionales de desarrollo con la complicidad de los gobiernos. Las transnacionales actúan bajo un doble rasero apoyándose en las asimetrías que los Acuerdos de Asociación tienden a reforzar. En consecuencia, el discurso sobre Cooperación y Diálogo Político es la carnada que esconde el anzuelo de los intereses de esas corporaciones.

Frente a la crisis alimentaria que afecta a decenas de países, denunciamos la hipocresía y las políticas de las instituciones multilaterales (OMC, FMI, BM, BID, BEI) que pretenden esconder sus verdaderas causas : direccionamiento de la producción de los países a la exportación, pérdida del papel del Estado en la regulación alimentaria y conversión de los alimentos en fuente de especulación financiera, todo ello como resultado de las políticas de "libre comercio". Por lo mismo, es inadmisible que se proponga, como salida a la crisis, más liberalización y desprotección. La producción masiva de agrocombustibles agrava las ya difíciles condiciones de vida de millones de habitantes. Rechazamos una vez más esta pretendida salida a la crisis energética y climática.

Ante esta situación, las organizaciones que hacemos parte de Enlazando Alternativas, reiteramos que es posible una integración distinta basada en la libre determinación de los pueblos, el respeto al medio ambiente, a los derechos humanos y a los procesos democráticos emprendido por aquellos gobiernos que se alejan del neoliberalismo y buscan para sus pueblos relaciones de igualdad con todos los países del mundo. Esto supone el fortalecimiento de la cooperación en todos los ámbitos entre los pueblos, el reforzamiento de la solidaridad, el fin de toda forma de discriminaciones y la superación de prácticas violatorias de la soberanía de los países. Como ha mostrado la II Sesión del Tribunal Permanente de los Pueblos (lea el Dictamen de la sesión sobre políticas neoliberales y transnacionales europeas en América Latina y el Caribe en la siguiente dirección: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=67561) , exigimos justicia y la reparación de los agravios, daños y perjuicios, provocados por las empresas europeas, y el replanteamiento de las relaciones con estas empresas, de tal forma que asuman los pasivos sociales y ambientales en que incurren.

Saludamos las acciones de nacionalización de empresas estratégicas para el desarrollo nacional y los recursos naturales, que pertenecen a los pueblos, no a las transnacionales, como por ejemplo la de la empresa boliviana de telecomunicaciones ETI/ENTEL. Llamamos a los gobiernos que promuevan políticas progresistas a sumarse al proceso de transformación que impulsamos. Rechazamos las desafiantes intervenciones de EE.UU. y la Unión Europea contra la soberanía de los pueblos. La Unión Europea debe asumir su deuda histórica con los pueblos de América Latina y el Caribe, en particular con los pueblos originarios. Llamamos la atención sobre la dramática situación de Haití, resultado de décadas de expoliación, agravada por la actual ocupación militar. Así mismo denunciamos la política complaciente de la Unión Europea con el gobierno de Colombia.

La única salida de los pueblos latinoamericanos, caribeños y europeos es unirse en torno a la defensa de su bienestar y fortalecer la resistencia y movilización contra las políticas neoliberales. Ella debe nutrirse de los aportes de mujeres, pueblos originarios, campesinos y demás fuerza sociales que, con su presencia masiva en la Cumbre Social, han dado ejemplo de combatividad y de elaboración de alternativas en búsqueda de un progreso sustentado en la armonía con la naturaleza, los derechos humanos y la eliminación de todas las formas de discriminación.

Exigimos a los gobiernos atender efectivamente las demandas de los pueblos por construir otro tipo de relaciones entre las regiones, basadas en la superación del modelo de mercado. Hacemos un llamado a la población a no dejarse engañar más por gobiernos autoritarios que pretenden criminalizar la justa protesta civil. Instamos a los habitantes de América Latina, el Caribe y Europa a sumarse a la fuerza cada vez mayor de organizaciones que buscan un mundo mejor para todos, y así estar a la altura de los desafíos que hoy enfrenta la humanidad.

Invitamos a todas las organizaciones sociales y populares de ambos Continentes a preparar desde ahora la próxima Cumbre Social de los Pueblos, Enlazando Alternativas IV, que tendrá cita en el Estado Español en el año 2010.

jueves, 15 de mayo de 2008

El espejo haitiano: defender la soberanía alimentaria

“Digo la verdad: no es Dios que abandona al hombre, es el hombre el que abandona la tierra y recibe su castigo: la sequía, la miseria y la desolación”. Jacques Roumain. Gobernadores del rocío (1944)
Hecmilio Galván
ALAI AMLATINA
En enero de este año, cables de prensa internacionales nos alertaban de una dramática situación. En los barrios pobres de Haití, la tierra arcillosa que cubre el centro del país (zona de Hincha) se ha convertido en una valiosa mercancía que se recolecta y se vende en los mercados. Es materia prima, increíblemente, para galletas comestibles que, con su sabor salobre y mineral, sacian el hambre de los habitantes empobrecidos de Haití.

Las noticias recientes que llegan desde Puerto Príncipe ahora, dan cuenta de una enorme crisis social, de movilizaciones y disturbios callejeros provocados por el aumento progresivo de los productos alimenticios que son cada vez más inalcanzables para los trabajadores haitianos.
Miles de personas se han lanzado a las calles para protestar contra el alza de precios, incendiando negocios y oficinas. Las protestas han llegado hasta el punto de que algunos manifestantes intentaron tomar por asalto el Palacio Presidencial, levantando barricadas y lanzando piedras contra la policía.

La tendencia alcista de los precios internacionales de las materias primas, sobretodo de los alimentos, se refleja automáticamente en Haití, sin que las autoridades puedan hacer mucho para evitarlo. La producción alimentaria local, diezmada por las importaciones, es incapaz, no sólo de responder positivamente ante el aumento de los precios internacionales, si no también de reducir el impacto negativo de la crisis mundial, garantizando alimentos a la población. Los precios de los alimentos suben y los ya alarmantes niveles de hambre y desnutrición tienden a crecer.

Pero, lo que sucede en Haití ahora, no es más que la consecuencia previsible de una crisis más antigua y latente, la que podemos definir como una crisis agroalimentaria. La crisis alimentaria haitiana, que amenaza con destruir mucho más la gobernabilidad de aquel país, es la consecuencia del empobrecimiento del país y de la destrucción de su aparato productivo agropecuario nacional.

La falta de soberanía alimentaría de la República de Haití, producto de las políticas de liberalización comercial acelerada, por un lado, y abandono del campo por otro, le impide al país caribeño enfrentar la escalada alcista de los precios de los alimentos en el mercado internacional, y tener un “colchón” alimentario para protegerse de la inestabilidad en los mercados internacionales y garantizar la alimentación de la población. Su alta dependencia agroalimentaria no le permite proteger a su población de los estragos del hambre. Esta fue una consecuencia previsible del modelo.

Y es qué las últimas tres décadas han sido decisivas para la desarticulación productiva de la economía haitiana actual y el aumento escalonado de la pobreza y las iniquidades sociales. La destrucción de la producción agropecuaria se vincula a una liberalización comercial acelerada e irresponsable, y a un abandono sistemático del sector en la política pública, ha ido sentando las bases para la eliminación de la cohesión social y política del país. La destrucción del campo haitiano, no sólo ha generado pérdida significativa en el empleo y en el producto, pobreza rural e impacto sobre el mercado cambiario y la balanza de pagos; si no que ha generado un enorme movimiento migratorio urbano-rural y hacia el exterior, con todas las consecuencias que este fenómeno conlleva, incluyendo un desarraigo y una pérdida de valores culturales.

Una aproximación general y rápida a la historia económica reciente de Haití permite sacar la conclusión de que ese país no logró una transición gradual que le permitiera una reestructuración económica desde la crisis del modelo sustitutivo de importaciones hasta el modelo neoliberal actual.

La liberalización económica emprendida en Haití en 1981, que incluyó la apertura de los puertos provinciales, y la reducción arancelaria (que pasan de 30 al 10% en los años 80’s), la eliminación de los impuestos a la exportación y licencias de importaciones, se inicia a instancias del Banco Mundial (BM) y la Agencia Desarrollo de los Estados Unidos USAID, quienes para esa época iniciaron una publicitada “estrategia de desarrollo conjunta” para Haití, basada en las cadenas de montaje y la exportación agrícola, que auguraba la conversión de la economía haitiana en el “Taiwán” del Caribe. La historia ha sido diametralmente diferente.

Este proceso de liberalización económica se afianza y continúa, con ciertos altibajos después de 1986 con la pérdida del poder de Duvalier. La segunda oleada neoliberal ocurre en Haití después del período del Golpe de Estado (1991-1994), cuando la política de liberalización comercial es reforzada en 1995 por la eliminación total y/o la fuerte reducción de los aranceles aduaneros a la importación. La estructura de los aranceles se simplificó para llegar a seis tipos: 0%, 3%, 5%, 10%, 15% y 57.8%. El arancel promedio en Haití pasa en 20 años, entre 1982 y 2002, de 27.7% en 1982, a 2.9% en 2002.

La liberalización generalizada del comercio en Haití se afianzó y desarrolló en el marco de un “Programa de ajuste estructural” de los que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) impusieron a los países subdesarrollados a raíz de la Crisis de la Deuda de principios de los 80´s y como una “condicionalidad” para el financiamiento. Estos condicionamientos convirtieron al régimen comercial haitiano en uno de los más abiertos de los países menos adelantados –PMA-.

La misma Organización Mundial del Comercio OMC, en sus tradicionales exámenes de políticas, ha criticado el modelo de liberalización comercial desarrollado en Haití a instancias del Banco Mundial y el FMI. Según la OMC “dada su gran dependencia de los gravámenes aplicados a las mercancías importadas, el país se enfrenta a riesgos crecientes de inestabilidad social, debidos, sin duda, a una liberalización del comercio demasiado intensa. En un contexto de dificultades internacionales, la fragilidad de sus estructuras socioeconómicas es cada vez mayor”. (OMC, 2003).

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“Se acabó la hegemonía de EU en América Latina”: expertos

■ “Obsoletos, los principios de la Doctrina Monroe”: informe del Consejo de Relaciones Exteriores.
■ Recomienda asentar la política de Washington hacia el área en cuatro rubros: migración, pobreza y desigualdad, seguridad energética y seguridad pública.
■ Insta a abrir canales de comunicación con Cuba.
David Brooks (Corresponsal LA JORNADA)
Nueva York, 14 de mayo. “Si hubo una era de hegemonía de Estados Unidos en América Latina, se acabó”, concluye un informe sobre las relaciones de Washington con la región emitido hoy por el centro de estudios de relaciones internacionales más influyente del país.

El informe Relaciones Estados Unidos–América Latina: Una nueva dirección para una nueva realidad fue elaborado por un grupo independiente de expertos patrocinado por el Consejo sobre Relaciones Exteriores (Council on Foreign Relations, o CFR), el cual afirma que “la política estadunidense ya no puede ser basada sobre la suposición de que Estados Unidos es el actor exterior más importante en América Latina”.

Establece que “por más de 150 años la Doctrina Monroe ofreció los principios que guiaban la política estadunidense hacia América Latina, afirmando la primacía de Estados Unidos en las relaciones exteriores de la región. Durante las últimas dos décadas estos principios se han vuelto cada vez más obsoletos”.

El problema ahora, añade, es que “el marco básico de la política en Washington no ha cambiado lo suficiente para reflejar esa nueva realidad”. Por lo tanto, sugiere que los formuladores de política hacia la región tienen que cambiar la manera de pensar: “América Latina no es de Washington para perderla; tampoco es de Washington para salvarla. El destino de América Latina está, en gran medida, en las manos de América Latina”.

Así, el grupo de trabajo insta al próximo presidente de Estados Unidos a comprometerse a trabajar de manera cooperativa con los países latinoamericanos y considera que “la política estadunidense hacia la región debería de complementar las iniciativas latinoamericanas” en rubros como la reducción de pobreza, la mejoría de la seguridad pública y temas como el de la energía.

El grupo, presidido por la ex representante de Comercio de Estados Unidos Charlene Barshefsky y el general James T. Hill, el ex comandante del Comando del Sur de Estados Unidos, e integrado por casi 20 figuras incluidos ex legisladores, políticos, asesores, reconocidos especialistas y guiado con la asesoría de Julia Sweig, directora de Estudios de América Latina del CFR, elaboró una serie de recomendaciones para la política estadunidense hacia la región.

Al señalar que América Latina se ha beneficiado de la “apertura democrática, políticas económicas estables” y el crecimiento económico, reconocen que hay una serie de desafíos para los países del área que surgen de su integración a los mercados globales, así como de la necesidad crítica de “fortalecer instituciones estatales históricamente débiles”. Estos desafíos, subrayan, importan cada vez más para Estados Unidos ya que “los vínculos económicos y sociales cada vez más profundos ligan el bienestar de Estados Unidos a la estabilidad y desarrollo de la región”.

El estudio detalla los factores en esta relación cada vez más integrada: el comercio estadunidense con la zona creció 139 por ciento de 1996 a 2006; América Latina es ahora el principal surtidor de petróleo extranjero para Estados Unidos (casi 30 por ciento de las importaciones comparado con 20 por ciento que trae desde Medio Oriente), y es también la mayor fuente de narcóticos ilegales. Además, la migración se ha acelerado contribuyendo al hecho de que los latinos ahora son 15 por ciento de la población estadunidense y representan casi 50 por ciento del crecimiento de la población. Todos estos factores reflejan cómo “el bienestar de América Latina directamente afecta a Estados Unidos”.

Pero a la vez, a pesar de esta integración, la globalización de América Latina ahora implica que la política estadunidense es sólo uno de varios factores que compiten para influir en la región, y varios países grandes del área ya han diversificado sus relaciones al grado de que Estados Unidos ya no es determinante. A la vez, el informe registra que las percepciones populares de Estados Unidos en la zona han cambiado, con “la estima del liderazgo global y hemisférico estadunidense en su nivel más bajo en la región en la memoria reciente”.

Esta creciente desconfianza, señala, ha permitido que líderes como Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa y hasta Felipe Calderón logren generar apoyo doméstico al criticar a Washington. Agrega el documento que la aparente incapacidad de varios gobiernos para cumplir con promesas de seguridad y prosperidad compartida, han minado la fe en “la democracia representativa”, lo cual ha alentado “la elevación de líderes que prometen amplios cambios políticos y sociales”, como Chávez, que es considerado preocupante por su campaña para “enajenar a América Latina de Estados Unidos y promover políticas exteriores que podrían desestabilizar la región”.

Advierte que a pesar de la liberalización economía, casi 200 millones de latinoamericanos –37 por ciento– viven en la pobreza y eso, combinado con el problema de la desigualdad, genera “barreras” contrarias a los intereses estadunidenses, ya que nutren “polarizacion política y tumulto social, revelando la vulnerabilidad de las instituciones estatales ya de por si débiles, fomentando violencia, obstaculizando el crecimiento económico” y minando a la vez el apoyo a la democracia. “Los ciudadanos latinoamericanos esperan correctamente que la democracia entregue más igualdad, justicia social y prosperidad, no sólo representación formal”, asienta el informe.

Otro fenómeno clave relacionado con fallas en las economías de la región se manifiesta en que casi 18 millones de migrantes latinoamericanos viven en Estados Unidos.

Concluye que hasta ahora el enfoque de la política estadunidense sobre comercio, democracia y droga es inadecuado frente al nuevo panorama, el grupo de trabajo de CFR identifica cuatro rubros que deben ofrecer las bases para la política estadunidense hacia América Latina: migración, pobreza y desigualdad, seguridad energética y seguridad pública.

Recomienda promover una serie de iniciativas de cooperación con el área, particularmente a través de instituciones multilaterales; promoción de una reforma migratoria comprensiva que sea prioridad para el próximo presidente, mayor cooperación en “seguridad energética” con la región, profundizar las “relaciones estratégicas” con Brasil y México, y mayor enfoque en el fortalecimiento de instituciones estatales que son claves tanto para enfrentar problemas de seguridad pública como retos económicos y sociales.

También mantener las relaciones con Venezuela, y buscar que a través de foros multilaterales se aborden las políticas de ese país. Aboga por abrir canales de comunicación formales e informales con Cuba, declarando que “Estados Unidos debería dar una serie de pasos con el objetivo de levantar el embargo contra Cuba”.

Para ver el informe completo: